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El adiós a la "mesa chica" de la selección: cómo se apaga la mejor generación de futbolistas argentinos de la historia
Europa siempre disfrutó de magníficos futbolistas argentinos. Con las disculpas por las injustas omisiones, desde Luis Monti, Ernesto Grillo, Alfredo Di Stéfano y Antonio Angelillo, hasta Mario Kempes, Daniel Passarella, Diego Maradona, Ramón Díaz, Fernando Redondo, Gabriel Batistuta y Claudio Caniggia, pasando por Enrique Omar Sívori, ‘Chirola’ Yazalde, Osvaldo Piazza, Carlos Bianchi... Pero nunca tantos y tan buenos en la misma línea de tiempo. Claro que el resplandor de la última década empieza a palidecer.
Once apellidos, algo así como un equipo. Todos mundialistas. Todos campeones, y varias veces, entre varios clubes. Siempre en sitios exclusivos. Dueños de récords, en las canchas y afuera con transferencias de fábula. Con Lionel Messi como mascarón de proa, el mejor del mundo. Escoltado por espadas como Ángel Di María, Sergio Agüero, Javier Mascherano y Gonzalo Higuaín. Asistidos por Éver Banega, Sergio Romero, Lucas Biglia, Marcos Rojo, Ezequiel Lavezzi y Pablo Zabaleta. Once apellidos que marcaron una época y comienzan a distanciarse de su obra. Para casi todos, lo mejor aparece en el espejo retrovisor.
La retirada comenzó hace algunas temporadas, y en los últimos meses se encadenaron algunos movimientos que acentuaron el natural ocaso que llega con el transcurso de los años. Más allá de ensañamientos mediáticos, representan la generación más exitosa que se recuerde. Ningún grupo de futbolistas argentinos ganó tanto. Pero el tiempo pasa. Como un síntoma más, cuando se aproxima la apertura de las eliminatorias para Qatar 2022, de los once únicamente figura Messi en la lista del entrenador Lionel Scaloni.
Una vida juntos. Mascherano y Messi fueron los primeros de Alemania 2006. En los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, ya se reunieron ocho de los once. El Mundial de Sudáfrica 2010 lo compartieron Messi, Mascherano, Agüero, Di Maria, Higuaín y Romero. En la Copa América de Argentina 2011 estuvieron todos, sí, los once, no faltó ninguno. Al Mundial de Brasil 2014 sólo no concurrió Banega. Pero en la Copa América de Chile 2015 volvieron a reunirse todos. Al año siguiente, en la Copa América Centenario Estados Unidos 2016 únicamente se ausentó Zabaleta. Y nuevamente sin Zabaleta ni Lavezzi, a Rusia 2018 asistieron los otros nueve. Esa resultó la despedida de la selección, tras gobernarla durante una década. Pero este reciente mercado de pases demuestra que también les llegó el momento de dar un paso al costado en la gran vidriera del fútbol internacional.
Admirados afuera, y casi siempre con diferentes cuestionamientos adentro. El vacío de títulos en la selección los persiguió, porque como nadie antes, cayeron entre finales consecutivas en 2014, 2015 y 2016. Casi nunca se les reconoció que por ellos la selección se mantuvo a flote, porque en su defensa, les tocó convivir con los años más disparatados y decadentes de la AFA. Quedaron señalados como la ‘mesa chica’, el ‘club de amigos’. Un bordado quizás injusto para una generación que sí cometió un error: blindarse en la autogestión. Llegaron a adueñarse de la selección y su último acto conjunto, la Copa de Rusia 2018, lo certificó.
Vale el contexto para entender porque han sido únicos. A partir de 1995 con la ley Bosman, explotó Europa. Ya como comunitarios, los argentinos tapizaron las grandes ligas. En algunos casos, con un pasaporte y un astuto representante les alcanzó. Otros, se instalaron por su jerarquía. La primera huella la dejó la ‘generación passarellana’, soldados del Káiser, que apostó por una camada renovadora para la selección. Ellos empezaron a ser protagonistas en clubes de elite, a ganar títulos, a convertirse en noticia de un mercado con valores nunca vistos. Juan Verón, Roberto Ayala, Claudio López, Hernán Crespo, Matías Almeyda, Kily González, Javier Zanetti –el único que alzaría la Champions–..., apellidos que fueron sinónimo de prestigio en Europa y que encendieron polémicas y rechazos en la Argentina. Tal vez porque no atraparon ningún título con la selección, pero esa maldición también los perseguiría a todos los que vinieron después. Hasta hoy.
Un segundo corte generacional puede ubicarse en los ‘Pekerman’s boys’, casi todos campeones del mundo juvenil que se fueron sumando y adaptando con suceso en Europa. Creció la población, este desembarco fue todavía más numerosos que el anterior. Y alcanzaron más brillo, también. Desde Esteban Cambiasso, Samuel y Tevez, vencedores de la Champions League, pasando por Aimar, Saviola, Maxi Rodríguez, Sorin, Gabriel Milito, Nicolas Burdisso y hasta Juan Román Riquelme, entre otros. Quienes los contrataron y el tiempo que permanecieron marcaron su pulso. Futbolistas que dejaron una huella en Real Madrid, Barcelona, Manchester United, Internazionale, Liverpool, Atlético de Madrid y Valencia, por ejemplo.
Es asombrosa la cantidad de títulos que han ganado entre los 11, en sus trayectorias por España, Italia, Inglaterra, Francia, Portugal, Holanda y Bélgica: 146. De toda jerarquía, desde la Champions hasta la copa nacional de menor relieve. El detalle: Messi (34), Di MarÍa (24), Mascherano (19), Higuaín (14), Agüero (12), Lavezzi (11), Biglia (9), Zabaleta y Romero (7), Marcos Rojo (5) y Éver Banega (4). Ninguno jugó en Alemania.
Hasta que desembarcaron ellos, que salvo Rojo y Gonzalo Higuaín -apenas formó parte de los juveniles del 19 al 28 de septiembre de 2005, cuando la familia lo retiró mientras resolvía el tema de la ciudadanía francesa- también son producto del fantástico ciclo Pekeman-Tocalli. Esta generación muy probablemente represente la mejor cosecha histórica del fútbol argentino. Por cuatro pilares: la abundancia, una decena de figuras en la misma época temporal; la jerarquía individual; la permanencia en la elite y la trascendencia de los títulos que conquistaron. Pero fueron cayendo las hojas del almanaque. El inexorable paso del tiempo. Claro que todos los casos no son iguales, vale ubicarlos en cuatro categorías diferentes.
Los que salen del haz de luz
No son sólo sensaciones. El movimiento del actual mercado de pases europeo confirma el desplazamiento. Tres futbolistas y tres destinos que los relega del foco: Miami, Riyadh y Estambul. Gonzalo Higuaín (32 años), luego de que Andrea Pirlo, nuevo técnico de Juventus, le comunicara que no iba a ser tenido en cuenta –aunque le quedaba un año de contrato– se marchó a la MLS, al Inter Miami de David Beckham. Debutó en la noche del domingo pasado con derrota frente a Philadelphia Union: erró un penal en el minuto 75, los rivales se burlaron en su cara y hubo manotazos. El delantero, el primer argentino en superar la barrera de los 100 goles en España e Italia, cobrará 7.5 millones de euros por año hasta 2022, y así será el mejor pago de la MLS. Éver Banega (32), tricampeón de la Europa League con Sevilla, se despidió para marcharse al Al-Shabab saudí, que le aseguró un contrato por tres años que casi triplicó lo que ganaba en el conjunto andaluz. Y Lucas Biglia (34), libre de Milan, se marchó a la Superliga turca, donde ya debutó en Fatih Karagumruk, un equipo que está escalones por debajo de los históricos Galatasaray, Fenerbahce y Besiktas.
Piezas cada vez más en desuso
El regreso de Marcos Rojo (30 años) a Estudiantes resultó un parpadeo. La opción de compra era imposible para el ‘Pincha’ y regresó a Manchester United, donde hace tiempo no aparece en los planes del DT Ole Gunnar Solskjaer. Aunque tiene contrato hasta junio de 2021, la idea del club es venderlo –alrededor de 12 millones de euros sería su valor–, pero no sobran interesados. La prensa italiana especuló con una propuesta de Lazio, pero nada avanzó. En todo 2020 apenas disputo un encuentro: el 17 de febrero, en la derrota 2-1 de Estudiantes ante Defensa y Justicia.
Para Sergio Romero (33) tampoco hay lugar en Manchester United. A lo largo de sus cinco temporadas fue suplente, pero ahora hasta se quedó sin lugar en el banco. El club decidió apostar por Dean Henderson (23 años, el torneo pasado estuvo a préstamo en Sheffield United) como opción para el titular David De Gea. ‘Chiquito’ firmó contrato hasta 2021, pero el club le extendió un permiso familiar y estaría negociando su salida, quizás, a Valencia. Romero no se sumó a los entrenamientos de los 'Diablos Rojos', y por eso ni estuvo en el plantel alternativo que comenzó a disputar las ruedas preliminares de la Copa de la Liga.
La relación pareció terminarse al cierre de la temporada pasada, hace algunas semanas, cuando Ole Gunnar Solskjaer le arrebató a Romero la titularidad en las competencias donde venía atajando, para colocar al español De Gea en la semifinal de la FA Cup contra Chelsea y en la semifinal de la Europa League ante Sevilla. Perdió ambas. Desde 2015, ‘Chiquito’ atajó 61 partidos en el United por todas las competencias, y solo 7 de ellos correspondieron a la Premier League.
El retiro... y el umbral
Ezequiel Lavezzi hoy anda por los 35 años y está retirado. Fue el primero del grupo que se alejó de la actividad, en diciembre de 2019, tras jugar las tres últimas temporadas en Hebei Fortune, de China. Javier Mascherano tiene 36 años y un enorme amor propio. Hace seis meses que no juega, pero no permitirá que lo retire el coronavirus y seguirá insistiendo desde Estudiantes, su escala final tras ser compañero de Lavezzi durante dos temporadas en China. Y Pablo Zabaleta (35), que jugó en West Ham hasta el paréntesis por la pandemia y ya se despidió entre honores de la Premier League, se tomará hasta el 5 de octubre, cuando se cierre el libro de pases, para resolver su futuro laboral. Su último partido fue el 19 de febrero y el cierre de su carrera es una firme posibilidad.
La vigencia del tridente
Hay un tridente de ataque que fascina por su increíble plenitud. Con Lionel Messi (33 años) al frente, defendiendo su condición de único bajo la fusta de los récords. Es cierto que en la última temporada se le negaron los títulos, y la Champions League mucho más: desde 2015 que no la acaricia. Pero Messi no resiste discusión. Como tampoco Ángel Di María (32), salvo para Scaloni que no lo considera entre los mejores 30 futbolistas argentinos. ‘Fideo’ –sus cuatro transferencias en Europa movilizaron 179 millones de euros– recorre en PSG los años más rentables de su carrera, entre triunfos, goles y una distintiva capacidad para asistir a sus compañeros. Y Sergio Agüero (32) completa el podio. ‘King Kun’, el máximo goleador extranjero en la historia de la Premier (180 tantos; lo sigue el francés Therry Henry con 176), actualmente se recupera tras resentirse de una operación por la rotura de meniscos de la rodilla izquierda. Solamente a ellos tres, todavía les quedan algunos capítulos por escribir.
La calidad del grupo también la certificó su prolongada estada en Europa. Messi debutó en 2004 en Barcelona. En 2005, Espanyol contrató a Zabaleta. En 2006, Mascherano llegó a West Ham, Biglia a Anderlecht, Agüero a Atlético de Madrid e Higuaín a Real Madrid; en 2007, Di María desembarcó en Benfica, Romero en AZ Alkmaar y Lavezzi en Napoli; en 2008, Banega aterrizo en Valencia y apenas interrumpió su estada europea en el primer semestre de 2014 cuando vino a Newell´s. En 2010, Marcos Rojo pasó de Estudiantes a Spartak de Moscú.
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