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El Big Bang de la Era Abierta: a 50 años del momento en el que el tenis se hizo profesional
Ideado por el Mayor Walter Wingfield a fines de 1873, el 'lawn tennis' ganó espacio rápidamente entre los deportes que se popularizaron en Gran Bretaña a fines del siglo XIX. Pero tardaría casi cien años -muchísimo más que el fútbol, por caso- en pisar el campo del profesionalismo y crecer como lo hizo en las últimas décadas. No fue nada fácil para el deporte de las raquetas abandonar el amateurismo, con un tránsito de varias décadas en las que los principales jugadores se destacaban en los grandes torneos y luego eran tentados por empresarios para abandonar la condición amateur y participar en giras con contratos personales.
Los primeros antecedentes sobre el tenis profesional -no oficial- surgen a mediados de los años 20, cuando el empresario estadounidense C. C. Peyle contrató a los mejores del momento, la francesa Suzanne Lenglen -por 75.000 dólares al año- y su compatriota Paul Féret, para disputar exhibiciones a lo ancho de los Estados Unidos. En 1931, el legendario "Bill" Tilden siguió los pasos de los mencionados y también comenzó a realizar giras durante tres temporadas. Esa decisión tuvo una respuesta contundente de parte de la Asociación de Tenis de los Estados Unidos: a los profesionales se les consideró 'personas no gratas' en los clubes de aficionados y se les prohibió a los amateurs medirse con ellos en cualquier partido.
A pesar de las prohibiciones de las entidades oficiales, otras leyendas tomaron el camino del profesionalismo con el paso de los años; entre ellos, Fred Perry, Don Budge (primer ganador de los cuatro Grand Slams en un mismo año, 1938), Bobby Riggs y Jack Kramer. El propio Kramer se convirtió luego en promotor de giras, y de los más exitosos. Uno de los últimos grandes campeones en incorporarse a esa rutina de giras 'pro' fue Rod Laver. A modo de recordatorio: sólo los amateurs podían disputar los torneos de la Federación Internacional, entre ellos los cuatro 'grandes', y desde luego, la Copa Davis. Por esa razón, Laver, que había ganado Australia, Roland Garros y el US Open en un mismo año (1962) y es considerado uno de los más grandes tenistas de la historia, no pudo volver a tomar parte en esos certámenes hasta mediados de 1968, tal como sucedió con otros jugadores de renombre a lo largo de aquellos tiempos.
Pero el mundo cambiaba, con ritmo cada vez más veloz. Aquel 1968 de nacimiento del tenis profesional fue pródigo en impactantes -y terribles- acontecimientos políticos y sociales: la Primavera de Praga, la Matanza de My Lai (Vietnam), la revolución del Mayo francés, los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy, la Matanza de Tatlelolco en México y los Juegos Olímpicos en el Distrito Federal de ese país, y la victoria del republicano Richard Nixon en las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. La Argentina era gobernada por el dictador Juan Carlos Onganía, que había derrocado dos años antes a Arturo Illia, y los títulos del fútbol de ese año quedaron en manos de San Lorenzo, ganador del Metropolitano con los Matadores invictos, y de Vélez, que celebró su primera consagración en el Campeonato Nacional; además, Estudiantes de La Plata, dirigido por Osvaldo Zubeldía y con Carlos Bilardo y Juan Ramón Verón entre las figuras. se coronó campeón del mundo al superar en la Copa Intercontinental a Manchester United, en Old Trafford.
Paralelamente, el tenis también vivía momentos agitados. Algunos torneos trascendentes, como Wimbledon, empezaban a pagar viáticos -mínimos, de 5 libras- a sus participantes. A pesar del esfuerzo de las autoridades, el amateurismo se hacía prácticamente insostenible, porque los empresarios comenzaban a organizar torneos con los tenistas más exitosos y con el apoyo de diversas empresas.
Finalmente, la FIT aceptó la creación de torneos abiertos el 30 de marzo de 1968, en una reunión con la participación de 66 delegados de 47 países, entre ellos la Argentina. En esta apertura pesó la determinación de Wimbledon -torneo pionero en varios aspectos y tradicional en otros- para incorporar a los profesionales; en primera instancia, la FIT no autorizó esta medida y excluyó a la entidad británica, pero como otras federaciones nacionales brindaron su apoyo a la asociación sancionada, la entidad que regía el tenis debió volver sobre sus pasos y abrir la puerta al campo rentado.
Antes de Roland Garros -el primer Grand Slam abierto-, el torneo que inauguró la era Open del tenis se disputó en el West Hants Lawn Tennis Club de Bournemouth, en Inglaterra. La apertura fue el lunes 22 de abril de 1968, sobre césped, con el encuentro entre los australianos Owen Davidson y John Clifton. Se impuso el primero por 6-2, 6-3, 4-6 y 8-6 (el tie-break y los encuentros al mejor de tres sets tardarían algunos años más en llegar) y ése fue el primer encuentro profesional en la historia del tenis. El primer campeón de la era abierta fue otro australiano, Ken Rosewall, que en la definición superó el 28 de abril a su compatriota Rod Laver por 3-6, 6-2, 6-0 y 6-3. Por aquel título inicial, Rosewall recibió un premio de 1000 libras esterlinas, el doble que Laver. De forma paralela también se disputó el torneo de damas, y la primera campeona fue la británica Virginia Wade, que superó en la final a Winnie Shaw por 6-4 y 6-1.
Aquel torneo inaugural contó con una excelente respuesta del público, que triplicó la recaudación respecto del año anterior. Semanas después, en París, en una nueva reunión global de la FIT se determinó que sería legal cobrar por jugar y se impuso que cada federación nacional podía definir la condición de cada jugador de su país, todavía con diversas limitaciones que se reducirían con el transcurso del tiempo.
Medio siglo después, Tito Vázquez, excapitán del equipo argentino de Copa Davis y que por entonces estaba radicado en los Estados Unidos como uno de los jugadores promisorios de aquella época, recuerda esos momentos para LA NACION: "Era una época linda, donde todavía había un cierto romanticismo, cuando los jugadores se ocupaban de todo. Nosotros escribíamos a los torneos con nuestros resultados para ver si te invitaban, o qué garantía te daban. Recuerdo haber visto en el vestuario de un torneo a Rod Laver, que ya era el campeón del mundo en esa época, entrar a la ducha y lavarse su propia ropa, las medias, los calzoncillos…"
Aquella apertura al profesionalismo revolucionó el mundo del tenis. Nada volvió a ser igual, con cambios que terminarían por expandirlo definitivamente al resto del mundo: surgieron cientos de modelos de raquetas, la TV ingresó para llevar las imágenes a los confines del planeta, y la aparición de figuras y personajes de leyenda terminaron por convertirlo en uno de los deportes más populares.
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