San Lorenzo-Lanús: el Ciclón se despidió con una sonrisa en un partidazo

Se terminó una Superliga que San Lorenzo tratará de olvidar rápidamente. Un torneo que comenzó con Juan Antonio Pizzi en el banco, lo siguió con Diego Monarriz y lo finalizó con Hugo Tocalli. La tranquilidad no es una característica que acompañe al club en los últimos tiempos. El desenlace, sin embargo, resultó con una sonrisa. El entretenido éxito 4-3 sobre Lanús le brindó aire para que las complicaciones dejen de retroalimentarse y lo ayude a escapar del presente sombrío. Un bálsamo para pensar en lo que viene, mientras define a su nuevo entrenador. Porque el equipo tiene material para soñar con algo más sobresaliente.

Serán días de definiciones para San Lorenzo. En definitiva, un combo de situaciones repetitivas en los últimos años del club, que trata de encontrar un rumbo. Siempre con la idea de dar un golpe de efecto que todavía no sucede. Tras la salida de Monarriz -volvió a trabajar en la reserva- se despertaron una cantidad de versiones acerca del nuevo entrenador. Para tomar las riendas sonaron los nombres de Mauricio Pellegrino, Mariano Soso y Pablo Guede, pero la falta de consenso y la dilación para acordar la llegada del nuevo técnico mantienen a Boedo en una meseta. Dentro de este grupo, Soso parece ser quien está más cerca de comandar al equipo.

En este contexto, con empuje y decisión, el Ciclón logró una victoria a puro grito. Primero se puso en ventaja con un disparo de Diego Rodríguez desde afuera del área. No obstante, hizo poco San Lorenzo para conservar la ventaja. Apenas mostraba algo de lucidez en el pie derecho de Ignacio Piatti. Se replegó en el fondo y le entregó a Lanús el terreno y el dominio. Los de Luis Zubeldía, dinámicos, exhibieron buenas jugadas colectivas y triangulaciones que arrimaron riesgo al arco de Sebastián Torrico. Se caía de maduro: en el cierre del primer tiempo llegó al empate con un cabezazo de Ezequiel Muñoz.

La segunda parte resultó muy cambiante, eléctrica. Lanús golpeó un par de veces con un doblete de José Sand, pero el Ciclón supo reponerse a la adversidad con dos dianas de Adam Bareiro. Los locales insistían desde la vergüenza deportiva de no poder despedirse de su gente al menos con un empate. Y llegó al desahogo con la conquista de Marcelo Herrera tras una lúcida maniobra colectiva. Los visitantes nunca llegaron a paladear el triunfo parcial porque San Lorenzo devolvió los golpes con velocidad.

La emotividad se hizo dueña de la tarde en el Bajo Flores. El partido se volvió decididamente abierto y entretenido. La entrada de Lucas Menossi -lúcido, pensante- le modificó el semblante al Ciclón. El cambiante marcador se volvió toda una invitación para hacer del compromiso un espectáculo atrapante. De un lado y del otro, las puñaladas certeras no hicieron más que desnudar varias grietas defensivas y desencuentros a la hora de cubrir los espacios entre los volantes.

Así, en medio de las urgencias que asfixian al Ciclón, fueron sus simpatizantes los que valoraron la enjundia ante la adversidad y se marcharon con una sonrisa del Nuevo Gasómetro. Ahora es tiempo de pensar en el nuevo entrenador.

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