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África, el continente olvidado por el tenis y una semana inédita en Ruanda: tres argentinos, Yannick Noah, gorilas y el recuerdo del genocidio de 1994
Las vivencias en el Challenger en Kigali, que se disputa por primera vez
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África es el continente olvidado por el tenis profesional. Está claro que es una región con otras prioridades (sanitarias, alimentarias, educativas) y con conflictos tan profundos y severos que muchas veces ubicaron al deporte en un segundo o tercer plano. Pero el tenis, dominado por Europa y Estados Unidos, más las apariciones periódicas de australianos, sudamericanos y (en menor medida) asiáticos, generalmente postergó a los africanos. Fueron, apenas, los países del norte (Egipto, Marruecos y Túnez, con influencia francesa), más el gigante del sur (Sudáfrica), los que, en cuentagotas, desarrollaron jugadores destacados. Hoy, el circuito ATP sólo tiene un torneo en África: en Marrakech.
Ruanda, una nación del centro-este africano, sin salida al mar y con 14 millones de habitantes, está atravesada por el horror: entre abril y julio de 1994, unas 800.000 personas -en su mayoría de la minoría tutsi- fueron asesinadas por extremistas de la etnia hutu, según cifras de la ONU. Treinta años después del genocidio siguen apareciendo restos de las víctimas. Desde aquella masacre, el país intenta mirar hacia adelante, como puede, sin olvidar el pasado. Se encuentra en un lento y sensible proceso de reconciliación y reconstrucción. El turismo (con el Parque Nacional de los Volcanes, refugio de los gorilas, como la gran atracción), la minería y el café son, actualmente, fuentes de producción.
El deporte también actúa como hilo conductor con la mirada extranjera y las relaciones políticas. El Tour de Ruanda de ciclismo es muy popular. En marzo pasado, asimismo, Gianni Infantino fue reelegido como presidente de la FIFA en un Congreso realizado justamente en Kigali, capital de Ruanda. Otro ejemplo de la “expansión”: cuando Lionel Messi jugó en París Saint-Germain, en algunas prendas del club francés lució la inscripción “Visit Rwanda”. ¿Por qué? Todo fue parte de una estrategia geopolítica y de relaciones entre la familia real qatarí, dueña del PSG, y Paul Kagame, presidente de Ruanda desde 2000 y aspirante a un cuarto mandato en las elecciones previstas para agosto próximo. En 2018, el mandatario estuvo en Buenos Aires por la Cumbre del G-20.
El Challenger Tour, la segunda división del tenis masculino profesional, muchas veces alcanza ciudades poco convencionales para el circuito ATP. Esta semana (y la próxima también), Kigali, capital de un país que obtuvo su independencia en 1962 tras la colonización de Bélgica, es el escenario de un Challenger, por primera vez. De categoría 50 (la de menor jerarquía) y con US$ 41.000 en premios, llama la atención en un calendario que esta semana tiene acción en Lille, Tenerife y Nueva Delhi. Se destacada por lo inédito que es un certamen en esa porción africana. El cuadro principal, con 32 jugadores, cuenta con tres argentinos: Marco Trungelliti (220°), Hernán Casanova (366°) y Juan Pablo Paz (589°). El torneo se juega en las canchas de polvo de ladrillo de un complejo que se encuentra dentro de un parque ecológico, con todas las comodidades.
Una de las dificultades dentro del court es la altitud. Kigali está a 1500 metros de altura y, a diferencias de los torneos sobre el nivel del mar, se utilizan pelotas despresurizadas, popularmente llamadas “pinchadas”. Una pelotita normal sería incontrolable, ya que, al haber menos presión atmosférica, las pelotas viajan a mayor velocidad y el pique es superior. Lo mismo ocurrió, por ejemplo, cuando hubo torneos ATP en Quito o Bogotá, ciudades con altura.
“Las condiciones me recuerdan a algunas ciudades de Colombia. No hay tanta humedad, pero se transpira mucho; hay 26 grados. Llegué con un poco de incertidumbre, pero las condiciones de las canchas están muy bien. Hay torneos en los que el pique es 50.000 veces peor”, le cuenta Trungelliti a LA NACION, tras derrotar al francés Emilien Voisin (545°) y avanzar a los cuartos de final. “El complejo está adentro de un parque ecológico, hay una universidad, canchas de futbol... Armaron carpas y la zona de jugadores. El hotel está a unos veinte minutos en auto. El torneo lo organiza una gente de Francia, que hace el Challenger de Quimper, de categoría 125, y ya están acostumbrados. La comida está bien, nos sale 12 dólares el menú”, añade el santiagueño Trungelliti (34 años), que llegó a Ruanda acompañado por su mamá, Susana. Amantes del café, también están disfrutando de esa bebida y planean visitar un cafetal.
El primer preclasificado del torneo fue el ruso Ivan Gakhov (176°; 27 años), que hace unas semanas perdió en la primera rueda de la clasificación del Córdoba Open y el año pasado jugó contra Novak Djokovic en la segunda ronda del Masters 1000 de Montecarlo; en Kigali perdió en su debut. “Jugar en 1500 metros de altura no es para nada fácil. Pero en estos días de adaptación me vengo sintiendo bastante bien. Y en cuanto al torneo, la organización y todo 10 puntos!”, publicó Juampi Paz en su cuenta de X (antes, Twitter). El tenista, 238° en septiembre pasado, es muy activo en las redes, mostrando a través de su canal de YouTube la intimidad de una parte menos conocida del tour.
“El torneo está muy lindo, el hotel está bien, las canchas son impecables, todo bien organizado. Hicieron todo nuevo, vestuarios nuevos, hasta un mini-gimnasio. La atención es diez puntos, la comida muy bien también. Espero, más allá del tenis, hacer algún safari, porque a estos lugares no sabés si volvés alguna vez en tu vida. El fin de semana el torneo va a hacer un evento cultural”, le contó Casanova (221° del ranking en 2022) a LA NACION.
El primer pantallazo para la mirada foránea es la de un sitio con fuerte presencia policial (en los ingresos a los hoteles hay un exhaustivo control para los pasajeros), rutas zigzagueantes en buen estado y mucha vegetación. Los tenistas visitantes se topan con alguna mirada desconfiada, según pudo saber LA NACION, pero, hasta aquí, sólo pasajeras; mayormente hay simpatía y cordialidad. El público que concurre a los partidos es poco, pero, los que van, observan con atención y hasta se divierten. “A veces las risas te contagian en medio del partido”, apunta Trungelliti. Ruanda no tiene jugadores en el ranking ATP, pero el certamen le entregó invitaciones al local Ernest Habiyambere (24 años, sin ranking; perdió en primera ronda con el israelí Daniel Cukierman) y a Guy Orly Iradukunda, de Burundi, de 27 años y 727° del ranking ATP, que en la primera rueda hizo ruido al vencer al estadounidense Jacob Brumm (732°).
El gobierno de Ruanda sigue de cerca el Rwanda Challenger. La ministra de Deportes, Aurore Mimosa Munyangaju, asistió al evento varias veces. Y hasta se espera la presencia del presidente Kagame. Quién también llegará a la ciudad será Yannick Noah, el último francés en ganar Roland Garros (en 1983). Nacido en Sedan, hijo de un futbolista de Camerún (Zacharie Noah) y una profesora francesa (Marie–Claire Noah), Yannick se encumbró como una bandera social y multirracial. Tras la muerte de su padre, en 2017, heredó el rol de jefe de una aldea en el distrito de Etoudi, donde ayuda a niños y ancianos. Noah, que le dedica muchos meses al año a su vida en África, será parte de una actividad cultural que el torneo de Kigali organizó para los jugadores (visitarán un importante centro de convenciones y plantarán un árbol).
Muchos de los jugadores que actuaron esta semana en Kigali permanecerán allí para la segunda edición del certamen, que comenzará el lunes. Trungelliti, que será uno de ellos, tiene interés en salir a caminar por algunos rincones de la ciudad, para poder conocer el lado B. A algunos jugadores, además, les genera curiosidad la chance de realizar un safari por los bosques para observar a los gorilas, pero es una experiencia compleja de concretar por distintos motivos: porque emplearían muchas horas mientras están en competencia, el acceso es limitado (les informaron que el gobierno solamente otorga un puñado de permisos al día) y el paseo, además, es muy costoso, US$ 1500 por persona.
Lejos del glamour, las luces del show, los grandes estadios y el dinero, el tenis profesional también tiene una porción mucho más austera y terrenal, en la que la mayoría de los jugadores intenta ganar para, realmente, subsistir.
Un torneo inédito en África, el continente olvidado por el tenis
1/2🎥🔴🔥 What a day at the #RwandaChallenger D-Day! From epic wins to nail-biting losses, rain delays couldn't dampen the excitement on and off the court. Tennis fans, this is #ATPChallenger! 🎾🌟 pic.twitter.com/CVYwD3B98y
— FEDERATION RWANDAISE DE TENNIS 🇷🇼 🎾 (@tennis_rwanda) February 26, 2024
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