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Diego Schwartzman cayó ante el español Rafael Nadal en los cuartos de final de Roland Garros. Fue por 6-3, 4-6, 6-4 y 6-0, en un partido disputado en el estadio Phillippe Chatrier ante unos 5000 espectadores. El tenista argentino no podrá repetir lo hecho en 2020, cuando alcanzó las semifinales del Grand Slam sobre polvo de ladrillo.
El juego arrancó parejo, con potencia desde el fondo de la cancha. Con los minutos, el ritmo de partido empezó a subir bajo el sol de París, en un estadio con público, aunque no completo por las restricciones existentes.
Nadal se llevó el parcial por 6-3 luego de quebrar dos veces el saque de Schwartzman. En el primero se colocó 4-2, pero el argentino inmediatamente le devolvió el quiebre a Nadal. Pero luego, con autoridad, el español volvió a romper el servicio del Peque y luego remató con el suyo para quedarse con el set. Entonces asomó un dato que no invita precisamente al optimismo de los seguidores de Schwartzman: las 96 veces que Nadal ganó el primer set en Roland Garros, ganó el partido...
El argentino comenzó la segunda manga hecho una tromba y decidido a empatar: llegó a estar 3-0 arriba. El español, fiel a su ADN, varió sus tiros y comenzó a sacar de la base a Schwartzman. Conclusión: el marcador se puso 3-3 con un game en blanco (40-0) del mallorquín. Fue un momento de equilibrio. Hasta que en el séptimo game el argentino mostró su mejor juego. Fue 4-3, primero, y luego 5-4. Hasta que en el décimo juego, y tras tres errores no forzados de su rival, El Peque consiguió igualar el marcador. Un set para cada uno.
El tercer parcial se decidió en el noveno game, cuando Nadal quebró el saque del argentino. Más ofensivo, haciendo correr al Peque por toda la cancha, el mallorquín llevó al argentino al quiebre, a sabiendas de que en el juego siguiente tendría todo a su favor para quedarse con el set y encontrar la ventaja de dos parciales a uno. Eso ocurrió: en el décimo juego Nadal casi no le dejó hacer nada al argentino y el tercer set fue para el español por 6-4. Era un partidazo entre dos gladiadores que dejaban todo su tenis y, sobre todo, su físico, en la cancha.
El cuarto set tuvo dos quiebres del español en los tres primeros games. Fue una afrenta demasiado grande para Schwartzman, que dejó de correr y de jugar con la cabeza. Enfrente, Nadal olió sangre y llegó a coleccionar siete juegos consecutivos. El argentino debió sacar 0-4 para ponerle algo de incertidumbre a un partido que, a esa altura, parecía definido: luchó, pero perdió el saque. Nadal, 5-0 adelante, sacó para partido y lo cerró, fiel a su estilo, sin titubeos. Sin dejar respirar a su rival. Como un ave de carroña cuando sabe que su presa está moribunda.
El español crece cuando se sabe contra las cuerdas. Y al promediar el tercer set estuvo complicado. Pero zafó y, a fuerza de tiros ganadores, dio vuelta el encuentro a su favor. El rey del polvo de ladrillo sigue adelante y está entre los cuatro mejores de Roland Garros.