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Tener a Scola de compañero
Si Luis Scola es tu compañero de equipo te puede pasar que después de un par de buenas victorias -cuando podrías pensar en relajarte o celebrar-, te diga con tono severo: "Podíamos haber ganado por 15. En este torneo la diferencia de puntos te puede dejar fuera de semifinales. No sacamos esa ventaja porque cometimos errores infantiles".
Aunque pienses que jugaste un buen partido, como Facundo Campazzo o Selem Safar, cuando Scola es tu compañero, te puede pasar que, sin nombrarte, diga ante la prensa: "Tenemos que cortar con el flop, tenemos que cortar con la protesta, tenemos que cortar con las pequeñas trampas. La famosa viveza nuestra que no nos lleva a ningún lugar. Cuando empezamos a hacer las pavadas que hacemos, todas las picardías, las tonterías de tirarnos al piso, nos sacan diferencia. Tenemos ese hábito y nos cuesta mucho sacarlo. Hay que bajar el culo y defender. Cuando jugamos, jugamos bien".
En una selección que no tuviera tan asimilada la idea de equipo, el valor de la responsabilidad grupal, un par de frases como esas serían razón suficiente para desatar un escándalo. Pero cuando uno tiene a Scola como compañero, sabe que todo lo que plantea tiene un fin constructivo. Y que si dice lo que dice es porque se formó en el más estricto profesionalismo europeo y construyó una carrera excepcional en la NBA y en la selección nacional. Todas sus decisiones tienen respaldo. Siempre.
Cuando uno tiene a Scola como compañero, como Marcos Delía o como Tayavek Gallizzi, te puede pasar que te invite a entrenar más allá de las prácticas del seleccionado. Para enseñarte movimientos, detalles y fundamentos que domina como nadie. Un conocimiento que vale millones pero que él está dispuesto a ofrecer gratis por la selección.
Si Scola prefiere usar sus horas de descanso para seguir formando a los jugadores que son más jóvenes, si está siempre primero en las prácticas, si nunca llega tarde y pide que todo se haga con seriedad, entonces uno sabe que sería injusto fallarle. El compromiso que transmite no admite dudas. Nadie puede pensar que las cosas se pueden hacer de una manera diferente cuando uno tiene a Scola de compañero.
Y cuando tanta exigencia empiece a abrumarte, entonces podés pensar en los beneficios de tener a Scola de compañero. Porque sabés que en los momentos más delicados, él siempre va a estar. Que se va a hacer cargo. En las buenas y en las malas, va a asumir la responsabilidad. Te va a necesitar, claro. Nadie gana solo. "Ningún jugador es más importante que el equipo", le gusta decir a Julio Lamas. Pero con él estás mucho más cerca de ganar. Lo diferente en este caso es que no hay miedo ni dudas si Scola es tu compañero. Porque con él vas a sentirte mejor jugador. Scola te va a hacer mejor jugador. Cuando no haya margen de error, él no se va a equivocar y no te va a dejar equivocar. Porque es el jugador más destacado de la historia de la selección nacional. Y no existe mayor ventaja que tener a Scola de compañero.
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