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Salió campeón con San Lorenzo y descubrió que el fútbol tapaba su verdadera pasión: “Conecté todo lo que me pasaba”
En 2001, Leonardo Di Lorenzo integró el plantel del Ciclón que dio la vuelta olímpica en el torneo local; al instalarse en Canadá y Chile encontró en la literatura una manera de analizar el deporte desde otra óptica
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Leonardo Di Lorenzo entendió que el fútbol, como pasión, tapaba algunas cuestiones existenciales que a la larga podían perjudicarlo. No alcanzaba solamente con ser campeón con San Lorenzo, el club de sus amores, con el cual dio la vuelta olímpica en 2001. Al día siguiente, cuando la tribuna quedaba vacía, debía redoblar los esfuerzos sin poder ocupar su cabeza en otros menesteres. “Uno vive en una burbuja de felicidad, qué haces lo que te gusta, ganás plata, te conocen, te piden una foto y de repente, algo te sacude un poco, te corre de ese lugar y estás a la deriva”, explicó Tiki Tiki, apodo que lo acompañó toda su carrera profesional, a LA NACION.
Su historia con San Lorenzo siguió hasta 2005, cuando sin poder lograr continuidad quedó con el pase en su poder. De inmediato, Argentinos Juniors lo contrató. “Jugué 15 minutos en seis meses, el técnico en el segundo semestre me dijo que no me iba a tenerme en cuenta”, explicó. Nuevamente, se presentó la misma situación: rescindió su vínculo y el próximo tren lo llevó a Canadá, un país sin la cultura futbolera de la Argentina, algo que al principio le resultó chocante.
Con la rutina establecida de entrenar y volver a su casa, Di Lorenzo prendió la televisión y no encontró programas deportivos. Al hablar con sus compañeros, los propios lo descolocaron al decirle que estudiaban y trabajaban luego de las prácticas. “Tenía compañeros que seguían carreras universitarias y les decía: ‘¿Cómo vas a estudiar todo eso si después tenés que jugar al fútbol?’. Es otra vida, se vive de otra forma. A mí me servía desde lo económico, no es que ganaba fortunas, pero estaba bien. En Canadá uno toma la profesión de otra manera”, contó Di Lorenzo sobre su vivencia en un fútbol que, en 2006 no tenía trascendencia, pero que a él le servía “para jugar”, un deseo que, en algunos casos, pocos futbolistas pueden cumplir.
Un deseo inconsciente que cultivó en Canadá y Chile
Los libros pasaron a ser un refugio para Leonardo. Una manera de conectar con un camino que se bifurcó de la pelota a raíz de un problema familiar con su hijo. Después de estar cinco años en Canadá, su siguiente destino fue Concepción, en Chile, donde en la soledad de su hogar le dio rienda suelta a la lectura.
“Estaba solo, con la cabeza angustiada y encontré compañía en la literatura, donde pude conectar con todo lo que me pasaba”, expresó Di Lorenzo, quien empezó a abstraerse de todo lo que rodea al fútbol para poder analizarlo de otra manera.
“Cuanto más subís el nivel en el fútbol, todo se hace más notorio. Te metés en un mundo donde todo está buenísimo, pero a su vez es una ilusión. Una vez que termina la carrera no hay nada igual y si uno quiere buscar lo mismo, en otro lugar, está buscando un imposible”, ejemplificó el protagonista de esta historia.
Con una pila de libros a su alrededor, su vida se modificó por completo y el fútbol pasó a un segundo plano. En 2013 regresó al país para jugar en el ascenso con la camiseta de Acassuso y empezó a sentirse “un bicho raro” al leer en concentraciones y viajes.
-¿Qué libros leés y a dónde te transporta cada uno?
Leo de todo. Novelas, cuentos, ensayos, poesías; cuando entrás a leer vas para todos lados. A mí me ayuda a comprender, a querer saber, a pensar y sentir. Quiero intentar comprender la condición humana, algo más complejo. La literatura me atraviesa completamente, es una manera de ser y estar. Me salvó la vida.
-Sí tenés que hacer un top tres de los libros que más te gustaron…
Recuerdo que cuando leí Crimen y castigo de Dostoyevski me dije a mí mismo: ‘Uh, mirá todo lo que me perdí. Acá estaba todo’. Sin lugar a dudas ese es uno. Después Los Miserables de Víctor Hugo; y La condición humana de André Malraux.
-Y si tuvieras que recomendar un libro...
Eso tiene que ver más con la persona. Es lo mismo que ahora con el scouting en San Lorenzo; yo trabajo proponiendo jugadores, pero sabiendo cómo juega el equipo y qué le gusta al director técnico. Pero yendo al caso, recomendaría cuentistas americanos como John Fante. Si la persona es de Argentina le diría de leer a Cortazár, Leo Oyola o Dolina.
A principios de 2021, Leonardo Di Lorenzo dejó el fútbol con la camiseta de Temperley. En el club del sur de la Provincia de Buenos Aires se dio el gusto de volver a jugar en la Primera División y así darle un cierre a una carrera que contó con el apoyo infalible de la literatura, una herramienta que le dio un panorama distinto. Dicho a su manera, una historia de novela.
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