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Djokovic, el inconformista que va por todo y venció a Federer en su propio jardín
LONDRES.– Son casi las seis y media de la tarde de un fresco domingo londinense que empezó con llovizna y termina derramando el sol por los rincones del Centre Court de Wimbledon. Novak Djokovic y Roger Federer, dos de las leyendas del tenis, combaten desde hace cuatro horas a un ritmo infernal.
Llegan al quinto set y el suizo, ocho veces campeón en el All England, le quiebra el servicio al serbio, adelantándose 8-7, con la inmejorable posibilidad de sacar para el título. Los espectadores, literalmente, enloquecen. Se abrazan. Gritan. Se ponen de pie, se sientan en sus butacas, se vuelven a parar. Más de un vaso de cerveza rueda por los escalones de las tribunas. A nadie le entra en la cabeza que Federer pueda perder semejante oportunidad; ni al más pesimista.
"¡Lets go, Roger, lets go! ¡Lets go, Roger, lets go!", ruge la Catedral. Sin exageraciones, más del 80 por ciento del público está en favor del helvético, un ejemplo de vigencia en la elite. Roger saca y se coloca 40-15, con dos puntos para campeonato. Hay escenas de histeria. El primero se diluye, tras un error con el drive. Pero el gran Roger posee uno más. Los fanáticos se comen las uñas; algunos no quieren ni ver, se tapan con los sombreros. Federer, 40-30, sirve al centro, Djokovic bloquea, el suizo golpea de drive y sube a la red para coronarse con alguna sutileza, pero con una facilidad abrumadora el balcánico lo deja atontado con un passing cruzado que actúa como una daga en el pecho.
Federer deja las próximas dos pelotas en la red y cede su saque. Seguirán jugando 40 minutos y varios games más, pero ese momento tendrá un efecto decisivo, sobre todo desde lo anímico. Empatan 12-12 y, tal como se implementó en esta edición del torneo, juegan el tie-break. Roger parece aturdido y Nole, con la guardia en alto. Van cuatro horas y 57 minutos, saca Federer 3-6, pero engancha una pelota y se pierde en la inmensidad del estadio. Djokovic, el número 1, es el gran campeón, al imponerse por 7-6 (7-5), 1-6, 7-6 (7-4), 4-6 y 13-12 (7-3).
Alcanzó a Bjorn Borg
Djokovic es uno de los tenistas más efectivos de la historia, inclusive, compitiendo en la era de Federer y Rafael Nadal, con lo que ello significa. Ganó Wimbledon por quinta vez, igualando la línea de Bjorn Borg. Lo hizo con una extraordinaria capacidad atlética, lucidez en momentos comprometedores, desplazamientos sobrenaturales y una devolución tan efectiva que desmoraliza al más optimista. Con 16, redujo su diferencia con los máximos ganadores de trofeos de Grand Slam, frente a los 18 de Nadal y a los 20 del helvético. Y se encumbró como el primer campeón de Grand Slam en salvar match points en la final desde que Gastón Gaudio lo hiciera en Roland Garros 2004. En el All England no sucedía algo así desde Bob Falkenburg en 1948.
"Es irreal tener dos puntos de partido en contra y ganar el match. Esta fue, si no la más emocionante final que he jugado, la top 2 o top 3. Jugué contra uno de los mejores de la historia, a quien respeto mucho. Sé que lo he dicho antes, pero cuando tenía cuatro o cinco años y soñaba con ser tenista, este era el torneo que soñaba con ganar", explica Djokovic, que después de saludar a Federer y al umpire (el argentino Damián Steiner), empezó a observar a los distintos costados del estadio, estudiando la reacción del mismo público que hasta hacía pocos minutos deseaba fervientemente que perdiera. Se puso en cuclillas, cortó un poco de césped con la mano y se lo comió, saboreándolo. Recién allí la gente se rindió ante su demostración de poder. Nole se adueñó del respeto de los exigentes británicos, pero no es reverenciado del modo en que lo es Federer, claramente. Y en varios momentos del torneo debió lidiar con ese karma.
Roger ganó más puntos: 218 a 204
Djokovic y Federer, cada uno con su estilo, erizaron la piel. El serbio, un contorsionista con raqueta. El suizo, un violinista clásico. Federer comenzó lanzando reveses con slice, una y otra vez, cortando el aire y acariciando la pelota, como preludio de una definición de jugada mucho más violenta a partir de su drive. De esta manera intentó que Djokovic tuviera que agacharse hasta posiciones subterráneas y no pegara cómodo con tiros a la altura de la cintura. Pero elástico y siempre bailando encima de la pelota, el nacido en Belgrado resistió el acoso y la pimienta de esos tiros de autor de Federer, traduciéndolos en respuestas hirientes.
Ritmo cambiante, caliente, tenso. Así fue el juego durante la final más extensa de la historia. Es curioso, pero Federer terminó con 14 puntos ganados más que Nole (218 frente a 204). Fueron 94 los winners anotados por el mejor jugador de la historia, pero cometió 62 errores no forzados; en esos ítems, Djokovic fue más parejo, con 54 tiros ganadores y 52 errores no forzados. Roger, además, quebró el saque de Nole siete veces y el balcánico lo consiguió en tres de sus ocho oportunidades. Las estadísticas, en algunas oportunidades, no explican demasiado lo que sucede al final.
"No sé si perder 6-2, 6-2 y 6-2 se sentiría mejor. Al final, no importa… Quizá te sientes más decepcionado, triste o enfadado. No sé lo que siento ahora mismo. Solo siento que es increíble la oportunidad perdida, no me lo puedo creer. Soy muy fuerte en pasar página y no quiero estar deprimido por lo que ha sido, en realidad, un grandísimo partido de tenis", masculló de bronca Federer, que de todos modos, siempre caballero, celebró seguir siendo una "inspiración" cuando en menos de un mes cumplirá 38 años y sigue compitiendo como si fuera un veinteañero. De hecho, con 37 años y 240 días hubiera sido el campeón más longevo de un Grand Slam. Pero ello, por ahora, deberá esperar.
Djokovic, el tercer jugador con más triunfos en el All England (72 victorias), detrás de Federer (101) y Jimmy Connors (84), acelera, a los 32 años, para tratar de superar los registros que solo parecían propiedad de Roger y Rafa.
"¿A que sabía el césped?", le preguntaron a Nole después de la final. "Tenía un sabor increíble. Todavía la sigo digiriendo", sonrió. Quien no podrá digerir la caída, por mucho tiempo, será Federer.
Números para la historia
Las estadísticas, a contramano del resultado
Aunque parezca increíble, casi todos los números de la final favorecieron a Federer. El suizo anotó 25 aces contra sólo 10 de Djokovic; tuvo menos dobles faltas (6, contra 9), mejor porcentaje de primeros y segundos servicios, y quebró más veces (7 de 13, contra 3/8 de Nole); convirtió muchos más winners (94 a 54), cometió algunos errores no forzados más (62 a 52) y terminó con más puntos ganados (218 a 204)... Pero el ganador de la final fue el serbio Djokovic.
El campeón, todo un especialista en cinco sets
Con su victoria de ayer, Djokovic extendió a 30-10 su récord en partidos de cinco sets, con una efectividad del 75%. Del otro lado, Federer quedó en 30 triunfos y 22 caídas cuando llegó a los cinco parciales. Entre ambos, el serbio ganó las cuatro veces que alcanzaron el límite de cinco sets: US Open 2010 y 2011, y Wimbledon 2014 y 2019.
El récord que sólo alcanzó un suizo... y no es Roger
Federer se quedó con las ganas de derrotar por primera vez a Nole Djokovic y a Rafael Nadal en el mismo Grand Slam. Ese logro sólo tiene un antecedente, a cargo de otro suizo: Stan Wawrinka, que superó al serbio en cuartos de final y al español en la definición del Abierto de Australia 2014.
- 9 minutos. Esa es la diferencia por la que el duelo entre Federer y Djokovic superó como la final más larga de Wimbledon a la que el suizo y Rafael Nadal disputaron en 2008, con 4h48m. Fue también el partido más largo del torneo y el único que requirió llegar al nuevo sistema de tie-break (12 iguales en el quinto parcial).
- 75 es el total de títulos de ATP que consiguió Djokovic, tres de ellos en 2019; además de Wimbledon, se impuso en el Abierto de Australia y el Masters 1000 de Madrid. Desde 2006, el serbio ha ganado al menos dos trofeos por temporada.
- 11 son las derrotas que sufrió Federer en finales de Grand Slam. El suizo cayó en seis ocasiones ante Rafael Nadal, y en otras cuatro frente a Novak Djokovic. ¿La restante? Contra Juan Martín del Potro, en el US Open 2009.
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