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Djokovic no puede con la historia grande de Laver
La caída del mejor del mundo mantiene la leyenda: el australiano, un fuera de serie de otro tiempo, sigue siendo el único jugador que consiguió el Grand Slam en una misma temporada
LONDRES.- El trono de Rod Laver descansa en paz. Al menos, lo hará un año más. Novak Djokovic perseguía la marca del australiano, el único tenista que conquistó los cuatro torneos de Grand Slam en un mismo año en la era abierta. Pero una vez más el Nº 1 del ranking se quedó con las ganas. Campeón en Melbourne y en París, el serbio, que domina el circuito masculino a su antojo, llegó a Londres dispuesto a atrapar el récord de Laver. No lo logró. Sam Querrey, un estadounidense grandote y que tiene un martillo en el saque, lo echó en la tercera rueda de Wimbledon por 7-6 (6), 6-1, 3-6 y 7-6 (5), en 2h57m. "Sam jugó espectacularmente", subrayó Nole. Mientras, Querrey no podía explicar cómo le torció el brazo al mejor del mundo: "Fue una victoria increíble", comentó, simplemente.
El encuentro se partió en dos porque lo quiso la lluvia. Empezó el viernes en la cancha 1 y de entrada el estadounidense mostró los dientes, dispuesto a no dejarle el camino fácil al serbio. Le ganó un primer set parejo en 50 minutos. Y se agrandó en el segundo, de 22 minutos. El público, atónito en el All England, no podía creer lo que estaba viendo. El dueño del circuito masculino no podía con el 41º del planeta. Entonces apareció el agua y puso en pausa el juego por un día. "Dormí bien, soy un tipo muy tranquilo. Cené con mis padres, mi novia y algunos amigos. Nada especial", contó Querrey. El regreso a la pista parecía poner las cosas en su lugar. Nole, en media hora, se llevó el tercer parcial. Sin embargo, cuando en Wimbledon ya estaban proyectando la recuperación de Djokovic, el americano volvió rebelarse. Se llevó el cuarto set y el sueño de Nole de firmar el Grand Slam.
No cree Djokovic, en cualquier caso, que exista una suerte de maldición que le impida conquistar los cuatro grandes en una misma temporada. "Me quedo con las cosas positivas de la vida. Intenté ganar el Grand Slam en dos ocasiones, pero no lo conseguí. Prefiero centrarme en lo que obtuve que en lo que no", convino Nole, que llevaba 30 victorias seguidas entre Wimbledon, Flushing Meadows, Australia y Roland Garros y se quedó en la puerta de otro récord de Laver (31). Una estadística que lidera el estadounidense Don Budge, que entre Wimbledon 1937 y Estados Unidos 1938 encandenó 37 triunfos. "No estaba pensando en ninguna otra cosa. Mi cabeza estaba en Wimbledon, pero cuando uno juega en esta superficie, contra alguien que tiene el servicio de Sam, todo puede pasar. Ahora, lo primero que tengo que hacer es estar tranquilo y relajarme", reflexionó Djokovic, que se fue de la Catedral "sin preocupaciones".
No estuvo cómodo el serbio en la cancha, y tampoco en la sala de prensa. No es un buen perdedor (no está muy acostumbrado a caer: éste fue su cuarto traspié en 2016, y el 150º de su carrera). Respuestas secas, tajantes; sobre todo, escuetas. Pero nunca culpó a la lluvia. Y podría haberlo hecho. El partido que se canceló anteayer por el agua sufrió ayer cuatro cortes más. Están indescifrables las nubes en la Catedral, aunque no es ninguna novedad. "No quiero poner excusas. Las circunstancias fueron iguales para los dos. No es necesario hablar de las interrupciones por la lluvia ni de las condiciones", dijo el ganador de 12 grandes. Pero no pudo con su genio. "Estoy más cómodo en la cancha central", rescató. ¿Por qué? "Porque juego 90% de mis partidos ahí. Estoy más acostumbrado". Dejó entrever el serbio que no andaba fino físicamente. "¿Estabas al 100%?", le preguntaron. "No realmente, pero no son el momento ni el lugar como para hablar de eso", advirtió. Y remató: "No insistan con el tema. No quiero hablar".
Prefirió, en cambio, elogiar a Querrey, criado en California, que ya le había ganado en 2012, en el Masters 1000 de París. "Sacó muy bien, como siempre. Y eso fue decisivo, ganó un montón de puntos gratis con su primer servicio (15 aces). Él fue muy agresivo y lo pagué. Me dominó", cerró Djokovic, que no puede con Laver. El anhelo de igualar la hazaña que el australiano, por cierto, logró dos veces (1962 y 1969), debe seguir esperando.
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