El próximo domingo el mundo del deporte se paralizará por unas horas. Desde las 20.30 se jugará el Super Bowl, la final de la NFL, uno de los eventos deportivos más visto en el planeta. Se enfrentarán los New England Patriots y Philadelphia Eagles. Millones de dólares invertidos, otros tantos gastados en publicidad (llegan a pagar más casi U$S 7.000.000 por 30 segundos en el aire), el espectáculo es un evento único no sólo para los cientos de millones de espectadores en los Estados Unidos, sino también para otros tantos a lo largo y ancho el mundo.
El fútbol americano es el deporte más popular en Estados Unidos. Pero también es uno de los que más polémicas genera fuera de las canchas. Millones de chicos comienzan, desde muy pequeños, a practicarlo. Primero en los colegios, luego en las universidades y de allí, dan el salto a los principales equipos. Esto es, para aquellos que ocupan posiciones de contacto puro, años y años de golpes e impactos en zonas del cuerpo que les pueden terminar generando serios problemas en el futuro.
A fines del año 2015, cuando la temporada de la NFL entraba en su recta decisiva hacia el Super Bowl, se estrenó una película que contó la historia del doctor Bennet Ifeakandu Omalu, un nigeriano que en los Estados Unidos libró una batalla contra el Fútbol Americano y terminó demostrando el impacto real que el deporte puede provocar en la salud. Concussion (La verdad Oculta), narra la historia de cómo Omalu identificó una enfermedad degenerativa que afectaba exclusivamente a los jugadores que practicaron este deporte.
Mike Webster, la leyenda de la NFL, el puntapié inicial
"Iron Mike", es considerado como uno de los mejores jugadores en la historia del Fútbol Americano. Webster ganó cuatro anillos de Super Bowl jugando para Pittsburgh Steelers, el equipo que más títulos tiene. Sus actuaciones lo llevaron a formar parte del salón de la fama. En esa ciudad, el fútbol americano es lo más importante. Por eso Mike Webster era una leyenda viviente.
Pero los años pasaron y su vida fue cada vez peor. Se fue de su casa, comenzó a sufrir fuertes dolores de cabeza. Terminó demente, solo, viviendo en una casilla y alimentándose de barritas de chocolate y caramelos. Con 50 años, el 24 de septiembre de 2002, murió. La causa primera fue un ataque al corazón. Así fue como llegó a las manos del doctor Bennet Omalu.
Omalu hizo su carrera en Nigeria y recibió una beca para estudiar en Seattle. Se especializó en temas forenses y neurológicos. Pasó por varios hospitales hasta que terminó trabajando en la oficina forense del condado de Allegheny en Pennsilvania, Pittsburgh. Durante la autopsia de Webster, comenzó a ver la opción de una demencia relacionada con el boxeo. Así, con permiso de la familia y autofinanciándose, montando un laboratorio en su casa y analizando el cerebro con un profundo detalle.
Su publicación: el CTE en los jugadores de Fútbol Americano
Omalu determinó con sus estudios que, en 15 años de carrera, Webster había recibido impactos en la cabeza que equivalían a 25.000 accidentes leves de tráfico. "Al analizar la cabeza de Webster, nos encontramos con daños semejantes a los de las personas que sufren de Alzhéimer o demencia. También similares a las que se encuentran en algunos boxeadores", fue la publicación del doctor a la revista GQ.
Era la primera vez que salía a la luz la relación de los golpes que sufren los deportistas de fútbol americano con la posibilidad de una enfermedad. Rápidamente fue desacreditado por la NFL. Pero eso no le impidió a continuar.
Con los resultados de los estudios, empezó a escribir un artículo que le costó mucho publicar. Finalmente la revista especializada Neurosurgery le dio lugar. En 2005 salió a la luz el artículo: "Traumatismo Craneoencefálico Crónico (CTE, por su siglas en inglés) en un jugador de la NFL". Señaló allí que la gran cantidad de golpes, en forma repetida, que sufrían los jugadores terminaban produciendo daños a nivel neurológico. Eso termina con un cambio de personalidad, pérdida temporal de la memoria, náuseas, trastornos compulsivos y en algunos casos, los conducía a la muerte prematura por suicidio.
Su lucha desigual contra la NFL y más casos que lo avalaron
Luego de presentar su estudio, el pedido fue claro: cambiar las reglas del deporte para evitar los daños a nivel neurológico. Rápidamente, tras la primera vez que lo desacreditaron, la NFL cargó todas sus fuerzas contra el médico. La respuesta al artículo no se hizo esperar: le exigieron que se rectractara de sus afirmaciones, no sólo los dirigentes sino el departamento médico de la NFL. Peo Omalu no paró. Llegaron a él otras figuras tres figuras.tara de sus afirmaciones.
Empezó a estudiar otros cuerpos de ex jugadores que habían fallecido prematuramente. Todas ex estrellas que terminaron con su vida de forma drástica. Terry Long se suicidó a los 45 años bebiendo anticongelante. Andre Waters (la NFL le negó la pensión por invalidez durante años), se pegó un tiro a los 44 años. Justin Strzelczyk, con sólo 36 años, murió en un choque al explotar su camioneta. Huía de la policía. Decía que escuchaba voces. Así, con 17 casos en su haber, encontró en todos las mismas condiciones que había visto en Mike Webster.
Volvió a publicar en el año 2006 los resultados de esas investigaciones, pero la respuesta de la NFL era siempre la misma: desacreditar al médico nigeriano. "La única evidencia científicamente válida de encefalopatía en atletas es en el boxeo y en algunos jinetes de caballos", declaró en aquel entonces una de las médicas del comité médico de la NFL.
Las demandas contra la NFL y el reconocimiento a sus investigaciones
Ante la exposición pública de la lucha de la NFL contra Omalu, familias de distintos deportistas que pasaron por la NFL comenzaron a realizar demandas aisladas por la omisión en el cuidado de los jugadores. Fue creciendo tanto que, el número de juicios hizo rever la decisión de los organizadores del Fútbol Americano. Hoy son cerca de 4500 jugadores los que mantienen una demanda judicial por problemas de salud.
Así fue como en el año 2009, ante la evidencia científica, la NFL terminó reconociendo el trabajo del doctor Bennet Omalu. Siete años después de la muerte de Webster, el departamento médico aceptó la investigación y la estrecha relación que existe entre los golpes que se dan los jugadores y la CTE que diagnosticó el médico.
La enfermedad en el deporte: cómo tratarla y diagnosticarla
Distintas investigaciones estiman que se dan entre 1.6 y 3.8 millones de "concusiones" relacionadas con el deporte en forma anual en los Estados Unidos. Cerca de un 17% de pacientes que han sufrido estos golpes repetidos a lo largo de su vida, han presentado ECT. En el boxeo, estiman que la incidencia puede alcanzar un 25%. Depende del deporte que se practique y la posición que se ocupe dentro del mismo para determinarlas. La edad también puede tener cierta influencia en el desarrollo a futuro.
¿Cómo protegerse? la primera, y más obvia, es evitar lesiones craneales traumáticas repetitivas. Recomiendan que en los deportes donde los golpes en la cabeza se dan sitemáticamente, evaluar los efectos, porque puede ser de gran importancia para prevenir consecuencias a largo plazo. Otras pueden ser: limitar las prácticas de alto contacto, la aplicación de reglas de juego que disminuyan la probabilidad del trauma craneal o el aumento del uso de protectores dirigidos a la absorción de la fuerza y por lo tanto disminuir el impacto al cerebro.
No hay un diagnóstico de la ECT definitivo. Sólo puede hacerse post-mortem. Y el tratamiento es sintomático: a medida que van apareciendo los síntomas, se va tratando cada uno con fármacos o terapias específicas.
Según las investigaciones, 110 de los 111 ex jugadores que fueron analizados luego de su muerte padecieron encefalopatía traumática crónica. Estiman que cerca de 36 ex jugadores la sufren y son cerca de 4500 los que mantienen una demanda contra la NFL.
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