Al entrenador le sobran opciones y su plantel es rico y diverso; los que se van, los que comienzan a irse y los que llegan
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De Qatar al Mundial 2026 será un viaje imposible para Ángel Di María, Franco Armani y Alejandro Gómez. Ninguno de ellos estará en la próxima Copa del Mundo. Nicolás Otamendi, Germán Pezzella, Paulo Dybala, Guido Rodríguez y Ángel Correa, probablemente tampoco vayan a integrar una lista que, en algunas madrugadas, Lionel Scaloni ya se debe tentar con borronear. ¿Y Lionel Messi? El capitán habita en una dimensión paralela y por ahora es una incógnita. El 11 de junio de 2026, el día de la apertura del Mundial en el Azteca, la leyenda estará a 13 días de cumplir 39 años. De cualquier forma, de algo no hay dudas: al menos un tercio de los campeones del mundo no podrán defender el título en los estadios de los Estados Unidos/México/Canadá dentro de menos de dos años.
La renovación está en marcha. Scaloni la asumió hace varios meses, sin ataduras ni compromisos con los históricos. Sin pergaminos ni blindajes. Progresiva y naturalmente, el recambio es visible. Algunos comprendieron que su etapa en la selección se terminó, como Di María, que se marchó por el camino de los héroes. Como Armani, que asumió que ya no tenía sentido ocupar una plaza sin proyección. Como Otamendi, que resiste al paso del tiempo, pero asiste desde adentro al cambio de testimonio con Lisandro Martínez. Scaloni no está dispuesto a dormirse en el sopor de la gloria. En cada convocatoria zarandea los nombres para que nadie (Messi, se dijo, es un caso excepcional) se sienta a salvo. Y, decididamente, le abrió las puertas a la nueva generación: en algunos casos, por ahora, solo para que acompañen, observen y aprendan, como sucede con Valentín Barco, Valentín Carboni, Matías Soulé o Facundo Buonanotte. En otros, para que empiecen a tomar dimensión de que su hora se acerca en la medida que no se ahorren compromiso y transmitan pasión: Alejandro Garnacho.
En cualquier caso, al entrenador le sobran opciones. Hasta cuatro selecciones, todas competitivas, podría formar Scaloni hoy. Con más o menos rodaje, con más o menos oficio, más jóvenes o más veteranos, a cuatro formaciones diferentes podría echar mano Scaloni para, ya mismo, por ejemplo, asumir los partidos con Chile y Colombia, esta noche y el próximo martes 10 de septiembre, en la reanudación de las eliminatorias sudamericanas. Con diferente potencial, claro, pero casi todos los apellidos podrían participar dentro de dos años en la Copa del Mundo.
Por primera vez en más de una década, Messi y Di María, juntos, no aparecieron en una convocatoria de la selección. Iba a suceder más temprano que tarde. Señal inequívoca de la mutación. Hay que viajar hasta el 15 de octubre de 2013, bajo la gestión de Alejandro Sabella, para descubrir un partido sin ellos en la nómina: una derrota 3-2 frente a Uruguay, en Montevideo, en el cierre de las eliminatorias para el Mundial de Brasil. Messi se había lesionado en Barcelona y ‘Fideo’ fue desconvocado por Sabella para darle descanso tras jugar cinco días antes contra Perú, en el Monumental.
Sin ellos, y presumiblemente con Otamendi en el banco, entre los titulares contra Chile no habrá ningún jugador que figure en el ranking de los primeros 20 con más presencias históricas en la selección. Marcas de los nuevos tiempos. Pero Scaloni sabe que tiene un lote consolidado y aplomado, una columna con Emiliano Martínez, Nahuel Molina, Montiel, ‘Cuti’ Romero, Lisandro Martínez, Tagliafico, De Paul, Paredes, Mac Allister, Lautaro Martínez, Julián Álvarez, Nicolás González… La base que desembarcará en la Copa 2026, más el amplio abanico que sostiene el eje de esta nota. Scaloni cuenta con alternativas en todos los puestos de la cancha, hasta en los laterales, una posición que le trajo varios disgustos a entrenadores anteriores por la escasez de variantes.
Después, se sabe, los imponderables se encargan de burlarse de todos los pronósticos. Vale un ejemplo para estar advertidos: en septiembre de 2022, poco más de dos meses antes del debut en Qatar, Enzo Fernández ni había debutado en la selección. Y terminaría premiado como el mejor futbolista joven del torneo. En una ‘fábrica’ como la Argentina, donde las apariciones a veces responden a un pestañeo del destino, conviene no descartar nada ni a nadie. Por ejemplo, entre los 44 apellidos que nutren este informe no aparecen las joyas de River, Franco Mastantuono (17 años) y Claudio Echeverri (18); el zaguero Aaron Anselmino (19), que Boca ya vendió a Chelsea; ni Federico Redondo (Inter Miami, 21), Giuliano Simeone (Atlético de Madrid, 21) y Cristian Medina (Boca, 22).
Y hasta conviene agendar otros apellidos, algo más retrasados, pero también en el radar albiceleste, como los volantes ofensivos Carlos Alcaraz (Flamengo, 21 años), Bruno Zapelli (Athletico Paranaense, 22), Alan Velasco (Dallas FC, 22), Nicolás Paz (Como, 19) y Kevin Zenón (Boca, 23). El volante central Máximo Perrone (Como, 21). Los laterales izquierdo Lucas Esquivel (Athletico Paranaense, 22), Francisco Ortega (Olympiacos, 25) y Lautaro Blanco (Boca, 25), y el delantero Facundo Farías (Inter Miami, 22).
Pero vale hacer un poco de memoria para descubrir que a los consagrados colegas de Scaloni no les tembló el pulso después de abrazarse a la gloria. ¿Qué renovación experimentaron los campeones del mundo anteriores? César Luis Menotti hizo 10 sustituciones entre los coronados en el ‘78 y la decepción de 1982: en España estuvieron Juan Barbas, Gabriel Calderón, Ramón Díaz, Patricio Hernández, Santiago Santamarina, Enzo Trossero, José Van Tuyne, Nery Pumpido, el ‘Vasco’ Olarticoechea, Jorge Valdano y Diego Maradona, en lugar de, por ejemplo, Luque, Oscar Ortíz, Housemann, Larrosa, Villa y el ‘Beto’ Alonso. Carlos Bilardo fue aún más drástico, ya que introdujo 15 modificaciones entre México ‘86 e Italia ‘90, y entre las más destacadas inclusiones estuvieron Claudio Caniggia, Sergio Goycochea, Juan Simón, Pedro Troglio, Roberto Sensini, José Basualdo y Néstor Lorenzo, y faltaron, entre varios, el ‘Tata’ Brown, Valdano, el ‘Negro’ Enrique, José Luis Cuciuffo, Claudio Borghi, Oscar Garré y Pedro Pablo Pasculli.
Ni Menotti ni Bilardo, cada uno con sus estrategias de renovación, pudieron repetir el título mundial. En realidad, ni ellos ni casi nadie, porque apenas Italia en 1934-38 y Brasil, en 1958-62 lograron revalidar la conquista. La Argentina lo intentará en menos de dos años. Antes, Lionel Scaloni deberá superar el desafío de la abundancia. Un problema que otros tantos querrían tener.
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