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Sampaoli, el zurdo rebelde
Jorge Sampaoli, "el Zurdo", ya había debutado en su amado Alumni, de Casilda, como DT-preparador físico y jugador. Todo junto. La semana decisiva pidió licencia en el Banco Provincia. Fue una por una a la casa de todos los jugadores. Había que revertir un 0-3. Tiempos en los que llevaba a dormir a la casa de su madre a los más "nocturnos". A Lucas Rubio lo tomó por la espalda en la puerta misma del boliche y lo subió a su auto. Pasaron más de veinte años. No podría hacer hoy lo mismo. Arturo Vidal es millonario y maneja una Ferrari. Pero Sampaoli apela a Callejeros, una de sus bandas más admiradas, para recordar que siempre están los orígenes: "Acordate de donde saliste y que ahí siempre se puede volver".
Algunos indignados lectores de El Mercurio aludieron de modo crítico al origen argentino de Sampaoli. Querían explicar por qué el DT de Chile, que sí había había sido inflexible años atrás con Charles Aranguiz, flexibilizó las normas y mantuvo esta vez en el plantel a Vidal, pese al escándalo de la Ferrari y las copas de más. Más que argentino, Sampaoli es de Casilda, ciudad de 42.000 habitantes, a 50 kilómetros de Rosario. Igual que el periodista Pablo Paván, que creció a 50 metros de la casa del DT y que acaba de escribir una gran biografía, "No escucho y sigo", título que también hace honor a una letra de Callejeros. Rockero, hijo de buen policía, Sampaoli se tatuó la frase "Siempre tengo a mi lado a mi dios", de Motor Psico, de los admirados Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Ama también a los uruguayos de La Vela Puerca. Y mantuvo un hermoso intercambio de correos con Gustavo Cordera, que lo conoció al celebrar el fútbol arriesgado de la Universidad de Chile campeona de la Copa Sudamericana 2011: "la magia que le da vida al baile -le escribió el exBersuit- la destreza, la elegancia, la improvisación, la valentía".
Conocida su admiración por Marcelo Bielsa (viajaba más de 350 kilómetros para seguir con prismáticos las prácticas de la selección argentina), Sampaoli, un obsesivo que no se detiene en su formación, se siente ahora más cercano a Pep Guardiola. Muchos de los que criticaban tanto vértigo le critican ahora la falta de vértigo. Sampaoli tiene en su casa una imagen de Eva Perón y en su oficina de trabajo un poster de Muhammad Alí, una biografía de Albert Einstein, charlas del filósofo José Pablo Feinman y un banderín de su querido Alumni. "Kirchnerista", según se declaró una vez en La Tercera, Sampaoli expresó ahora a la revista Sábado, de El Mercurio, su simpatía hacia Michelle Bachelet, votada otra vez presidenta un año atrás, hoy centro de muchos fastidios en un Chile que busca cómo reformar algunas estructuras. Se lo recordaron foristas que estos días lo acusaron hasta de ser un "defensor de borrachos". De no ser finalmente ni Bielsa en su fútbol de presión y ataque. Y no ser tampoco Claudio Borghi, su predecesor que sí se animó a echar a Vidal por indisciplina. En su conferencia sobre Vidal, Sampaoli eligió hablar de inclusión y de preocupación por la persona y por la familia. "Midió lo deportivo y lo humano", me dice Paván desde Chile. Sabe que los palos volverán si Chile, el mejor de la primera fase de la Copa América, el que ataca y le come los talones al rival, llega a perder el miércoles en cuartos contra Uruguay. Sampaoli no escuchará y seguirá. Buscando seducir, no obligar. Sampaoli dijo una vez a radio Universidad de Chile que llegó donde está gracias a cierta "rebeldía" y a no escuchar a quienes le decían que algunas cosas eran imposibles. Y acá está ahora. Buscando darle a Chile la primera Copa América de su historia. Y mirando siempre a su Casilda natal..
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