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¿Sos hincha de All Boys de nacimiento o adquirido más de grande?
Mi viejo era de Boca y de pibe me llevaba a la Bombonera y a la cancha de All Boys porque siempre vivimos cerca. Era especial, una cancha chica, miraba a la gente, veía el fanatismo y me generaba mucha emoción. Lo curioso es que por influencia tenía simpatía por Boca, hasta que en el 72 me llevaron a jugar a la Cuarta y empecé a ver los partidos. Y los muertos ganaron 22 seguidos. Así que me olvidé por completo de todo y me hice fanático del albo.
Te ganó el amor por el menos fuerte
Es que por un lado es un sufrimiento, pero lo que tiene de bueno es que al mismo tiempo fluctuamos entre varias categorías. Andamos entre la B, la Nacional B y a veces la A, entonces siempre hay motivo para festejar, así que no es tan triste. Claro, ser de River o de Boca es mucho más fácil.
Te identifica la frase que dice: "En las buenas y en las malas mucho más"
En realidad no existen momentos tranquilos, siempre se sufre, hay que acompañar en las buenas y en las malas hay que bancar. Los resultados me cambian un poco el ánimo, sobre todo cuando venís ilusionado y te caés. Pero al final se trata de fútbol, nada más.
En 2015, el club te hizo un reconocimiento. ¿Cómo fue?
Fue muy importante para mí que el premio llevara el nombre del Negro García López, un amigo de toda la vida. Nos conocimos de chicos en el barrio y después compartimos el camino del rock. El premio me lo dio su hija Pamela ante el público, así que fue muy emotivo.
¿Llegaste a tocar con Violadores en el estadio?
En el Islas Malvinas no toqué específicamente, pero sí en un gimnasio cercano que pertenecía al club. Lo que recuerdo es haber visto en esa cancha un festival en el 72 y que ese año salimos campeones. Tocó Sui Géneris y Pappo presentaba una banda nueva que se llamaba Antimateria. Estaba vestido muy glam y los hippies del momento lo bajaron al primer tema.
¿Qué te acordás de aquel campeonato?
Ese año me fui a ver un partido solo a la cancha de San Telmo en la isla Maciel. Ganamos 3 a 2 sobre la hora y, por suerte, un conocido mío que jugaba en la reserva se dio cuenta de que yo no salía de ahí ni loco, entonces me subió al micro de los jugadores. Nos bombardearon con todo tipo de piedras, pero igualmente me queda un lindo recuerdo, porque ese fue un gran año.
¿Qué otro momento glorioso recordás?
Además del 72, el gran momento del club fue ese famoso partido contra Central en Arroyito que ganamos 3 a 0. Yo vivía en Estados Unidos y gritaba los goles solo en el balcón. Los vecinos me miraban como a un loco. Es el punto máximo en la historia del club.
Completá la frase...
Mi vida sin All Boys sería: como decía Nietzsche, no tendría sentido. En realidad, si no tenés decepciones y amarguras, no podés conocer la felicidad
El sueño sería: volver a subir. Ojalá se dé como la última vez, que subimos dos categorías seguidas
El partido soñado: lo vivimos en 2018. Después de 15 años, volvimos a jugar contra Nueva Chicago y le ganamos 5 a 2
Ilustración de apertura Gonza Rodríguez
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