En otra muestra de coraje, Ferrer retuvo el título en Buenos Aires

Muchos lo tildan como "el número uno de los mortales". Sin embargo, en los últimos tiempos David Ferrer demostró que tranquilamente ya puede empezar a ser considerado dentro del lote de los "no mortales". Seguramente pocos jugadores en el circuito tengan su poder de lucha y entrega, cualquiera sea el escenario; desde un ATP 250 hasta un Grand Slam. En otra muestra de coraje, el español cumplió con la lógica, una vez más, y retuvo el título en el ATP de Buenos Aires al vencer en la final al suizo Stanislas Wawrinka por 6-4, 3-6 y 6-1.

Cualquier hecho del partido no fue producto de la coincidencia. Es cierto que el encuentro tuvo vaivenes. El español recién pudo desplegar su mejor tenis en el tercer y último set. Pero si hay un arma que sólo él posee es que jamás se da por vencido. Arrancó break abajo en el primer parcial y con un Wawrinka muy agresivo con todos sus golpes. Pero Ferrer sacó a relucir su condición de "número 4 del mundo" y, sin su mejor versión, logró remontar el marcador y llevarse la manga por 6-4.

A lo largo del torneo, el español demostró una cualidad que sólo los grandes jugadores poseen. Y es que a pesar de no estar al nivel que suelen exhibir, cuentan con ese "plus" para seguir adelante. En el segundo parcial el suizo se mantuvo sólido y Ferrer bajó la intensidad. Así, Wawrinka niveló las acciones a un set por lado tras llevarse la manga por 6-3.

Pero los grandes jugadores, los "no mortales", saben cuándo pegar. Tal como lo hizo contra Nalbandian, con quien debió trabajar más de la cuenta, Ferrer sacó su mejor tenis en el momento justo. Comenzó el tercer set break abajo y todo indicaba que el suizo se encaminaba a cortar con la hegemonía española en el Buenos Aires Lawn Tennis Club. Pero nunca hay olvidarse de quién está enfrente.

OPINION:

El español puso primera y no paró. Con un juego convincente, prácticamente sin errores, el ibérico manejó los hilos de la manga final y terminó sellando su segundo título consecutivo en el ATP porteño con un cómodo 6-1.

Pero su condición de "no mortal", sólo la saca a relucir dentro de la cancha. Fuera de ella se mueve como uno más, casi inadvertido. Y si hay algo que emana constantemente este correcaminos de los courts, es su sed de victoria; cualquiera sea el nivel del torneo. Esto quedó demostrado en el festejo final. Una vez finalizado el último punto, el español llevó sus manos a la cara, se arrodilló y festejó como si se tratara de su primer título profesional. Pero la realidad marca que este es su número 20. Tras saludar a Wawrinka, se dirigió a su cuerpo técnico y saludo a uno por uno.

Mientras, el público ovacionaba a un gran campeón. A ese que dejó afuera nada menos que al máximo crédito local, David Nalbandian. Pero eso no importó. Y el propio Ferrer retribuyó semejante muestra de afecto en su discurso final: "Salvo en España, en ningún lugar sentí este apoyo".

De esta manera, una nueva edición del ATP de Buenos Aires se fue y, después de 30 años, un jugador volvió a retener la corona en dos años consecutivos. El último había sido un tal Guillermo Vilas.

Después de estos siete días de competencia, y mal que le pese a él, David Ferrer ya puede empezar a sentirse un "no mortal".

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