Una charla con una de las últimas fondistas prodigio del atletismo estadounidense: desde su adolescencia como una solitaria corredora de cross hasta sus récords, pasando por el aprendizaje después de Pekín y su reciente -y exitosa- incursión en el maratón. En el horizonte, Londres y algo más. Molly se confiesa...
"Pekín fue un momento difícil para pasar. No lo veo como una revancha con una sola persona, sino como otra oportunidad para tratar de hacerlo bien y terminar en el podio. El error fue simple, así que no aprendí de él en sí mismo, pero sí aprendí mucho sobre cómo avanzar y lidiar con los arrepentimientos". A Molly Huddle (31/08/1984) el atletismo le dio la posibilidad de convertirse en una de las más dominantes fondistas de esta era, pero también le brindó la chance de redimirse a cada momento. Como ella misma afirma en esta entrevista que le dio a LNCorre en medio de semanas de mucha intensidad que incluyeron una tercera victoria consecutiva en el medio maratón de Nueva York (1:08:19), a esta altura algo así como 'La casa de Molly'. A sus 32 años, con dos Juegos Olímpicos y dos mundiales de atletismo en sus espaldas, acumula un palmarés impresionante que, sin embargo, para muchos críticos amenazó con empañarse el 24 de agosto de 2015, cuando faltando centímetros para la meta en la competencia de diez mil metros del Campeonato del Mundo de Atletismo de Pekín, Molly se descuidó dejándole el paso a Emily Infeld. Aquella imagen que dio la vuelta al mundo e inundó los portales deportivos, para la atleta de Rhode Island, significó más que perder una medalla de bronce. A eso se refiere en la primera cita, que completa un pronóstico seguro mirando hacia el Campeonato del Mundo de este año: "No sé cuán táctica será la carrera de diez mil metros -de Londres 2017-, pero de lo que estoy segura, es de que nos prepararemos para todo de cualquier manera". El cronómetro aquel día del verano boreal chino fue de 31:43:58, poco menos de un minuto y medio encima de su mejor registro en la distancia que realizó en agosto de este año en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Su monstruosa marca de 30:17:43 le valió un sexto puesto en la carrera donde Almaz Ayana fue récord del mundo y le permitió, además, quebrar el récord nacional que hasta ese momento estaba en manos de Shalane Flanagan. A simple vista, si algo ayudó a Molly a re confirmar las premoniciones que la perseguían desde sus épocas de universitaria, fue la media maratón de Nueva York en 2016, que ganó con la segunda mejor marca de todos los tiempos en esa distancia para una atleta nacida en Estados Unidos: 1:07:41, sólo siete segundos por detrás del registro logrado por Deena Kastor en Berlín 2006. "Crecí en el estado de Nueva York, sólo vivo a unas horas en coche de la ciudad, por lo que correr de local se siente de una manera especial. También disfruto de los eventos de New York Road Runners porque reúne diversas disciplinas. ¡Siento como la energía de la ciudad me da un impulso en la motivación cuando estoy corriendo por las calles!".
Para Molly, que se estrenó en maratón el 6 de noviembre de 2016, con el tercer mejor tiempo para una debutante americana (2:28:13), un tercer puesto detrás de Sally Kipyego y la leyenda viva Mary Keitany, las pruebas y errores o los métodos de aprendizaje comenzaron desde chica, cuando en 1998 se inscribió en la Universidad de Notre Dame y empezó a cosechar campeonatos de la NCAA. "Creo que el sistema NCAA en los Estados Unidos es un gran lugar para aprender a competir o ganar atención para conseguir patrocinios. Es un gran lugar para desarrollarte porque hay talento de alto nivel, pero sin tanta presión por lo que hay tiempo para aprender sin crítica a una edad temprana." De allí, su vivencia más conocida es la de la chica menuda y solitaria cruzando por los distintos campos de Estados Unidos, siempre imperturbable delante de paquetes de mujeres sacando la lengua intentando alcanzarla. "Corría sola en la escuela secundaria especialmente porque yo era la única persona en el equipo de cross country. Creo que fue bueno para desarrollar la fuerza mental y la motivación para entrenar por mí mismo y empujar las carreras sola. Cuando había muchas mujeres cerca de mí en las carreras tenía que utilizar tácticas y empujar mis límites para estar lo suficientemente en forma para tratar de vencerlas. Tuve algunas pérdidas frustrantes que me enseñaron a correr mejor. También gané más aptitud y aprendí más lecciones al entrenar con mujeres que eran mejores que yo". En total, integró diez veces el equipo All America, un rejunte anual de los mejores corredores amateurs del país, asentó el récord universitario en cinco mil metros con 15:32, ganó la milla de Nike Indoor, las dos millas de Adidas y fue cuarta en el prestigioso meeting FootLocker National Cross Country Championship, para muchos la antesala del profesionalismo en Estados Unidos. Mucho antes de todo eso, fue medalla de plata en los campeonatos outdoor USATF detrás de Lauren Fleshman, bronce en el campeonato mundial de Cross de Polonia y sexta en el campeonato mundial de Moscú.
Maratón, récords, dopaje, Trump
"Idealmente el debut del maratón hubiera sido hace dos años, lo consideraba desde 2011, pero mi entrenador (Ray Treacy) había hecho para mí planes en la pista de Río, así que confié en su visión a largo plazo. Era difícil ver a mis compañeros de entrenamiento cuando llegaba el momento del maratón, ¡Realmente quería unirme!", reconoce Huddle sobre su inicio en los cuarenta y dos kilómetros. Ante la consulta de por qué eligió una competencia tan dura como Nueva York, además del 'sentimiento de cercanía', Molly agrega que "Nueva York era realmente desafiante con las colinas y el viento. No estaba segura de habernos preparado lo suficiente para eso, pero terminar tercero entre esas mujeres con tanto talento fue un éxito. Espero correr más rápido la próxima vez y subir en el ranking de mejores tiempos de Estados Unidos". Pero, ¿Qué es lo que lleva a Molly Huddle a elevar aún más la vara? Considerada la sucesora de Kastor o Flanagan, compone una perfecta simbiosis entre trabajo y dedicación con talento y una planificación no forzada. La comparación, claro, cae de madura y con ella la pregunta de cómo se siente cuando inevitablemente la ponen en esa lista: "Nunca pensé que estaría corriendo cerca de Deena (Kastor) o Shalane (Flanagan), o al nivel de Kara Goucher. Ellas siguen compitiendo fuerte y continúan estableciendo el nivel de excelencia para las corredoras femeninas en los Estados Unidos y aunque todas somos atletas con diferentes puntos fuertes, que me comparen me inspira confianza. Me gustaría que al retirarme mi carrera se parezca a la de ellas".
Volviendo al punto de maratón, el recuerdo reciente de la experiencia todavía está a flor de piel: "¡Fue una locura ver a tanta gente en el maratón! Para muchos corredores es el desafío final. Me hubiese gustado estar más atenta en la previa y ver el color de la carrera, pero estuve muy concentrada en gestionar mi energía. El maratón es especial, ya sea que corran en cuatro horas o dos horas y media, que los corredores todavía se pregunten acerca de geles, ampollas y zapatillas después de haber terminado un maratón es algo muy bueno". Molly Huddle, que se pinta una uña de cada color antes de competir, ganó fama de corredora imperturbable y solitaria a medida que se presentaba alrededor del mundo como aquella fondista capaz de mantener ritmos bestiales en punta y con las africanas dominando. Sin quererlo, su carrera en Nueva York no contrastó con sus máximas virtudes. Pidiéndole que revise aquella estrategia ocasional, Molly no duda: "¡Nueva York fue un maratón tan solitario para mí! Fui conservadora con el resto del pelotón durante los primeros 9 kilómetros, pero luego Mary Keitany subió el ritmo y la carrera se extendió, por lo que me quedé sola durante los siguientes seis kilómetros. Ahí fue cuando pasé a dos mujeres y entonces Sally (Kipyego) me pasó en la milla 15 y aunque la perseguí en los últimas diez millas no pude atraparla. Fue una manera curiosa de probarme en un maratón". Además del récord obtenido en diez mil metros y de los top three en cinco mil metros (tuvo el mejor registro nacional en esa distancia hasta que Shannon Rowbury se lo quitó en Bruselas 2016, marcando 14:18:89) media y maratón, Molly afirma que "Estoy orgullosa del récord americano y en general son grandes impulsores de la confianza, pero se sienten más como un premio consuelo por el trabajo duro. Para mí, el verdadero premio siempre es ganar y subir al podio". En el maratón de Nueva York así lo hizo, ganando un tercer puesto a siete años de la última estadounidense en subirse al pedestal de las mejores, Shalane Flanagan.
La pregunta sobre el difícil panorama que atraviesa el atletismo gracias al dopaje es imposible de esquivar, sobre todo después de que distintos casos de doping en atletas de larga distancia, algunos mientras se desarrolló esta entrevista, sacudieron la agenda. El de Jemima Sumgong, la hasta hace días atrás mejor maratonista del mundo, ganadora del maratón de Londres y de la medalla de oro en Río 2016, es el más resonante. Molly sin embargo es optimista y cree que "Como atleta, siempre he creído que hay maneras de competir de forma limpia en un contexto contaminado", y dice que "es importante quitarle el enfoque del éxito a cualquier costo por sobre algo moral". Si bien también reconoce que es complicado saber quiénes y cuántos son los corredores que recurren al dopaje, "espero que la AMA (Agencia Mundial Antidopaje) y la IAAF puedan hacer las cosas básicas, como prohibirlos de por vida, instituir agencias de control independientes en países con historial de doping y castigar a los gerentes". El rol de los medios también es importante, y al respecto Molly es contundente: "Creo que hay atletas que son presentados como modelos inspiradores, cuando en realidad incurrieron alguna vez en el dopaje o son sospechados. ¡Hay atletas increíbles y limpios verdaderamente inspiradores! A ellos miro para motivarme". Sobre la pregunta de cuáles atletas le gusta ver, Huddle no vacila: "Laura Muir es una gran atleta y muy joven, tiene todo por delante. También mi compañera de entrenamiento Emily Sisson (segunda en el medio maratón de Nueva York 2017 detrás de la mismísima Huddle) va a ser realmente emocionante de ver, especialmente en el maratón. Tenemos un futuro emocionante aquí en los Estados Unidos, así como Ajee Wilson tiene un futuro brillante también".
La entrevista gira hacia lugares comunes que no escapan a la coyuntura global y que tocan también al atletismo. En febrero, a las pocas semanas de asumir, el presidente Donald J. Trump firmó una orden ejecutiva que impedía a ciudadanos de siete países entrar a Estados Unidos. El caso más visible fue el del somalí nacionalizado británico Mo Farah, pero lo cierto es que gracias a sus políticas deportivas universitarias, el deporte estadounidense y sobre todo el atletismo de fondo tiene a muchos exponentes que llegan buscando suerte desde África Oriental. ¿Qué piensa Molly Huddle al respecto? "Conozco y me entreno con algunos atletas de otros países y estoy casada con un ciudadano canadiense (el ex mediofondista Kurt Bessinger), así que espero que sus esfuerzos no impidan que otros atletas y personas puedan vivir y entrenar en los Estados Unidos. Están aquí porque creen que es un gran país y que eso mejora sus posibilidades".
Presente, futuro y Londres en el horizonte
Un día en la vida de Molly Huddle empieza con café, harina de avena y "una cita con el quiropráctico". Entrena dos veces al día, primero por la mañana después del desayuno, donde hace el kilometraje más largo del día, y luego una sesión nocturna más corta. A veces hace pesas y también duerme siesta. "Mi marido hace la cena e intento ir a la cama a las 10 de la noche". Sus días están a la orden de Ray Treacy, que elabora la mayoría de sus planes de carrera, aunque Kurt hace sugerencias. "Él (por Kurt) ha sido genial llevándome en los entrenamientos de pista, viaja conmigo a los campamentos de altitud y no me deja sola en los entrenamientos de invierno. Es un gran apoyo para mí, sobre todo en los últimos campeonatos de Estados Unidos (trials) y Campeonatos del Mundo. Él absorbe mi estrés", dice Huddle entre risas.
Fue su coach Ray quien después del récord en Río aseguró que aún Molly podía correr más cerca de los treinta minutos e incluso debajo, mientras que después del maratón aseguró que "Estoy seguro de que ahora mismo está en condiciones de correr los cuarenta y dos kilómetros en 2:20". Sin embargo ella es cauta y prefiere, aunque sabe de su potencial en larga distancia, centrarse en los diez mil metros con foco en su prueba preferida, los cinco mil. "Vamos a centrarnos en los diez mil metros de Londres y después buscaremos correr cuarenta y dos kilómetros pensando en ganar más experiencia. Me gustaría correr maratón en los Juegos Olímpicos de Tokio", dice sobre su futuro inmediato. Asegura que se siente lista para dar el paso definitivo pero que también, al igual que su manera de encarar las carreras, todo es a su debido tiempo. "Estuve corriendo más volumen de entrenamiento desde mi primer medio maratón en 2014 y desde entonces me me volví más fuerte en la pista también. Aprendí a mantener mi cuerpo sano trabajando con un gran quiropráctico y haciendo trabajos de peso dos veces por semana". Le pregunto cómo le influyeron la exposición después de Río y de Nueva York y responde que "Lo más importante es que también aprendí a manejar las presiones y las decepciones en el camino, mis perspectivas sobre la carrera han mejorado en los últimos años. ¡Soy una atleta distinta al de mi primera carrera profesional en 2007!"
¿Cómo se ve Molly Huddle a sí misma en algunos años? "Me veo ligada al atletismo, escribiendo en alguna publicación, trabajando en programas de larga distancia de atletismo en Nueva Inglaterra. Y claro, de alguna manera me gustaría disfrutar de la vida corriente", detalla. Como en sus mejores días en casa.
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