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Coronavirus. La crisis que desata la pandemia en todas las esferas del tenis: rentado, académico y profesores
El tenis profesional es un deporte globalizado. En una misma semana el circuito puede distribuir sus categorías en California, Abuja, Lyon, Pekín y Guayaquil. Por ello será uno de los de últimos en normalizarse. Mientras el brote de coronavirus no esté controlado, no habrá acción oficial/internacional. Ello provoca dificultades de todo tipo para los protagonistas que viven del deporte (no sólo los jugadores).
El daño podría dividirse en niveles. Están aquellos tenistas (y grupos de trabajo) que se desempeñan en la elite de la ATP y la WTA, que están frustrados por no poder competir, pero tienen estabilidad económica. Los que se encuentran fuera del Top 200 y afrontan esta inacción con angustia. En el ámbito nacional, los "profes" y entrenadores de clubes de barrio y complejos privados que, desesperados, se encuentran con que, sin clases, no recaudan dinero y deben recurrir a sus ahorros, si es que los tienen. Los árbitros no tienen ingresos y los comercios de artículos de tenis están cerrados.
"Esta es como una guerra sin aviones ni bombas", le dice a LA NACION, contundente, Fabián Blengino, ex coach de Guillermo Coria y Agustín Calleri. Y evalúa: "Para mí, el tenis de alto rendimiento estará suspendido hasta fin de año. Supongamos que en unos meses el virus se termina en Europa, pero en otros continentes sigue. ¿Qué hacés? ¿No les permitís ir a los jugadores de esos continentes? ¿Los recibís y les hacés un test de coronavirus? No, así no". Kevin Konfederak, uno de los entrenadores de Guido Pella (35º del mundo), agrega: "Ojalá me equivoque, pero veo muy difícil que este año se juegue al tenis".
Blengino y Konfederak comparten un grupo de WhatsApp organizado en las últimas horas y en el que hay unos 90 entrenadores de tenis del país, creado para pensar ideas y tratar de hallar opciones que se puedan poner en marcha el día que en la Argentina la cuarentena permita ciertas libertades y se "abran" los clubes. Se piensa en una competencia local que involucre a todos, desde el primero en el ranking (Diego Schwartzman, 13º) hasta los juniors.
"Es probable que en un momento acá tengamos los clubes abiertos, pero se siga sin poder viajar. Entonces, un torneo local puede actuar de motivación y entrenamiento. Sería bueno armarlo en conjunto con la Asociación. No estarán los incentivos económicos de ATP, claro. Pero imaginá qué lindo es para un chico que suele jugar clasificaciones de Futures, verse en el mismo cuadro que un jugador de elite. Vamos a hacer un documento con un potencial sistema de competencia y lo presentaremos en la AAT. No hay fecha porque no sabemos, pero sí queremos tener algo armado para el momento en que tengamos libertad. Tomando recaudos sanitarios, con la salud como prioridad", apunta Konfederak.
"Hasta que todos no puedan viajar, el tenis no va a volver", razona Facundo Mena, de 27 años y 216º del ranking ATP. Su condición, la de un jugador que prácticamente no posee patrocinadores y que está lejos de poder sostenerse desde lo económico sin competir (ya de por sí tiene limitaciones pudiéndolo hacer), es de las más complicadas de la pirámide. Nacido en Temperley, sur del conurbano bonaerense, Mena dice pertenecer a una estructura que lo hace sentir "marginado". El Consejo de Jugadores de la ATP, presidido por Novak Djokovic, sólo muestra representantes para los jugadores que están dentro del Top 100. En la distribución oficial de tareas, quienes están afuera de ese ranking, no tienen delegados. "Los que estamos atrás del puesto 100 no pinchamos ni cortamos", lamenta Mena. "Es un momento para replantearse todo el sistema", cree Konfederak.
Hay conversaciones entre distintos jugadores para tratar de impulsar que la ATP les otorgue un subsidio a los más necesitados, pero es una idea, hasta el momento, sin avances. En este período sin competencia la ATP sólo les ofreció a los jugadores, en forma on-line, la posibilidad de consultar a los fisioterapeutas y nutricionistas del organismo. También pusieron a disposición a un preparador físico para elaborar rutinas.
"Este año viajé a Australia, acompañado por mi entrenador [Cristian Kordasz], lo que fue un lujo que me pude dar. En total, en 2020, gasté unos 14.000 dólares y, por torneos jugados, gané casi 17.000. No tengo sponsor de ropa; me la compro yo. Dos pares de zapatillas me duran entre tres y cuatro semanas, dependiendo de la superficie; en cemento se queman más rápido que en polvo de ladrillo. Sólo tengo sponsor de raquetas y de cuerdas. Pienso en el futuro y es preocupante. Hablo con compañeros del tour y están mal; el otro día me comuniqué con Pedro Cachin [372º], por ejemplo, y lo vi cabizbajo, tirado en la cama. Y todos estamos igual. El tenis es un deporte individualista, pero es momento de unirnos", describe Mena, que ve con entusiasmo la chance de que haya una competencia nacional y hasta pueda ser televisada. "Podríamos exhibir en las camisetas los nombres de quienes nos apoyen: una marca, también un municipio, un restaurante, un comercio", propone.
Los hombres y las mujeres que no integran la elite del circuito encuentran en los Interclubes de Europa, desde marzo a fines de agosto, un salvataje financiero primordial para planificar la temporada. Hay distintas categorías y niveles de competencia, pero un jugador ubicado en el puesto 300º o 400º puede llegar a recaudar 10.000 euros en un mes y medio (también hay premios más onerosos; incluso, hay jugadores del Top 100 que participan). Pero la Covid-19 canceló los interclubes 2020, originando heridas económicas difíciles de sanar.
La Asociación Argentina de Tenis no hará contribuciones de dinero para los más afectados por la crisis. Tampoco suspenderá el pago de los carnets, porque ello representaría "una debacle" para la tesorería, según le comunicó la AAT a LA NACIÓN, en un año en el que no contará con los ingresos por los Interclubes (generalmente empiezan en marzo). Sí atenderán casos puntuales. El consejo directivo se mantiene en contacto en forma virtual y la entidad tiene puesta la atención en dar, en formato online, herramientas de capacitación de las distintas áreas. La AAT bajó la recomendación de que los más golpeados por la inactividad intenten inscribirse para el Ingreso Familiar de Emergencia, la medida del Gobierno que consta de la entrega de $ 10.000 para los trabajadores informales o monotributistas sociales y de las dos primeras categorías.
En 2019, la AAT recibió US$ 600.000 por la tarea del equipo en la Copa Davis y parte de ese premio se iba a destinar a la construcción del –históricamente postergado– Centro Nacional, en Parque Sarmiento y tras un acuerdo con el Gobierno de la Ciudad, pero el proyecto se archivó por la pandemia. A partir de allí, hay federaciones que quieren saber cómo la AAT, más allá del pago de sueldos y obligaciones, readecuará su presupuesto para asistir a sus afiliados. Los clubes, asimismo, les están enviando cartas a sus socios pidiendo que se pague la cuota en tiempo y forma para afrontar las erogaciones habituales.
Por otro lado, Matías Lammens, ministro de Turismo y Deportes de la Nación, oficializó una batería de medidas para empresas turísticas y clubes. Entre ellas, la reducción o postergación del pago de los aportes patronales y contribuciones sociales del mes de marzo, el pago de asignaciones compensatorias al salario para clubes con menos de 100 empleados. Los que tengan una nómina superior podrán acceder a los programas de Recuperación Productiva (Repro), que establece una prestación mínima por trabajador de $ 6000 y un tope de $ 10.000. La medida es exclusiva para quienes están en relación de dependencia.
Las academias, golpeadas
Otra sección del tenis sacudida es la de las academias. La inactividad estorbó el pago de los sueldos de los profesores. Blengino, cuya academia funciona en Parque Norte, les envió una carta a los padres de sus alumnos pidiéndoles colaboración: "En mi academia somos siete y necesito seguir pagándoles a los profes. A los papás les pedí, sin ninguna obligación, si podían pagar el 50 % de abril. Fueron comprensivos y algunos quisieron pagar el total. Quizá la AAT podría hablar con Lammens para conseguir alguna ayuda para los profesores". Cerca de allí, en Banco Nación de Vicente López, Mariana Díaz Oliva hace malabares para cumplir con todo en su academia: "La situación angustia. Tengo seis entrenadores, tres preparadores físicos y una psicóloga; y muchos de ellos alquilan. En marzo trabajamos medio mes y la mayoría de la plata para los sueldos de abril sale de mi bolsillo. Nos encontramos con la generosidad de alumnos que nos depositaron pese a no tener clases. Esa solidaridad me hizo llorar. Ya de por sí la legislación para los monotributistas es mala. Yo, por ejemplo, paré de trabajar cuando tuve a mis hijos y no tuve ingresos".
La situación en las academias y clubes del interior del país es igual de alarmante que en Buenos Aires. Lo certifica Carlos Abugauch, en Córdoba: "Hace 40 años que me dedico al tenis y nunca pasamos por algo igual. Me especializo en los juniors, teníamos un calendario armado y se nos cortaron todos los proyectos. Trabajo en el club Unión de Oncativo, donde alquilo las canchas y gano lo que cobro de las clases y entrenamientos. Esto nos perjudicó mucho. Estamos totalmente parados. En la academia tenemos chicos de otras provincias y les tuvimos que decir que se fueran a sus casas. Si bien estamos en contacto, les paso videos y consejos, no cobro por eso. Trabajé 12 días del mes de marzo y se terminó. Vivo de los ahorros".
En Mar del Plata, en el club Teléfonos, Bettina Fulco observa el panorama, hace cálculos y también se inquieta: "En la academia, entre chicos y adultos, tenemos unos 120 alumnos y me acompañan diez profesores, que necesitan el sueldo como todos. Está todo parado, pero decidimos que los cancheros sigan yendo cada tanto para mantener el estado de las canchas. En Mar del Plata, además, suele haber viento y, sin polvo, las canchas se pelan, quedan pura piedra. La bolsa de 30 kilos de polvo de ladrillo sale 270 pesos y para acondicionar una cancha se necesitan seis bolsas, es decir 1620 pesos. Y en el club contamos con cuatro canchas en total".
Fulco, además, es entrenadora de Solana Sierra, jugadora de 15 años que en febrero ganó el torneo JB1 de Brasilia, aspiraba a destacarse en la Copa Vendimia de Mendoza (desde fines del mes pasado) y clasificarse para Roland Garros junior: "Lo más difícil para chicas como Solana es controlar la ansiedad de no saber cuándo competirán. Mi deseo es que se hagan varios torneos en el país, sería un lindo incentivo. Quizá, la AAT podría destinar a esos hipotéticos torneos una parte del dinero reservado para los futures o los challengers".
Profesores contra las cuerdas
En la base de la pirámide, los profesores de los clubes de barrio están abatidos. Son los más desprotegidos. No tienen mutual ni resguardo económico. Cuando llueve, pierden el día; cuando tienen problemas físicos, pierden el día. Por lo general, no son empleados de los clubes: abonan un canon fijo o por las horas asignadas de la cancha (las usen o no) y facturan dependiendo de las clases que brindan. En este contexto y una vez que pase la pandemia, es altamente probable que muchos jóvenes profesores de tenis decidan encauzar sus trabajos en otros rubros que resulten "menos riesgosos".
Hernán Bidinost, de familia de tenistas, enseña el deporte desde 1991 en un club centenario como el Gazcón Lawn Tennis de Banfield: "Todos los meses calculás cuánto vas a ganar, más o menos. Un ejemplo: si pienso que ganaré 100 pesos, terminan siendo 85, con suerte, porque hay imponderables: te enfermás, el alumno se va de viaje, llueve, etcétera. Pero nunca en la vida viví algo así, nunca. Soy clase ’67, tengo a mis hijos grandes y cada uno con su trabajo, pero si me agarraba con los tres en edad escolar, me rompía al medio. Lo hablo con profesores amigos y no saben qué hacer. No tenemos gremio, no hay nada. Alguna vez hubo intentos para crearlo, pero no pasó nada. No hay de dónde agarrarse. De parte de la AAT nunca hubo nada tampoco". Y explica: "Antes del parate por el virus compré una caja de pelotas, que sale entre 7 mil y 8 mil pesos. Y no servirán más porque pierden la presión, se ponen fofas".
El chileno Miguel Miranda Brossard, oficial de Desarrollo de la ITF en Sudamérica durante 19 años, lanzó, en redes sociales, una iniciativa solidaria para apoyar económicamente a los profesores de tenis, "los que siembran la semilla", y ya encontró ayuda en su país, Brasil y Colombia.
Los que dan clases de tenis entienden que, una vez que la actividad vuelva a funcionar, se demorará muchos meses para recuperar el ritmo convencional. "¿Qué padre va a mandar a su hijo a una escuelita pensando en que se puede contagiar? Recién empezarán a soltarse cuando vuelvan las clases en los colegios y cuando puedan acomodarse en lo económico. Este será un año perdido. Habrá un montón de gente que dejará de jugar. En toda la curva, desde lo más alto a la escuelita, se va a perder gente. Después: el jugador que está 400° o 600! del mundo y dependía de los Interclubes de Europa para bancarse el resto del año, va a estar en problemas", analiza Hernán Suárez, coach de Julieta Estable (733º de WTA) y entrenador en La Horqueta Tenis, en San Isidro.
Ignacio Andrada, director de El Pasillo Tenis, en la ciudad de La Plata, cerró las puertas del club la tarde del jueves 19 de marzo, antes de la cuarentena obligatoria. Allí, entre profesores, el canchero y administrativos, trabajan diez personas. Andrada utilizó gran parte de su ingreso por su otro trabajo, en una empresa de marketing deportivo, para pagar sueldos. "El próximo mes ya no sé cómo haré", dice Andrada. "Nos ayudan los alumnos que entendieron la situación y, como pueden, nos propusieron pagarnos el mes de abril completo. A esos los bonificaremos cuando hagamos torneos o les obsequiaremos horas de cancha. En esta situación es cuando más creatividad y unión hay que tener", añade.
La crisis por el coronavirus provoca –y provocará– mucho daño. Y el tenis será un rubro que, en sus distintas escalas, quedará deteriorado.
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