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Sabrina Ameghino logró el bronce en el K4 500 y ganó la mayor cantidad de medallas para Argentina en la historia de los Panamericanos
SANTIAGO DE CHILE.- ¿Alguien la alcanzará algún día? Así como lloró detrás de sus lentes oscuros cuando la designaron abanderada de los Juegos Panamericanos, este viernes se desarmó por la emoción en Laguna Grande, en la comuna San Pedro de la Paz, cuando ganó el bronce en el K4 500 de canotaje. Una recompensa llena de emoción: el tercer puesto de Sabrina Ameghino es y será seguramente la medalla más representativa de Santiago 2023 para la delegación nacional, porque tiene 43 años y ya se veía prácticamente retirada de la actividad. Pero por sobre todo, porque con este podio se convirtió en el o la atleta argentina con mayor cantidad de medallas en la historia de los Panamericanos: 10, nada menos. Superó al exciclista Walter Pérez, que tenía 9, y entró definitivamente en los libros, si es que le faltaba algo.
“Estoy feliz con el tiempo, con el resultado, con todo”, diría después esta mujer convertida en leyenda del canotaje argentino. “Tenía un pánico enorme de no poder cumplir con lo que les prometí a las chica. Les dije que a los 150 metros iba a apretar como una enferma mental y gracias a Dios y al universo, eso salió”, agregó la palista a Horizonte Olímpico, que describió ese titánico esfuerzo final: “Apreté las fuerzas y el bote despegó otra vez, eso nos dio el plus para meternos por delante de Cuba, un bote al que no veíamos, no sabía lo que estaba pasando. Todo el mundo reparaba en cómo sufríamos con las cubanas, pero nosotras solo veíamos que nos acercábamos cada vez más a Canadá”.
Claro que su conquista no fue individual. Ameghino ocupó la posición trasera del bote y traccionó sobre el agua coordinando en el K4 500 con Candelaria Sequeira, Lucía Dalto y Martina Isequilla, que juntas completaron un tiempo de 1m36s79 y quedaron a 2s6 de México, el bote ganador, secundado por el de Canadá. Desde el último lugar de la embarcación, la “Abuela”, como se autodefinió con gracia desde Lima 2019, se complementó con las del grupo de adelante, una muy sensible al ritmo de las paladas (Sequeira) y otra haciendo funcionar la caja de cambios (Dalto). Lo dieron todo, en complicidad con esa ilusión personal que tenía Sabrina de reivindicarse en los últimos compases de su carrera. La misma que sufrió un golpazo al quedar excluida de Londres 2012, pese a haber conseguido marca olímpica. La que la pasó pésimo en la pandemia a sus 40 años, después de haber recibido resultados contrapuestos en los hisopados. Aquella que, ahora mismo, siente su cuerpo ya hecho pedazos, sobre todo por una hernia lumbar de larga data.
“No sé sigo, no creo que haya más competencias internacionales. Voy a ir de a poco, prestándole atención al cuerpo, relató Ameghino, que ya empieza a hacer el balance final de los Panamericanos: “Sé que éstos son mis últimos Juegos. El dolor que hay que pasar para llegar a todo esto no tengo ganas de hacerlo otra vez, pero no voy a soltar el equipo de una. Solo quiero sumar desde donde yo pueda”.
#Canotaje ¡Así festejaba el K4 500 femenino luego de ganar la medalla de bronce! 🙌🏻#EquipoARG 🇦🇷 #ArgentinaEnSantiago2023 pic.twitter.com/nu3xCC634r
— Comité Olímpico ARG (@PrensaCOA) November 3, 2023
Este insobornable idilio de la ensenadense con las medallas de los Juegos Panamericanos arrancó en Santo Domingo 2003, con dos bronces en K2 y K4 500. Ocho años después, en Guadalajara 2011, fue plata en K2 500 y tercera en K1 200, mientras que en Toronto 2015 quedó como escolta en K2 500 y se llevó el bronce en K1 200 y K4 500. El ansiado oro, y el único, fue en Lima 2019 en K1 200, una prueba que ya no está en el cronograma. En Perú, además, fue bronce K4 500.
Antes de involucrarse en su última aventura panamericana, apenas tenía algunas certezas del aporte que le podía dar al equipo: “Sabía hasta dónde podía dar yo y nada más. Cuando vimos los controles empecé a entender dónde estábamos, sin dejar de pensar que este lugar en el bote no era para mí. Si a Maggie (Magdalena Garro) no la bajaban del K4, yo probablemente no hubiese estado acá. Sentía una responsabilidad muy grande y ella está en un nivel que yo no estoy. Pero trabajamos las cuatro pensando en lo mismo... y cuando las cuatro van para el mismo lado, tiene que salir, y con Martina y las más pequeñitas, salió”.
El empuje de Walter Pérez
Lejos de cualquier celo deportivo o el “peligro” de que su récord de medallas se esfumara, Walter Pérez había propuesto el nombre de la palista en la Comisión de Atletas para que portara la bandera nacional en la ceremonia inaugural del Estadio Nacional. Y así fue: Ameghino, al acaparar la mayoría de los votos, hizo flamear los colores celeste y blancos por el césped junto con el rugbier Marcos Moneta, en la noche del viernes 17 de octubre. “Vas a tener la oportunidad de superar al ‘más mejor’, que soy yo’”, le decía en broma Pérez, antes de que la delegación albiceleste se embarcara para Santiago. Más allá del halago y desafío, Sabrina se sentía achicada ante la figura del ganador del oro en Pekín 2008: “¡El loco es campeón olímpico, está comparándose conmigo y…. no flaco, ¡estás allá arriba! Honestamente, para mí es un montón!”, le decía la madre de Vera a LA NACION.
Fue su sexta participación en los Juegos Panamericanos y lo vivió con un orgullo tremendo. Estaba un poco asustada por la responsabilidad, sobre todo sabiendo que hasta hace un tiempo se sentía afuera del equipo: en el selectivo de marzo le había ido mal y quedó fuera de todo proyecto este año. No estuvo con el equipo senior, aunque la volvieron a convocarla y a animarla, un rescate emotivo. Tuvo que trabajar sola en casa, pero con el apoyo de la familia, su preparador físico, Sebastián Paz, y su entrenador de la selección, Nicolás Cobelli, quienes estuvieron con ella incondicionalmente, La invitaron a no bajar los brazos y ahora disfruta de un récord inolvidable.
“Honestamente no pensé que se iba a dar de venir a Santiago 2023 ni lo que podía pasar, no hice todos los turnos que hicieron las chicas ni tampoco tuve alguna regata internacional en todo el año”. Y se queda con la última postal, más allá de su increíble colección de oros, platas y bronces: “Las medallas después juntan polvo y se archivan, pero la regata de hoy fue increíble”.
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