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Cómo es la biomecánica del atleta
Tres especialistas fundamentan la importancia del cuidado del corredor; la necesidad de saber las fortalezas y las debilidades; el antiejemplo de la keniata Priscah Jeptoo
¿Qué será correr bien? ¿Correr mucho? ¿Correr rápido? ¿Correr con técnica perfecta? Cada corredor, cada entrenador y cada médico parecen tener su propio librito. Una teoría de lo que para cada uno significa correr bien. Correr como los que saben. O como los keniatas. Como los que ganan. Correr sin parar. O correr con salud.
"Correr sin dolor. Correr todo lo que queremos. Correr tan rápido como nuestro potencial nos permita. Correr sin esfuerzo y sin demasiado pensamiento consciente. Una persona que hace las cosas bien, y de a poco, va construyendo su tolerancia a correr más cantidad y más rápido". Así se lo explica Greg Lehman, fisioterapeuta y quiropráctico canadiense especialista en running, a LNCorre. No habla de tiempos ni de kilómetros, porque, aclara, eso dependerá de las aptitudes de cada uno, del entrenamiento y de los objetivos. Pero sostiene una idea que busca llegar cada vez a más personas, en especial a quienes se suman por primera vez al denominado boom del running: la distancia y los minutos llegarán solos, lo más importante es no castigar al cuerpo. Y para eso es necesario saber cómo correr, empezar desde el principio. Desde la largada.
Jorge González Guedes, preparador físico, especialista en biomecánica y responsable de las evaluaciones funcionales del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), agrega algo más al concepto inicial: "Correr lento sabemos todos, correr rápido no. Y para saber si alguien puede correr rápido, primero necesito evaluar a la persona estructuralmente: cómo se para, cómo camina y cómo se mueve. La perfección en este caso no importa que no duela, porque el dolor remite a un problema", analiza. Es el objetivo principal: que la actividad física sea con salud.
Es cierto que una buena técnica de carrera puede ayudar al corredor a economizar su energía. Pero también es verdad que no todos los corredores son iguales y su técnica a la hora de ponerse las zapatillas dependerá de muchos factores, algunos de ellos a tener muy en cuenta: diferencias estructurales y funcionales que modifican el movimiento y que a futuro pueden traer más de un dolor, y no sólo de cabeza. "Los corredores tenemos fortalezas y debilidades y necesitamos conocerlas. Si realizamos una evaluación sobre nuestro cuerpo, vamos a intentar correr lo más parecido a esa técnica explotando las fortalezas y vamos a trabajar sobre las debilidades para que no me impacten negativamente en mi salud. Si se carga sobre una disfunción, se va a resentir la articulación y eso trae aparejado una lesión. Desde el lado de los profesores, debemos mirar el árbol y no el bosque, evaluar individualmente. No puedo pretender que una persona corra como enseñan los libros, primero porque no se trata de un velocista y además porque tengo que saber con quién estoy trabajando. Detectando el problema y trabajando primero sobre ese punto específico se puede evitar el daño y llevar una vida longeva corriendo", agrega González Guedes. "Si puedo identificar una limitación en la función básica, como podría ser la flexión dorsal del tobillo, eso podría ayudarme a entender por qué alguien ejecuta sus movimientos de una manera determinada. Por otro lado, si existe algo estructural como el arco de las piernas, entonces sé que no puedo corregir eso y no debería intentarlo", analiza Lehman.
El ejemplo que muchos fisioterapeutas utilizan para demostrar que no siempre se puede correr como indican los puristas es el de la keniata Priscah Jeptoo. Pese a su imperfecta técnica, ganó las maratones de Nueva York y Londres, entre otras, con 2h20m14s como su mejor marca en 42K. Comparada con muchas atletas de su misma camada, se destaca el movimiento de sus rodillas y cómo su braceo defectuoso intenta buscar un balance. Y parece lograrlo, porque nadie puede negar su calidad atlética. "El cuerpo se mueve por patrones. El cerebro no sabe qué está bien y qué está mal, cree lo que se le dice. Si alguien renguea, el cerebro toma como un patrón estructural caminar rengo. El cuerpo busca el balance natural. Uno puede corregirla, pero nadie nos puede asegurar que Jeptoo corra más rápido por tener una técnica perfecta", analiza González Guedes. "Cada uno tiene su cadencia, su forma natural de movimiento, que está relacionado con el desarrollo propio. No existe el correr correcto. Si esa estructura que el corredor tiene es sintomática y uno influye queriendo corregirla, puede traer dolor. Porque esa persona ya tiene una estructura y lleva una adaptación hecha, es su canon biomecánico", analiza Leonardo Betchakian, fisioterapeuta, quiropráctico y parte del equipo de kinesiología del plantel profesional de Boca Juniors.
Estudio: el FMS (Functional Movement Screen) es un sistema de ránking para evaluar el índice de riesgo (a partir de posturas) de las articulaciones para identificar limitaciones funcionales
"El corredor en general no conoce cuáles son sus límites y es algo que uno debería aprender a explorar. Reconocer las sensaciones y saber diferenciar el dolor del esfuerzo y el de una lesión, sea muscular o estructural", anticipa González Guedes. Para eso existen varios tipos de evaluaciones biomecánicas del movimiento y de la marcha que pueden ayudar a conocer el propio cuerpo, potenciar las virtudes y, sobre todo, prever las lesiones. Identificar cuáles fueron las fallas en la etapa del desarrollo de la persona en cuestión para entender por qué corremos cómo corremos. Y por qué nos lesionamos donde nos lesionamos…
El FMS (Functional Movement Screen), por citar un ejemplo, es un sistema de ranking que busca evaluar –a través de una serie de posturas– el índice de riesgo de las articulaciones, los patrones de estabilidad y de movimiento y así identificar las limitaciones funcionales y las asimetrías del cuerpo. Con los resultados de esa evaluación (que otorga un máximo de 21 puntos) se puede realizar un plan de trabajo específico para cada corredor, según sus puntos altos y bajos. La idea, entonces, no es aprender a correr de nuevo (aunque no estaría mal), pero sí identificar qué es lo que puede limitar los objetivos a la hora de salir a correr. "Te permite saber por dónde empezar a trabajar en un entrenamiento", explica González Guedes.
Y llegó el dolor
El famoso y peligroso mantra "No pain, no gain" al que remite Haruki Murakami en el libro De qué hablo cuando hablo de correr puede ser perjudicial si se confunde el dolor generado por el esfuerzo o el cansancio con verdadero dolor. Conocer al cuerpo y escucharlo parece ser la única estrategia para evitar que esa molestia se transforme en algo más grave que los saque, literalmente, de carrera. "La gente que comenzó a correr de grande tiene lesiones previas conocidas y desconocidas. En cuanto un corredor aumenta la velocidad y la frecuencia de entrenamiento, esas viejas lesiones afloran y ahí comienza el dolor", anticipa González Guedes. Para los médicos y entrenadores, no es posible saber cuál es el tope de un corredor en cuanto a velocidad y kilometraje, pero con estudios previos sí se puede prever dónde estará situado el problema que le impida alcanzar los objetivos.
"Muchas veces las lesiones afloran cuando no se da tiempo a la adaptación. El corredor supera su capacidad adaptativa y aparecen los síntomas, que en estos casos están relacionados con el mal manejo de la progresión de trabajo. Cuando llega un paciente con dolor se analizan no sólo las alteraciones estructurales y las funcionales, sino también se observa cómo se fueron dosificando las cargas de trabajo. Respetar una progresividad en las cargas es fundamental", sostiene Betchakian. Para González Guedes, el gran problema es la modernidad. "Todo te lleva a querer correr cada vez más. El desarrollo de las carreras indica eso: ir de 5K a 10, a 21, a una maratón sin tiempo de adaptación. Ir de una distancia a otra es un proceso que se debe respetar", asegura.
Pero no siempre una lesión es sinónimo de parate. Betchakian explica que para cualquier deportista, sea amateur o profesional, lo ideal es realizar una recuperación activa. "El objetivo es minimizar los tiempos de reposo porque es mucho lo que se pierde en ese proceso. Y la búsqueda está en perseguir que el deportista, sea corredor o no, vuelva al gesto natural de su cuerpo, a su movimiento natural, con la mínima carga sintomática posible. Se busca hacer un entrenamiento de rehabilitación. Y que se respete, una vez más, la progresividad de los estímulos. De eso depende que la recuperación sea efectiva", cierra.
Correr lindo, correr mucho y rápido, correr con técnica, correr todo lo que se pueda y disfrutando. Y con salud, por sobre todo. Ése parece ser el secreto para poder correr toda la vida.
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