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Copa Davis. Gloria, decepción y drama: seis historias imborrables en el Buenos Aires
El escenario de Palermo vuelve a recibir a la Ensaladera después de 16 años; el recuerdo de las series más trascendentes en más de medio siglo de acción
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Transcurría la década del 20 del siglo XX, los denominados “años locos”. El tenis se expandía por todo el mundo, también en la Argentina, de manera incipiente. Eran tiempos de esfuerzo a pulmón, con jugadores que costeaban de su propio bolsillo los viajes en barco para competir en Europa, porque faltaban varias décadas todavía para pensar en el tenis profesional. En ese contexto, el Buenos Aires Lawn Tennis Club inauguró el 9 de octubre de 1926 la Tribuna Central, tal como se bautizó al estadio armado sobre una estructura de cemento con forma octogonal que rodeaba la cancha principal. ¿Por qué ese nombre? Para diferenciarla de la Tribuna Chica que se había levantado diez años antes en la parte delantera, a metros del club house y luego rebautizada “Alberto Bullrich”, en homenaje a uno de los presidentes del BALTC.
El estadio tenía capacidad para 3000 espectadores -en 1953 se realizó una ampliación para casi 6000 personas- y aunque se jugaron torneos casi de inmediato, la inauguración oficial fue en 1927, cuando llegaron a nuestro país tres de los legendarios “Mosqueteros” del tenis francés: Jean Borotra, Jacques Brugnon y Christian Boussus, para jugar una serie amistosa ante “América del Sur”, equipo conformado por los argentinos Carlos Morea, Héctor Cataruzza y Enrique Obarrio, en un espectáculo que contó con la presencia del presidente de la Nación, Marcelo T. de Alvear.
La primera serie de Copa Davis que se jugó en el Buenos Aires fue en 1933, y Argentina superó a Chile por 4-0. Desde entonces, y por casi siete décadas, ese estadio enclavado en el bosque de Palermo se convertiría en la Catedral del tenis en nuestro país. La despedida –o el hasta luego, con un paréntesis de 17 años- fue en marzo de 2005, en una serie frente a la República Checa (5-0). El reencuentro será este sábado y domingo, con el cotejo entre Argentina y Bielorrusia, por el Grupo Mundial 1, y en una serie de repesca para acceder a las Qualifiers de 2022. Mientras la serie ya empieza a palpitarse, vale destacar algunos de los encuentros más emblemáticos que se jugaron en Palermo:
- Argentina 2-Australia 3. En septiembre de 1977, y por primera vez en 46 años de participación, nuestro país llegaba a las semifinales de la Ensaladera, con un Vilas en todo su esplendor, que encabezaba el equipo argentino apenas días después de conquistar el US Open en Forest Hills; lo acompañaban Ricardo Cano, Lito Álvarez y los juveniles José Luis Clerc y Fernando Dalla Fontana. Del otro lado, Australia, que entonces tenía 24 Davis en las vitrinas y un equipo de muy buen nivel. Aun cuando ya no tenía a históricos como Rod Laver, John Newcombe o Ken Rosewall, igualmente llegó a nuestro país con John Alexander, que era el 12º del ranking, y Phil Dent, otro Top 10 que además tenía buenos antecedentes en canchas lentas. Mark Edmonson y Paul McNamee completaban la formación visitante. El capitán Neale Fraser fue clarito antes de la serie: “No vamos a pelear los puntos de Vilas. Nuestra atención estará puesta en Cano y el dobles”.
El primer día, Vilas le ganó a Dent por 6-2, 4-6, 7-5 y 6-3, y Alexander sólo cedió cuatro games ante Ricardo Cano (6-4, 6-0 y 6-0), frente a 7000 espectadores, incluido un grupo de fervorosos hinchas liderados por Batata Clerc, y con el dictador Jorge Rafael Videla en el palco. El dobles cobraba una importancia enorme. El sábado, la jornada empezó tarde, porque la banda que tenía que tocar el himno se demoró, y el partido se interrumpió en el quinto set, con el score 2-2 por falta de luz. El corte tuvo un efecto negativo, porque llegó en el mejor momento de Vilas y Cano, que venían de ganar el cuarto parcial. En la reanudación, el domingo por la mañana, Alexander y Dent no perdonaron: en apenas 15 minutos ganaron cuatro games seguidos para imponerse por 6-2, 4-6, 9-7, 4-6 y 6-2. Dent liquidó la serie ante Cano por 6-4, 6-4 y 6-3, y con todo definido, Vilas anotó el 2-3 ante Alexander. Australia pasó a la final y conquistó la Davis una vez más al vencer en la final a Italia.
- Argentina 4-Estados Unidos 1. En una caótica serie en San Pablo, en febrero, el equipo de nuestro país se impuso por 4-1 a Brasil y avanzó a la final Interzonal contra Estados Unidos, del 7 al 9 de marzo de 1980. Por el local, Vilas, Clerc, Ricardo Cano, Carlos Gattiker y Elio Lito Álvarez como capitán; del otro lado, la mega potencia del momento, con el flamante número 1 del mundo, un zurdo muy talentoso y temperamental llamado John McEnroe, acompañado por Brian Gottfried (7º) y el doblista Peter Fleming.
Abrió la serie Vilas, que a pesar de sufrir algunos calambres le ganó a Gottfried por 7-5, 6-4 y 6-3; Clerc, con saques potentes y slice para no dejarlo subir a atacar, complicó a BigMac. El partido se suspendió por falta de luz cuando Batata estaba dos sets a uno arriba. El sábado, otra batalla: un cuarto parcial eterno e histórico. Sin tie-break todavía en aquellos tiempos, la definición se estiró. En el 24º game, una volea de drive de McEnroe se fue larga y explotó el Buenos Aires: 13-11, para dejar la serie 2-0. “Nunca supe cómo gané esos últimos puntos”, recordó años después Clerc, que dejó sin invicto en la Davis al número 1. McEnroe había ganado sus 11 partidos previos en singles en esta competencia. La visita descontó en el dobles, con el triunfo de Fleming y McEnroe a Cano y Carlos Gattiker 6-0, 6-1 y 6-4, y el domingo Vilas le ganó a BigMac en otra batalla tremenda: 6-2, 4-6, 6-3, 2-6 y 6-4. Fue un fin de semana memorable, con victoria por primera vez ante un adversario durísimo, y Argentina llegaba por segunda vez en su historia a las semifinales de la Ensaladera.
- Argentina 2-Checoslovaquia 3. La chance de alcanzar la final de la Copa Davis por primera vez estaba cerca, después de ganarle a Estados Unidos, el gran favorito. Pero aquella serie ante los checos es recordada por ser una de las primeras en las que Argentina eligió el camino autodestructivo, y la primera de varias frustraciones coperas. El clima interno empezó a recalentarse con las diferencias entre jugadores y dirigentes, por un conflicto económico por los premios, ya que la AAT les ofrecía un monto fijo y el equipo quería una participación en las ganancias de una serie que iba a ser un éxito comercial, después de varios partidos en los que habían tenido ingresos irrisorios. El espiral de acusaciones y declaraciones cruzadas empezó varios meses antes de la semifinal y lejos estuvo de detenerse en los días previos.
El jueves anterior al partido, la Asociación Argentina de Tenis publicó en la página 3 de LA NACION la solicitada “A propósito de la Copa Davis”, en apoyo al presidente de la entidad, Horacio Billoch Caride, y firmada por decenas de personas reconocidas en el ambiente de las raquetas. En medio de todo ese clima tenso, hubo que enfrentarse a un rival liderado por el número 8 del mundo, un chico de 20 años en pleno ascenso y que iba a dar mucho que hablar en el futuro: Ivan Lendl, secundado por Pavel Slozil, 65º del ranking entonces. La serie tuvo como árbitro general al estadounidense Frank Hammond, cuestionado antes y después por Vilas, con quien parecía tener diferencias personales.
El primer día, Clerc necesitó cinco sets para ganarle a Slozil: 6-3, 3-6, 4-6, 6-2 y 6-1. En el segundo partido, todo se tornó incómodo, mientras Lendl dominaba con solidez en medio de insultos, abucheos y cosas que le arrojaban desde la tribuna; el checo se impuso a Vilas por 7-5, 8-6 y 9-7. La alarma se había encendido, pero no había vuelta atrás. Smid y Lendl ganaron con facilidad el dobles por 6-2, 6-4 y 6-3, y Clerc tampoco pudo con la gran figura visitante el domingo para un 1-3 irreversible; Lendl venció por 6-1, 7-5, 6-8 y 6-2 y llevó a Checoslovaquia a la final y a lo que sería su primera corona en la Ensaladera. “Les dejo el camino libre a los chicos que me siguen. Para mí, la Copa Davis es un ciclo terminado, es el fin de mi sueño y una de las mayores desilusiones de mi vida”, dijo Vilas en la conferencia de prensa posterior. Al día siguiente, Billoch Caride renunció a la presidencia de la AAT. Vilas, después de varias gestiones, reconsideró su posición y regresó al equipo.
- Argentina 3-Estados Unidos 2. En marzo de 1983, y después de mantener la categoría el año previo, el equipo de nuestro país recibió otra vez los norteamericanos, en marzo y en Palermo, como tres años atrás. La relación personal entre Vilas y Clerc ya no era la ideal, aunque hubo un acuerdo tácito para una convivencia pacífica. Del otro lado: John McEnroe, Gene Mayer, Peter Fleming, Eliot Teltscher y el legendario Arthur Ashe como capitán. Fue una serie con muchísimo apoyo: se agregaron tribunas tubulares que elevaron la capacidad del Buenos Aires a 10.000 espectadores.
Vilas superó de manera previsible a Gene Mayer por 6-3, 6-3 y 6-4, y Clerc volvió a amargar a McEnroe, esta vez por 6-4, 6-0, 3-6, 4-6 y 7-5, en un partido que se completó el sábado, y así consiguió una de sus victorias más rutilantes. El domingo 6 de marzo, Vilas concretó una actuación memorable: después de estar 2-4 en el primer set, le dio a BigMac una de las palizas tenísticas más grandes que el norteamericano haya sufrido en toda su carrera, al que le ganó 16 de los 17 games siguientes: 6-4, 6-0 y 6-1. Un triunfo que al mismo tiempo tendría otro valor significativo: aquel fue el último partido de Vilas como local en la Copa Davis, en “su” cancha.
- Argentina 2-Unión Soviética 3. Días oscuros, tristes, con lluvias, en aquel octubre de 1985. Para el tenis argentino empezaba a apagarse un ciclo brillante. Ya sin Vilas, Clerc encabezaba la formación que completaban Martín Jaite, Horacio de la Peña y Marcelo Ingaramo, en una reclasificación por la permanencia ante la Unión Soviética, que llegaba con Andrei Chesnokov, Aleksander Zverev (padre de Alexander, hoy 4º del mundo), Sergei Leonyuk y el capitán Shamil Tarpischev. Argentina, con jugadores mejor ubicados en el ranking, era favorito en lo previo. Pero en la Copa Davis entran a jugar varios factores...
Abrumado por la tensión copera, Jaite, que era el 20º del ranking, apenas ganó seis games contra Chesnokov (195º) en el primer punto de la serie: 6-0, 6-4 y 6-2. A continuación, Clerc sufrió muchísimo para doblegar en cinco parciales a Zverev, 364º del mundo: 6-4, 2-6, 6-3, 3-6 y 7-5. En el dobles, jugado el domingo, Clerc y Jaite fueron claramente superados por Sergei Leonyuk y Aleksandr Zverev con parciales de 6-4, 1-6, 9-7 y 6-3.
El panorama se hacía cada vez más complejo. Jaite, en medio de una tormenta de viento, se sacó las dudas ante Zverev y dejó la serie 2-2. El lunes empezó el quinto punto. Clerc recuperó el buen nivel para ponerse 6-2, 6-1 y ventaja para 3-1 que no pudo aprovechar. Chesnokov, que años después llegaría al Top 10, resistió y empezó a torcer el rumbo: ganó 6-2 y 6-4 los dos siguientes. La falta de luz mudaba el epílogo al martes. Apenas un set. Con el score 2-2 y 40-40, a Batata le cantaron un foot-fault; el fallo encendió al público, y el juez de línea que señaló la falta fue removido de su posición. Clerc no ganó ni un game más. Chesnokov ganó por 2-6, 1-6, 6-2, 6-4 y 6-2, y la Argentina descendió del Grupo Mundial. “Fue el día más triste de mi carrera. Me cantaron el foot fault en un momento importantísimo y me sacó de las casillas, no pude más”, dijo luego Clerc. Vaya si lo afectó esa derrota: días después, viajó a jugar un torneo en Itaparica, Brasil. Perdió en la segunda rueda con el español Juan Avendaño; hastiado de todo, arrojó sus raquetas al lago que había cerca de la cancha y anunció su retiro…
- Argentina 3-Alemania 2. Una serie con aire de epopeya. A fines de marzo de 1990, por los cuartos de final, se recibió al conjunto alemán, que no contaría con Boris Becker, su gran figura. Y sin embargo, era un rival fuerte, con Carl-Uwe Steeb (14º del mundo), Michael Stich (60º, campeón de Wimbledon un año después) y el histórico Niki Pilic como capitán. Abrió la serie Alberto Mancini, con un trabajoso triunfo sobre Jens Woehrmann en cuatro sets. Por la lluvia, el segundo partido se aplazó al sábado, en el que Jaite cayó frente a Steeb. En el dobles, Gustavo Luza y Javier Frana perdieron en tres sets con Eric Jelen y Stich.
Con la serie 1-2, no había alternativa: Jaite debía ganar para mantener la ilusión. Con las dudas que arrastraba cada vez que le tocaba jugar como local, el Ruso se impuso en un duelo tenso, cargado de altibajos, y luego de casi cuatro horas, se impuso por 4-6, 6-4, 6-1, 1-6 y 6-3; un triunfo liberador. Envalentonado tras la victoria de su compañero, Luli Mancini se adelantó dos sets ante Steeb. En el 3-3 del tercero, la falta de luz mudó el final al lunes. Por pedido de los jugadores, se pidió abrir las puertas al público. El estadio se llenó de chicos con uniformes escolares, y alcanzaron 23 minutos de juego para concretar una remontada histórica: 7-6 (8-6), 6-3 y 6-4. En las semifinales, no habría chances ante Australia (0-5). Pero no importaba: aún hoy, tres décadas después, aquel 3-2 permanece como una de las grandes victorias.
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