Del Potro-Delbonis: la intimidad de una jornada muy esperada y en la que brotaron los recuerdos y la emoción

Filas extensas en las afueras del Buenos Aires Lawn Tennis Club. Expectativa. Ansiedad. No es una tarde-noche más. Hay un clima especial. Se percibe, se siente a cada paso. Desde temprano. Son las 18 y mientras Sebastián Báez vence al joven danés Holger Rune por 7-6 y 6-3 en el Court Central Guillermo Vilas, la otra gran atracción del momento ocurre a unos pocos metros. Cerca de cincuenta personas, la mayoría chicos y adolescentes, se apilan contra los separadores con la zona de jugadores, coreando el nombre de Juan Martín del Potro antes de que la Torre de Tandil vaya a entrenarse en la cancha auxiliar. La expectativa por su partido por el Argentina Open ante Federico Delbonis está por las nubes.

Hay filas de alrededor de 50 metros solo para verlo entrenar junto a Sebastián Prieto, su coach, sin contar a quienes se asoman por los agujeros de la lona que cubre las canchas. Algunos fanáticos lo esperan con banderas hechas para la ocasión; Pablo y su hijo Lucas le dedican el mensaje #DelpoNoTeVayas, mientras que Gisela resume su devoción por el excampeón de Copa Davis y US Open en un “Gracias Delpo”. Otros, como Mauro, van incluso más allá: ostenta una selección de recortes periodísticos de los momentos más destacados del tandilense. “Juan Martín es uno de los pocos que se puede sentar en la mesa de Gaby Sabatini y de Vilas”.

Al lado de Del Potro entrenan Diego Schwartzman junto a Juan Ignacio Chela, una dupla que también despierta los aplausos del público argentino a su llegada y salida. El número 14 del mundo también se quedará a ver a su compatriota, del que prefiere no especular sobre su futuro: “Eso lo sabe solo él. Está volviendo para disfrutar el tenis y pasarla bien adentro de la cancha. Después él verá qué expectativas y objetivos tiene”, afirma a LA NACION.

Los padres del Peque, Ricardo y Silvana, también dicen presente para ver el encuentro: “Es alguien a quien respeto mucho como jugador, ojalá que siga. Para mí es el número uno de Argentina, más allá de las lesiones que tuvo”, valora Ricardo. Rolando Schiavi, que entabló una fuerte amistad con Delpo en el Masters de Shanghai de 2013, también se muestra optimista: “Esperemos que siga disfrutando adentro de una cancha”. Luego, compartió la zona de plateas junto con la madre (Patricia) y la hermana (Julieta) de Del Potro. En los palcos está Gaby Sabatini, infaltable. Y cerca, el Mago Coria, capitán del equipo de Copa Davis. Nadie quería faltar. ¿Cómo faltar en una noche tan especial en la Catedral del tenis nacional?

Acercándose ya la hora se pronuncia también Sebastián Wainraich, que después de conducir su programa radial en el BALTC concurrirá a su primer partido de Del Potro en vivo y en directo. “Me genera emoción. Está en la mesa de los grandes deportistas argentinos de toda la historia”. Su actitud frente a que sea también la última es ambivalente, prefiere dejarlo en manos del tandilense: “El deseo es que siga jugando, pero hay que tratar de disfrutar lo que nos va a dar hoy. Que después haga lo que quiera”.

Faltando cinco minutos para las 20 llega al recinto el “Team Delpo”, que viajó por cinco horas desde Tandil para acompañar al representante de su ciudad, como siempre lo han hecho. Para Winnie, uno de sus integrantes, este puede ser el partido más especial que presenciarán: “Sabemos todo lo que hizo para estar acá, en su país, con su gente y su familia”. Pase lo que pase cuando culmine la noche, será difícil que del Potro sienta más cariño de su público que hoy. Cerca de 5000 personas vibraron con el regreso de uno de los héroes del deporte argentino. Tras casi 1000 días de ausencia. Una noche en la sobraron los recuerdos y la emoción. Y que terminó con la despedida de Juan Martín: “Me quería despedir acá, con ustedes, y no en una conferencia de prensa”. Y empezó, en medio de las lágrimas, su nueva vida fuera del tenis.

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