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Ocho argentinos detrás de un sueño: ser maratonistas olímpicos
La 35° Maratón de Valencia será el escenario para intentar la marca olímpica; los hombres deben correr en 2h16m o menos, mientras que las mujeres por debajo de 2h39m
VALENCIA, España (Enviado especial).- Mariano Mastromarino, Miguel Bárzola, Diego Elizondo y Matías Schiel. Karina Córdoba, Sandra Amarillo, Rosa Godoy y Nadia Rodríguez. Los ocho atletas argentinos que mañana, desde las 5 (9 de España), iniciarán una cruzada que puede ser histórica: buscar la marca olímpica (2h16m los hombres y 2h39 las mujeres) que les permita clasificarse para los Juegos Olímpicos de Río. Un sitial que ya tienen ganado, pero no asegurado, María de los Ángeles Peralta y Luis Molina. Una, Marita, en el maratón de Berlín. El otro, Molina, en la mismísima e impredecible maratón de Buenos Aires.
Cada uno sabe lo que hizo. Cada uno se entrenó al máximo de sus posibilidades y realidades. Algunos, Córdoba y Bárzola, en Alicante, España, a 180 km de Valencia. "Acá tenemos las mismas condiciones que en Valencia. Estamos tan cerca que no cambia. Eso es bueno. Conocemos el lugar, las calles y la geografía", dice Bárzola, quien vive en España desde 2002 cuando fue eyectado por la crisis económica que azotaba al país. Eran tiempos en los que Miguel combinaba los trabajos de albañil con los duros entrenamientos. "El oficio de mi familia me sirvió porque me pude defender acá y hacerme un lugar", sostiene. El crecimiento deportivo de Bárzola se gestó, es verdad, en España. Las condiciones la tenía. Como dice Oscar Cortínez (representante olímpico en Sydney 2000), "al talento le agregó el entrenamiento como única dedicación y eso le dio resultados". Situación similar que vivió Córdoba, que también se afincó en Alicante con su marido Nicolás Tucci, otro atleta de profesión. "Ya corrí la maratón de Valencia en 2011 (2h38m30s). Es un circuito mayormente plano y el clima suele ser benévolo para nosotros. Además, en mi caso, al quedarme cerca es ideal para buscar la marca olímpica", cuenta Karina. Y añade: "Hay que sumarle el premio extra si se consigue la marca clasificatoria (5000 euros) que sería de gran ayuda".
Otros, como Mastromarino, Schiel, Elizondo, Rodríguez, Amarillo y Godoy a sus altísimos volúmenes de entrenamiento le agregaron las millas de su tarjetas de vuelo. En distintas tandas, cruzaron el océano atlántico tentados por las bondades deportivas y económicas que harán de Valencia una carrera más cosmopolita aún con los 4000 extranjeros (25% del total) que dirán presente.
De punta a punta, es decir tanto los elites como la masa de amateurs que este domingo se congregarán en el Puente de Monteolivete para correr por la ciudad del running y a la grada azul lindante con el Museo Príncipe Felipe, en la denominada Ciudad de las Artes y las Ciencias. "Suma mucho que la carrera otorgue un bono para la marca olímpica. Habla del interés que tienen acá para que vengan atletas de todo el mundo", indica Schiel, quien el lunes pasado al regresar de Cachi, Salta, donde realizó un mes de entrenamiento en altura, viajó de urgencia a Trelew para cobrar una beca que, a último momento, le concedió el municipio de su ciudad. La vida de Schiel no es simple. Trabajó como mozo, kioskero, albañil y peón de campo. Pero de todas las profesiones sigue eligiendo la de corredor. Por ello, el chubutense elige las competencias que den premios en efectivo "para parar la olla y seguir sintiéndome vivo". No se queja, pero pide memoria. "Es complicado. Nunca pude hacer una planificación extensa. Es como que voy día a día", comenta el atleta de 26 años que llegó a correr dos carreras un mismo fin de semana para embolsar 3500 pesos. Para llegar a Valencia, Schiel organizó un bono contribución que vendió personalmente. "Fue una locura que me salió bien. La gente se prendió y me ayudó. Estoy acá por cada uno de los que colaboró. Fue increíble porque así junté los 27.000 pesos que me faltaban para hoy estar en Valencia", añade.
Por su parte, la chubutense Amarillo (es de Rada Tilly), a los 31 años va por su tercera maratón. De las 2h53m en Rotteram 2012 al abandono en Buenos Aires el mismo año, dice que se siente otra atleta. Más completa y madura. "Los años te dan experiencia –expresa– y te hacen ver cada carrera de manera distinta. Para Valencia entrené en Santiago del Estero y me dio mucha confianza para acercarme lo más posible a la marca mínima. Hace mucho tiempo que corro. No es la primera vez que varios argentinos van a buscar la marca, pero tengo la sensación de que es la primera vez que van tantos con buenas posibilidades de lograr el objetivo."
Para la riocuartense Godoy es un viaje con sabor a revancha. Le sobran condiciones y sus marcas indican que debería correr por debajo de las 2h39m. Sin embargo, aún no lo pudo conseguir. "Vengo con buenas expectativas porque los entrenamientos y las carreas que hice así lo indican. El día de la carrera es uno solo y estás vos solo para correr el maratón", suelta. En cambio para Nadia Rodríguez, Valencia será su primera vez en el universo maratoniano. Lo máximo que corrió fue una media maratón a los 19 años. Esquel fue el lugar porque se lo había prometido al organizador. Hoy, con 31 años, llega confiada pero no quiere subirse al tren de la ilusión. "Voy a salir en busca de la marca, lógicamente, pero sin presionarme porque tengo otra opción en Rotterdam", deja fluir.
Los antecedentes del sanjuanino Elizondo son buenos. Militar de profesión y atleta por elección, sus registros son satisfactorios en distancias menores (10.000 y media maratón). "No tengo miedo al debut. La tensión que puede haber se va cuando empezás a correr e intentás sostener el ritmo pautado para llegar a la marca. No hay que volverse loco. Siento que estoy en un gran momento", remarca.
El último mosquetero es Mastromarino. Por necesidad más que por deseo se transformó en un habitué del maratón. Ganador del maratón de Buenos Aires 2014 y reciente medalla de bronce en los Panamericanos de Toronto, el marplatense arriba a Valencia con serias posibilidades de obtener la marca. Interiormente lo sabe, pero no lo dice. "Cada carrera es única. Podés haber hecho la mejor preparación de todas y corrés pésimo. La maratón no te perdona. Es impiadosa como cada distancia del atletismo. Vengo acá por algo. No vengo de paseo. Correr en Río sería el mejor premio deportivo de mi carrera", afirma con convicción.
Los ocho atletas pasan las horas en Valencia. Pasean, caminan y trotan un poco. El lobby del hotel Ilunion Aqua oficia de concentración nacional. Cada uno a su tiempo y a su manera irá por el mismo sueño: grabar su nombre en el firmamento del maratón.
Populares y argentinos también
Además de los 8 atletas argentinos de elite, entre las 16.700 almas que formarán parte del maratón habrá dos corredores amateurs. En España, populares. Son Martín Omar Montero y José Luis Robles que iniciará la prueba un poco más atrás aunque con el mismo objetivo que sus compatriotas: cruzar la meta del maratón más rápido de España.
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