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Santiago Muñiz, el surfista argentino campeón que lleva a Messi en su tabla y compite contra su hermano brasileño
Son hermanos, pero uno juega para Argentina y el otro para Brasil. La historia generaría todo tipo de debates si se tratara de fútbol, pero se vuelve pintoresca en el surf. Así es la historia de la familia Muñiz. Santiago es el mejor surfista argentino de la actualidad, viene de consagrarse bicampeón mundial y es una de las esperanzas del país en los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Alejo forma parte de la numerosa legión brasileña que domina el deporte.
"Es muy gracioso y le da curiosidad a la gente. Vienen y me preguntan: ‘Che, ¿Son hijos de papás diferentes?’", le cuenta a LA NACION. Santiago nació en Mar del Plata hace 26 años, pero vive en Bombinhas desde que tiene uso de razón. Habla un castellano tosco, pero no le falta una sola de palabra del vocabulario argento. "Soy más argentino que el dulce de leche", retruca.
Su padre, Rubén Muñiz, daba clases de surf y en un viaje a Bombinhas se enamoró de Paola Iputcha. Se instalaron en Cuatro Islas y abrieron una escuela de surf. Allí, con la playa y el mar como patio de casa, se criaron sus hijos. Alejo (28 años) es el mayor de cuatro hermanos y eligió a su país adoptivo. Una decisión lógica para Santiago: "Los primeros recuerdos y amigos eran de allá, y él se sentía cómodo y representando a Brasil".
A él le tocó a los 15 años. "Santi, tengo una noticia para contarte", lo llamó Rubén, que es un reconocido coach. Pensó que se había mandado una de las suyas. Le mostró dos cartas, una de la Confederación Brasilera y otra de la Asociación Argentina. "Es una decisión tuya. Pensalo bien", le dijo. "Vivo, estudio, surfeo y tengo a mis amigos acá. Pero yo nací en Argentina, mi familia es argentina y mi sangre es argentina. Yo soy argentino", se respondió. Al otro día, le contó su decisión. Recuerda, divertido, la reacción de su padre: "Empezó a saltar y a gritar: ¡Vamos! Uno para Argentina. Todos estábamos muy contentos".
Fue consciente que su elección haría cuesta arriba su carrera. Brasil es una potencia del surf mundial y cuenta con una estructura que está a años luz; sponsors, apoyo, prensa y competitividad, por citar algunos ejemplos. "Los tenemos que tomar como ejemplo de las ganas que le ponen al deporte y cómo los apoyan", dice. Ni hablar de las facilidades para practicarlo: en Brasil se puede practicar los 365 días del año en sus más de 2.000 playas; según el portal Surfing Nation Mag, hay al menos 7 millones de surfistas.
En 2011 el rider estrella de Quiksilver Argentina dio su primer gran golpe y se convirtió en el campeón mundial de la International Surfing Association (ISA) más joven de la historia, con 18 años. "Me gusta ser agresivo y arriesgar. En cada ola trato de dar lo mejor e ir lo más rápido que puedo. No soy de conformarme", se describe. De lunes a lunes, destina unas siete horas de entrenamiento al día entre la preparación física y las pasadas en el mar.
Su consagración en Tahara fue más especial. No sólo porque le ganó en su casa al japonés Kanoa Igarashi, el número 8 del ranking, sino porque sacó un pasaje para Lima 2019. Dicen que el surfista siempre está en busca de la ola perfecta. Santiago no la encontró en la final pero se las ingenió: "Encontré una más o menos buena y la fabriqué. Es como cuando te queda la pelota de rebote y hacés un gol", compara.
El título le dio una exposición que nunca experimentó. Apenas pisó Buenos Aires, empezó un raid mediático que incluyó visitas a canales de televisión, radios y redacciones. "Para mí es un honor y me encanta hacerlo porque ayuda a mi imagen, sino para que el surf siga creciendo".
Hasta tuvo unos minutos en el prime time cuando estuvo en Showmatch. Ya había estado en 2016 y le había regalado una tabla a Marcelo Tinelli. Esta vez, miles de personas vieron a Santiago mostrando la medalla de campeón. El conductor le propuso en vivo que bailara unos pasos con una de las bailarinas del programa. Demasiado para el surfer, que no se animó. "Tengo un cariño muy especial por Marcelo", dice.
Su relación tiene su punto de encuentro en San Lorenzo. Santiago heredó el fanatismo de su abuelo, que es socio vitalicio. En el club se enteraron, lo invitaron a conocer al plantel y surgió la idea de que los representara en el circuito. Suele interactuar constantemente en las redes sociales con los hinchas. "Me pasó de ir caminando por la calle, que venga un cuervo y me salude. Parece que nos conociéramos desde hace mucho tiempo. Es impresionante", cuenta. Su hermano le ganó de mano: fue el primer surfista del mundo en representar a un club de fútbol. El Santos.
¿Cómo convivieron durante el Mundial de Rusia? "Cuando juega la Selección hinchamos por Argentina. Mi hermano es recontra argento, no le hables mal porque se vuelve loco. Estábamos en Sudáfrica, veíamos todos los partidos con el cambio de horario y gritábamos mal. Él ama a la Argentina", responde. Hace unos meses cumplieron su sueño de compartir un heat (ronda) en un torneo.
Que la tabla de Santiago tenga a Messi trasciende la admiración hacia el rosarino. Siente que tienen varios puntos en común: "Me identifico con él en que fuimos a vivir lejos de la Argentina de chicos. Es difícil estar lejos de la familia, apartarse de todo eso y, de cualquier forma, seguir representando a tu país. Son dos historias de vida parecidas. Lo que hizo por nuestro país no tiene precio".
El 2019 lo encontrará con varios frentes abiertos. Su sueño (y el de todo surfista profesional) es clasificar al Championship Tour de la World Surf League, el circuito más exigente del mundo donde compiten los 34 mejores. Hace unos años lo consiguió Alejo. Santiago cerró como número 94 del ranking Qualifying Series (el circuito clasificatorio al CT). Pero en el medio se cruzó el campeonato mundial y el objetivo de Lima 2019. Una medalla dorada lo clasificará a Tokio 2020, el debut de su deporte favorito en los Juegos Olímpicos. "Ya fui a surfear y la ola es muy buena. Hay grandes chances", se entusiasma Santiago.
Un escenario ideal significaría un espaldarazo para el crecimiento del surf argentino. Hace unos años, Santiago eligió sus raíces por sobre la conveniencia personal de desarrollarse bajo el ala de una potencia. Con Fernando Aguerre, el gran responsable de que el deporte se volviera olímpico, conforman una dupla que busca potenciar al surf en todo el país. Uno como dirigente y el otro dentro del agua. "Veo lo que está creciendo y a las generaciones que vengan van a tener las puertas más abiertas. Es increíble aportar mi granito de arena para que le vaya cada vez mejor."
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