Diego Schwartzman perdió en su debut en el ATP de Lyon y sigue lejos de su mejor versión

Diego Schwartzman (10° del mundo) sigue sin poder enmendar su confianza ni elevar el nivel en el circuito. El argentino llegó al ATP 250 de Lyon siendo el tercer favorito, salió adelantado en el cuadro, pero cayó muy pronto, en su debut en la segunda ronda, frente al experimentado francés Richard Gasquet (34 años, actual 52° del ranking, 7° en 2007) por 6-3 y 7-5, en 1h36m.

La gira europea sobre polvo de ladrillo (siempre tan valiosa para los tenistas nacionales), hasta aquí, mostró al Peque Schwartzman muy lejos de su rendimiento, con cinco derrotas (en las presentaciones en Montecarlo, Madrid, Roma y Lyon, y en los cuartos de final de Barcelona) y solamente dos triunfos (en la segunda rueda y en los octavos de final del Conde de Godó). A pocos días del comienzo de Roland Garros, desde el 30 del actual, donde el año pasado alcanzó las semifinales, el panorama se presenta muy dificultoso para el porteño.

Frente a Gasquet, que llegó a Lyon con un récord de tres victorias y cuatro derrotas en la temporada, el jugador entrenado por Juan Ignacio Chela se mostró impreciso y sin la intensidad que lo caracteriza. Además, tuvo pobres registros en el servicio: cometió cinco doble faltas, logró el 47% de primeros saques, ganó el 57% de puntos con el primer servicio y el 45% con el segundo. Gasquet, que no derrotaba a un Top 10 desde agosto de 2019 (a Kei Nishikori, por entonces 10°, en Montreal), le rompió cinco veces el saque al argentino.

Un símbolo de la impotencia de Schwartzman se observó en el segundo set, cuando arrojó la raqueta después de que Gasquet le quebrara el saque en el tercer game. El Peque, que recibió una advertencia por parte del umpire Greg Allensworth, se caracteriza por ser un jugador muy correcto en el court y nunca se lo ve desquitarse con la raqueta.

Schwartzman, con orgullo, salvó dos match points con Gasquet sacado 5-4 en el segundo set, pero el argentino volvió a ceder su servicio de inmediato, el europeo de exquisito revés a una mano sacó 6-5 y ya no volvió a fallar. En los cuartos de final se medirá con Karen Khachanov.

Gasquet ahora lidera 4-1 el historial con Schwartzman. Antes de este choque en Lyon, el Peque había ganado trece sets consecutivos contra jugadores franceses desde su derrota más reciente contra Gasquet, precisamente, en el Masters 1000 de Cincinnati 2019.

“Le pido perdón al torneo y a la gente que estaba mirando. Creo que hacía tres años que no rompía una raqueta. Había dicho que no lo iba a hacer más, pero lo necesitaba, tenía mucha furia adentro. A partir de ahí jugué un poquito mejor, encontré algunos games que era para ilusionarme de encontrar mi nivel, había encontrado el break, sacado bien. Pero la realidad es que viene siendo una gira en la que tenía muchas expectativas, pero no se hicieron realidad, todo lo contrario, viene siendo muy malo, estoy jugando mal y es difícil ganar a este nivel. Vengo entrenando y haciendo todo lo que está a mi alcance para reencontrarme con lo que pude hacer con estos últimos años en el circuito y ganar muchos partidos y ser regular, pero entré en una ola en la que entro en la cancha y las cosas no están saliendo, está complicado, no encuentro respuesta adentro de la cancha y está a la vista los resultados con distintos jugadores y distintos estilos. “, explicó Schwartzman, con sinceridad.

Diego no está inscripto en ninguno de los ATP 250 que se juegan la semana próxima (Parma y Belgrado), previos al Abierto de Francia. Antes de trasladarse al Bois de Boulogne participará de un torneo de exhibición en la academia de Patrick Mouratoglou (coach de Serena Williams).

“Busco tratar de sumar un poco más de competencia aunque no sea por los puntos, algunos partidos más que me sirva para acomodar las piernas, los golpes -dijo Schwartzman-. Vengo jugando un partido cada siete u ocho días, obviamente por mi culpa. Lo que mejor me hace es lograr seguidilla de partidos y jugar poco me afecta más, agrava la situación en la que estoy. El entrenar y estar predispuesto día a día, si después caes en la competencia, te frustra y empezás a caer, por más optimismo que tengas. Iré ahí para tratar de alimentar un poco el ego y sentir que me llevo las pelotas, como decía de chico, cuando termino el partido. Mucho más que eso no es: una preparación para llegar (a Roland Garros) con un poco más de ritmo”.

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