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Son argentinos, viven en Europa y planean recorrer 11 países en camioneta para llegar a Qatar y alentar a la selección
Rodrigo Sánchez y Tomás Caira viven en Alemania y Dinamarca respectivamente y la pasión por el fútbol los unió; faltan solo detalles para comenzar en agosto la aventura a bordo de “la chata de la Scaloneta”
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Dicen que los argentinos estamos todos locos y quizás cuando de fútbol se trata, tengan razón. El partido empieza y todo a nuestro alrededor deja de existir; nos volvemos supersticiosos, llorones, gritones y muy efusivos; gritamos, alentamos, nos enojamos y le hablamos a los jugadores como si los tuvieramos cerca. Damos clases frente al televisor y mostramos con cada detalle que la pasión no tiene límites. No por nada fuimos el segundo país en el ranking de entradas pedidas para el Mundial de Qatar 2022, justo por detrás del anfitrión, cuando se publicó la primera tanda. La cita mundialista nos queda a más de 13.000km pero para alentar a la Selección parece que la cancha está a media cuadra.
En medio del invierno europeo, a Rodrigo Sánchez y Tomás Caira se les ocurrió una idea con la que todo argentino sueña con hacer al menos una vez en su vida. Ellos viven en el viejo continente hace varios años -uno en Alemania y otro en Dinamarca-, trabajan, tienen sus responsabilidades y compromisos de todos los días. Pero, en agosto toda preocupación quedará de lado porque comienza el sueño: a bordo de una camioneta refaccionada por ellos mismos van a viajar desde España hasta Qatar. Durante cuatro meses, el objetivo es claro: llegar a tiempo para ver a la selección.
Pero eso no es todo. La premisa viene con sorpresa para el plantel dirigido por Lionel Scaloni. El recorrido abarca 11 países y seguro se encontrarán con muchos compatriotas en el camino. “Queremos llevar una camiseta y una pelota para que las firmen los argentinos por el mundo y se la podamos regalar a la selección”, le contó Tomás a LA NACION.
“A que no te animás a hacer esto en chata...”
Rodrigo Sánchez viajó a Dinamarca en pleno 2020 gracias a un vuelo de repatriación al que tuvo acceso por tener la visa aprobada. Tomás Caira vive en España desde los 11 años pero la pandemia lo llevó a territorio danés para poder escaparle a las olas de casos y confinamientos. Ambos llegaron al viejo continente de maneras muy distintas pero juntos -dado que tienen como nexo al hermano de Tomás- se convirtieron en amigos y vivieron grandes e insólitas aventuras juntos. La improvisación y las decisiones de un día para el otro los caracterizaron siempre, así fue como Tomás viajó al Mundial de Rusia de mochilero y Rodrigo se mudó a Dinamarca sin siquiera saber los números en inglés.
Su vida en Europa da para una charla a parte, un mate y facturas mientras suena un partido de fútbol de fondo. A grandes rasgos, llegaron a dormir abajo de la lluvia por no tener donde quedarse y nadar en agua helada en una noche de invierno. Pero su locura rumbo a Qatar nació como nacen las mejores ideas: un chiste y un ‘a que no te animás’.
Rodrigo llegó a Dinamarca sin saber inglés, pero su experiencia en la cocina le permitió trabajar primero como delivery y después como chef en un restaurante mexicano. Los dos amigos se miran y se ríen en la charla con LA NACION. “Cocina muy bien pero te deja la cocina explotada. Además, nunca hace un platito... siempre en cantidades industriales”, explicó Tomás con un gesto de complicidad pura y siguen con su relato.
Cuando la visa de Sánchez se terminó, pasó unos días en España con Caira y su familia, luego en Italia y finalmente en Alemania, donde le aceptaron otra visa y empezó a trabajar en un local gastronómico. El invierno alemán era desolador y el restaurante estaba bastante vacío. El cocinero se tenía que entretener e Instagram fue su divertimento.
“No había nada de trabajo, no entraba gente y estaba muy aburrido. Yo sigo esperando que esté mi pasaporte italiano y tengo que hacer tiempo, quiero viajar pero no pagar hospedaje así que empecé a mirar videos de gente que hace su propia casa rodante. Me acordé que Tomi se fue de mochilero a Rusia y dije ‘bueno, le mando’. Le dije ‘a que no te animás a hacer una casa rodante y hacer el viaje de España a Qatar en chata’. A la semana siguiente estábamos bucando una camioneta para comprar”, recordó Rodrigo. La aventura empieza en agosto pero desde la última Navidad los dos ya tienen todo decidido.
La chata de la Scaloneta
Diciembre lo pasaron juntos en España, con toda la familia de Caira. Entre festividades, comilonas y alguna que otra salida, revisaron cada rincón que pudieron hasta encontrar el transporte ideal. “Es una Ford Transit del 99, hermosa; la ves y es un monstruo”, detalló Tomás, que cada vez que puede resalta las ganas que tiene de que “el viaje empiece ya”. “Es un arma de guerra”, describió Rodrigo.
Pero, el vehículo que los va a llevar por 11 países durante cuatro meses no puede tener cualquier nombre. Necesita una identidad, como los barcos. “La chata de la Scaloneta” está lista y los espera. Ya pasó por el taller y solo faltan unos trámites burocráticos para salir a la ruta.
“Lo que sería la VTV de acá la vamos a hacer antes de salir porque dura seis meses, así tenemos margen para ir y venir. Hay que ponerle el seguro y listo”, sostuvo Caira. Hoy, cada uno está en un país distinto y su querida Ford, en Málaga, donde el viaje comenzará. “La idea es que Tomi llegue a mediados de julio, salude a su familia y conocidos y yo llegue el 25 para hacer los últimos trámites. El 1 de agosto arrancaría el viaje”, adelantó Rodrigo.
Y así se largan. Sin nada definido, descubrirán a lo largo del recorrido donde dormir, qué comer y a cuáles lugares visitar. Desde su cuenta de Instagram @lachatadelascaloneta, comparten el minuto a minuto de la previa de su aventura y en diálogo con LA NACION se muestran entusiasmados por todo lo que está por pasar. “Estoy seguro de que en algún momento la parte de atrás del vehículo va a estar abierta, la puerta también y vamos a ir cantando con la bandera argentina. Va a ser espectacular, quiero empezar el viaje ya”, se emocionó Tomás con solo imaginarse lo que vivirán.
De a poco, conocidos ya les ofrecieron hospedaje temporal, un lugar donde bañarse y algo caliente para comer. Pero si eso no está disponible, Rodrigo y Tomás tienen todo resuelto: bicicletas para recorrer, una ducha portátil para bañarse, ahorros y muchas ganas. Eso sí, no pueden desviarse demasiado y a lo sumo se quedarán cinco días en un lugar que disfruten mucho. Cuatro meses es bastante tiempo pero a medida que el camino se haga solo, la fecha de inicio del primer partido de la selección estará más cerca. El tiempo apremia y todavía no consiguieron entradas para los encuentros mundialistas. La ilusión está y se muestran abiertos a ayudar a cualquier argentino que se crucen en el viaje, aceptar recomendaciones turísticas y -por qué no- regalos.
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