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Tras la restitución de las becas, el diagnóstico de los atletas argentinos: “Nos sentimos huérfanos”
El jueves 27 de octubre pasado, cuatro maratonistas fueron notificados que quedaban sin las becas del Enard; dos hicieron público su reclamo y un día después Juan Alberto Scarpín, presidente de la CADA, activó el tardío pedido de prórroga; "nosotros actuamos en base a un protocolo de becas; las becas fueron restituidas”, argumentó Carlos Siffredi, gerente técnico deportivo del Enard
La bomba estalló. La bomba iba a estallar y nadie la desactivó. Los atletas, en este caso los maratonistas, hace tiempo que están en pie de guerra. Alertas y tensos. No por estar a minutos de iniciar una competencia como el maratón olímpico que tuvo por primera vez en la historia a seis representantes argentinos (tres hombres y tres mujeres), sino por sentirse cada vez más alejados de una dirigencia a la que consideran corroída por un sistema similar al que impuso Julio Grondona en la AFA: la perpetuidad del cargo para dirigir los destinos del deporte.
En este caso, la imagen de Grondona queda encarnada en la figura de Juan Alberto Scarpín, máximo dirigente de la Confederación Argentina de Atletismo (CADA) desde 2009 (antes ocupó cargos menores) producto de tres períodos consecutivos, a quien los atletas (ya muchos on the record) piden a gritos que cese en su función y le dé una renovación a la CADA a partir de un impulso moderno y profesional. Por estos días, la batalla se dio por la quita de las becas del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard) a cuatro de los seis maratonistas olímpicos.
Las becas vencieron el 31 de octubre pasado y desataron la reacción inmediata de Luis Molina y María de los Angeles Peralta, quienes en redes sociales mostraron su descontento. Ambos atletas, conducidos por Leonardo Malgor, desde sus cuentas personales de Facebook mostraron su enojo por el retiro de los $6000 mensuales que también afectó a la sanjuanina Viviana Chávez y a la cordobesa Rosa Godoy. Quedaron eximidos Mariano Mastromarino y Federico Bruno, por sus logros deportivos en 2015 (bronce panamericano en el maratón de Toronto 2015 y medalla de oro en el Sudamericano 2015, respectivamente).
¿Los motivos? “Muy sencillo -respondió Carlos Siffredi, gerente técnico deportivo del Enard-, el protocolo de becas que previamente cada deportista acepta es muy claro. Se trata de becas de excelencia y como en los dos últimos años Peralta, Molina, Chávez y Godoy no obtuvieron logros deportivos que los justificaran se decidió que fueran becarios exclusivamente como atletas clasificados a Río”. Y añadió: “En sí, ellos accedieron a una beca transitoria. Asimismo, una vez finalizados los Juegos se les suspendió el plus por haber clasificado a Río (50% extra durante seis meses que se suma a la beca transitoria) y se les mantuvo la beca básica hasta el 31 de octubre pasado. Más allá de la normativa vigente, el lunes, cuando recibimos el pedido, decidimos prorrogar y restituir las becas de los cuatro atletas afectados. Será hasta fin de año a la espera de que la CADA eleve el informe concreto para que continúen o no en 2017”. Y añadió: "Ellos (por la CADA) saben cómo son los procesos".
Molina, en medio del silencio y la tranquilidad de Cachi, en Salta, se sinceró: “Me genera mucho dolor tener que exponer lo que me pasa en las redes sociales. Hace dos meses dejé Lobos para irme a vivir a Mar del Plata para poder entrenar con Mariano [Mastromarino]. Lo hice porque ahí puedo correr con alguien de mi nivel y eso no hace más que potenciarme y cuando llevo casi un mes en Cachi, para preparar el maratón de Valencia (próximo 20 de noviembre), donde voy a buscar la marca para el Mundial del año próximo, me encuentro con la frialdad de una notificación por correo electrónico que me informa que me quedo sin beca. ¿Cómo debo actuar? Son momentos en los que querés dejar todo y abandonar. Te quitan la energía”.
Cargado de angustia y con la voz quebrada siguió: “Estuve 14 años detrás del sueño de ser olímpico. No es que corrí en Río y me dejé estar. Sigo adelante porque estoy pensando en los Juegos de Tokio. Es muy difícil para un atleta estar esperando que tus dirigentes actúen bien”. En concordancia, Chávez expresó: “Te sentís sola. Nos sentimos huérfanos. La sensación es esa: corrés y te sacrificás porque querés y podés. Pero el apoyo de tus dirigentes es a cuenta gotas.
En este contexto, si no estás fuerte de la cabeza, te vencen. La lucha es permanente. Necesitamos dirigentes profesionales que sepan por todo el proceso que atravesamos y cuáles son nuestras necesidades. Ellos están para eso, no para otra cosa”.
Razones y justificaciones
Puede estarse de acuerdo o no, pero el protocolo expedido por el Enard es contundente y muestra quiénes, cuándo y cómo pueden acceder a su sistema de becas. La metodología ógía del Enard aplica a los deportistas en su capacitación, preparación y entrenamiento de acuerdo a un rendimiento demostrado (hasta el 3° puesto inclusive) en competencias internacionales a nivel sudamericano, panamericano, mundial y olímpico, tanto para atletas como entrenadores y cuerpo técnico. “Para asignar una beca se mira para adelante (la proyección) y para nivelarla se mira para atrás (los resultados). Un deportista que obtuvo resultados y no proyecta sólo cobra el premio por su logro, tal como sucedió en Río y se retira. En cambio, un atleta que emprende una campaña olímpica o panamericana en procura de logros, se convierte en destinatario de este beneficio”, detalló Siffredi
Ante esta realidad, el 28 de septiembre último, es decir más de un mes antes de la suspensión, Siffredi solicitó vía correo electrónico a la CADA que ofreciera los argumentos técnicos y los logros equivalentes para mantener las becas de los deportistas que consideraran adecuados a las normativas del Enard. La respuesta de Scarpín y de Miriam Ermacora, secretaria general de la CADA, fue que sus equipos técnicos evaluarían tal solicitud para elevar una pronta respuesta. Pasado un mes, y sin haber recibido propuesta alguna, el jueves 27 de octubre, el Enard volvió a pedir el informe dado que las becas serían dadas de baja a la brevedad. “Al no recibir respuesta alguna, no me quedó otra que enviar las comunicaciones a los atletas”, precisó Siffredi. “Esto es así. Es diario nuestro trabajo, permanente. Corresponde que cada Federación informe y justifique. Nosotros somos el vehículo para que un deportista reciba el apoyo correspondiente por ley. No podemos meternos en cuestiones internas de cada deporte”.
LNCorre aprovechó la presencia de Scarpín en Buenos Aires por la Copa Nacional de Clubes que el último fin de semana se desarrolló en el Cenard, y lo consultó para sopesar el accionar y proceder de unos y otros. “Nosotros informamos a tiempo y pedimos la ampliación de las becas. No depende de nosotros, más no podemos hacer sino esperar la respuesta del Enard”, apenas se justificó.
El argumento o encerrona discursiva del máximo dirigente de la CADA, rápidamente, cayó en un saco roto por varios motivos. Por un lado, en comunicación telefónica con este diario, la secretaria de la CADA, dijo: “No estoy al tanto de la quita de las becas porque estuve en un curso. Esto igualmente deberías verlo con el profesor Scarpín”. Por el otro, la CADA, en un comunicado oficial fechado el 28 de octubre (cuya recepción en el Enard recién se dio el lunes 1), expuso que el cese de becas realizado por el Enard a los cuatro maratonistas era correcto pero, tardíamente claro, procedió a solicitar la reconsideración de la medida dado que los maratonistas tenían la marca o índice (salvo Luis Molina que compite en breve en Valencia) para poder representar al país en el próximo mundial de atletismo de Londres 2017.
El proceder de unos y otros, esta vez, fue evidente y dejó al descubierto un sistema cautivo de un círculo vicioso que está arraigado en la dirigencia del atletismo argentino. Acostumbrados a que los atletas, por temor en la mayoría de los casos a perder el apoyo, hagan silencio, la CADA sólo actuó una vez que el reclamo se hizo público. Así quedó demostrado con las becas de los maratonistas. Ante la protesta, la CADA solicitó la reconsideración para que la beca continúe, mientras el Enard sin respuesta del organismo actuó en base a un protocolo que es de acceso público.
dc/gs
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