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Surf en piletas: la nueva tendencia para los amantes del deporte que no viven en la costa
En gimnasios y desde la Ciudad de Buenos Aires, los fanáticos de esta disciplina logran un acercamiento a la técnica
- 7 minutos de lectura'
Hubo un tiempo donde se creía que el surf era exclusivo para aquellos que viven en la costa. Tener el mar a cuestión de metros es una ventaja innegable y la posibilidad de ir a la playa todos los días facilita -a veces- el desarrollo del deporte. En los meses de verano, las ciudades costeras se llenan de aficionados que aprovechan sus cortas estadías para aventurarse a la adrenalina de estar sobre una tabla en medio del mar. Sin embargo, la vuelta se hace dura y durante varios meses esa sensación se vuelve tan solo un recuerdo.
El anhelo del regreso a las olas unió a los fanáticos -y a aquellos que quieren empezar a practicar- y así empezaron a surgir movimientos de surfers lejos de la costa. Uno de ellos es el comandado por Rodrigo García Basetto y Valeria Fidalgo. Apenas comenzado el 2021, el grupo instaló en el Club Ocampo su escuela, Surfingbaires. La premisa suena extraña: clases de surf... en una pileta en la Ciudad de Buenos Aires. Lejos del mar, de las olas y la adrenalina, Rodrigo le enseña a sus alumnos “técnica, movimiento y velocidad” en lo que él llama un “ambiente libre de estrés”.
“El surf es un deporte extremo y hay que entender todas las medidas de seguridad, tener una buena práctica, que no agarre miedo y darle recursos a los que recién están empezando”, explicó en diálogo con LA NACIÓN. Rodrigo tiene 32 años, es preparador físico y desde hace 12 años se enamoró de este deporte. Sin competir, decide utilizar su tiempo en el agua para brindarles a sus 30 alumnos todas las herramientas necesarias para que el día de mañana viajen solos a un “surfing trip”.
En paralelo está Surftraining, la escuela dirigida por Diego Ibarra y que se encuentra dentro de la Asociación de Surf de Buenos Aires (ASBA). “Nosotros buscamos darle la posibilidad a los que no tienen la chance de estar en contacto con el mar de crear un espacio para mantenernos activos con el deporte y poder dar la clase dentro de una pileta climatizada, con medidas de seguridad mucho más amplias”, explicó Diego, quien es profesor de Educación Física, guardavidas y coordinador y director deportivo de la asociación.
Ambas escuelas tienen una metodología similar, viajes a la costa para poner en práctica lo visto en las clases y videos personalizados para que cada alumno pueda corregir sus errores en el mar.
El día a día: las clases y los viajes
Uno de los principales problemas de los surfistas bonaerenses es la lejanía con el agua. “Estamos en el mar poco tiempo”, confesó Basetto. Como cualquier deporte, la práctica hace a la destreza y el no poder surfear seguido hace que los deportistas pierdan la velocidad al momento de subirse a una tabla.
Es por eso que ambas escuelas desarrollaron un plan de entrenamiento dividido por niveles y exigencia. En primer lugar están los ejercicios “en seco”: series en gimnasio que buscan tonificar el cuerpo, generar resistencia y aumentar la velocidad en los movimientos para encontrar una mayor facilidad en el manejo de la tabla.
Paralelamente, divididos según su grado de experiencia en el deporte, los alumnos se zambulle en la pileta. Allí practican la puesta en pie, técnicas de remado, de ingreso al agua, la agilización de las maniobras y algunos movimientos más que necesarios para poder defenderse en mar abierto como la “vuelta de tortuga” o la “prona”. Rodrigo Basetto lo enfatizó e Ibarra lo confirmó: el entrenamiento de surf en pileta no emula el movimiento del mar.
No hay en Argentina piletas con olas surfeables -aunque en diálogo con LA NACIÓN, la ASBA confirmó estar invirtiendo y trabajando en un proyecto para construir la primera del país-. Es por eso que esta iniciativa genera la “sistematización de los movimientos” para luego trasladarlos a la práctica.
“Si yo te dejo en el mar, arriba de la tabla y donde todo se está moviendo, tu estrés y tus nervios van a ser gigantes. Si yo te llevo a una pileta donde todo no se mueve, en esa circunstancia vos vas a adquirir movimiento y técnicas, hay más tranquilidad para aprender. Una vez que tenés todo aprendido, te llevo a la situación de estrés donde no vas a cargar de información al cerebro y vas a tener que ejecutar lo aprendido en el momento que corresponde”, explicó Basetto.
Si bien los lineamientos básicos se aprenden en pileta, la práctica fundamental llega en los viajes a la costa. Surfingbaires planifica junto a sus alumnos varias salidas a Mar del Plata de un fin de semana completo donde, quienes pueden asistir, se meten durante cuatro horas al mar para poner a prueba su habilidad. Por su parte, Surftraining esquematiza dos viajes mensuales: uno para nivel inicial y otro para nivel avanzado, también a Mar del Plata y, ocasionalmente, a Brasil, Chile o Costa Rica.
“Mar del Plata dispone de una variable de playas donde podemos encontrar siempre posiciones favorables para poder trabajar”, advirtió Ibarra. En cada salida, ambas escuelas filman de manera personalizada a cada alumno y se juntan por las noches a repasar el día de playa, señalar errores y esquematizar un plan de entrenamiento para trabajar en pileta. “En cada clase hay un bloque individual. La idea no es limitar por esperar al resto ni sobre exigir al alumno que necesita más tiempo. Estamos en constante feedback con cada uno”, explicó Rodrigo.
La experiencia de un alumno
Miguel Ángel Floria es cirujano plástico, tiene 53 años y un día se encontró pasando por la puerta del box de entrenamiento de Surfingbaires y curioseando al respecto. “Él no tenía ni la menor idea de lo que era el surf, la primera semana no podía ni venir a la pileta. Aprendió la técnica base durante mes y medio, vino con nosotros de viaje el fin de semana y fue el que más olas agarró”, lo presentó Rodrigo Basetto, su instructor.
“No pretendo subirme a una ola de cinco metros. Quiero aprender a pararme, a no lesionarme y a elegir la ola”, comentó en diálogo con LA NACIÓN. “Tener a un profe que te guíe en cada movimiento está bueno, así cada uno va a tener su mejor rendimiento. Para mí es nuevo, fui a la escuela y en un mes pude pararme en una tabla. Lo logré”, reconoció.
“El video análisis fue importantísimo. Nos llamaron a cada uno para decirnos qué hicimos mal, qué teníamos que corregir y aprendí mucho viendo qué hicieron los otros también. Jamás creí que iba a encontrar tanto compromiso con el deporte y atención en cada movimiento. Quedé re entusiasmado después del viaje”, completó.
Requisitos, sedes y niveles
Solo existe un requisito para poder tomar estas clases: saber nadar. El equipamiento es proporcionado por cada escuela y conforme va pasando el tiempo los alumnos interesados van adquiriendo su propio material. Tanto para los viajes como para el entrenamiento en pileta ambas instituciones otorgan desde las tablas hasta los trajes para cada uno de sus aprendices.
No obstante, es posible tomar clases de natación y, en simultáneo, ir codeándose con los niveles iniciales que trabajan el reconocimiento del material y la adecuación al medio. En piletas poco profundas y clases no muy numerosas, la enseñanza de este deporte es impartida desde la tranquilidad de la Ciudad o del conurbano bonaerense.
Surftraining tiene sedes en San Isidro (Alsina 428), Bernal (Cramer 832) y Avellaneda (Lomas de Zamora 53) y esperan reabrir las ubicadas en Hurlingham y CABA. En cuanto a Surfingbaires, su lugar está en el Club Ocampo, ubicado en la calle Rafael Obligado 1221, Costa Salguero, CABA.
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