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Talento e ilusiones: el refuerzo que llega desde Bolivia para el racquetball argentino
Natalia Méndez, de 20 años, nació en Santa Cruz de la Sierra y obtuvo la ciudadanía argentina el año pasado; siete veces campeona mundial juvenil, se sumó a un seleccionado que ya era multinacional
Natalia Méndez es una nueva figura del racquetball argentino. Nacida en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, se nacionalizó argentina el año pasado. Hace poco más de un año ingresó al circuito profesional de mayores, pero antes fue siete veces campeona mundial juvenil entre singles (cinco) y dobles (dos). En poco tiempo ya escaló al puesto Nº 12 del ranking mundial y su sueño es estar entre las tres mejores jugadoras del mundo.
El equipo nacional argentino ya se caracterizaba por ser multinacional. También María José Vargas, que ganó dos medallas plateadas para la Argentina en los Juegos Panamericanos Toronto 2015, nació en Bolivia. Fue la Nº 2 del mundo y durante 43 torneos consecutivos subió al podio, hasta que debió hacer una pausa por su embarazo. Ella y Méndez se perfilan como una de las mejores parejas de dobles del planeta.
El conjunto nacional se nutrió hace años de otra jugadora nacida fuera del país: Veronique Guillemete, oriunda de Canadá, que se casó con el ex jugador del seleccionado – ahora retirado– Daniel Maggi. Mientras Vargas espera su primer hijo, Guillemete, 49ª del ranking y excelente jugadora de dobles, conforma la dupla junto a Méndez. Además, el equipo masculino tiene a Shai Manzuri, un israelí-estadounidense que se nacionalizó hace más de una década y se recibió de médico en la Argentina.
El seleccionado femenino nacional tiene un gran objetivo: ser campeón en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Su principal rival es México, en el que juega la mejor del planeta, Paola Longoria. Pero todavía falta para Lima y Méndez dialogó con LA NACION desde su natal Santa Cruz, donde aprovecha la pausa del circuito para avanzar en sus estudios universitarios. “Voy a mucho a Argentina. Ahora tuve que volver a Santa Cruz porque yo estudio aquí. Pero cuando esté de vacaciones, en noviembre o diciembre, voy a volver a entrenarme allí”, cuenta Natalia desde su casa. Cursa el tercer año de abogacía, y como está adelantando materias, el año que viene ya podría recibirse.
Otro de sus anhelos es hacer un posgrado en la Argentina, junto a su madre, que hace poco terminó la misma carrera y que está a su lado mientras Natalia charla con la nacion. Buenos Aires es una ciudad que le sienta muy bien. Cuando se entrena en suelo porteño se hospeda en la casa de su entrenador, Carlos Cuadri, y disfruta especialmente de asistir a los estadios de Boca y River. “La verdad es que me gusta mucho el fútbol”, comenta.
Tiene 20 años y su relación con la Argentina comenzó en sus competencias de juveniles. “Siempre tuve afinidad con todos los entrenadores argentinos, viajé muchas veces de vacaciones”, narra la joven estudiante. ¿Por qué decidió competir por la Argentina? Además, de la “afinidad” con el país, las posibilidades que el Enard le ofrecía eran inmejorables para que compitiera en el Ladies Professional Racquetball Tour, que reúne los torneos más importantes del mundo. El soporte de su familia también fue muy importante.
–¿Qué opinaron tus colegas bolivianas de que hayas decidido competir por la Argentina?
–Como siempre, hay dos partes. Algunos apoyan; otros, no. Pero en la gran mayoría fue muy positiva la reacción de los chicos que juegan. Todos me felicitaron por haber tomado esa decisión. Y ahora que ya pasó un tiempo, las personas que no estaban muy de acuerdo me felicitan. “Qué bien que has avanzado”, me dicen, porque también he cambiado físicamente, me he comprometido más con el juego.
–En los Panamericanos de Toronto, cuando jugaba María José Vargas, además de los argentinos, la apoyaban los jugadores bolivianos.
–La verdad es que ahora apoyan a la persona, no tanto al país. Y si te vieron crecer, todo lo que cambiaste, se alegran de tu éxito, sin importar dónde sea.
–¿Cuál es tu sueño como jugadora?
–Me gustaría estar entre las primeras tres del tour profesional en los próximos dos o tres años. Y luego apuntar al primer lugar. Claro que también están en esos sueños las medallas de los Panamericanos. ¿Y cómo no? Si el deporte llega a ser olímpico, una presea dorada en los Juegos sería espectacular...
Además del apoyo del Enard, Natalia cuenta con el respaldo de algunos auspiciantes. Y el modelaje, tras una sesión de fotos que hizo, apareció como otra oportunidad de financiar su carrera. “Si se da la posibilidad de hacer algo con el modelaje, bárbaro”, dice. Mientras tanto, se prepara para un gran desafío: el US Open, que se llevará a cabo en noviembre.
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