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Un día tremendo para el rugby argentino: que los All Blacks sean favoritos es lo mejor que puede pasarles a los Pumas
Éste es un día tremendo para el rugby argentino. Creo que los jugadores son conscientes: jugar una semifinal de un mundial es un verdadero premio. Los Pumas se han ganado su lugar y se encuentran, una vez más, entre los cuatro mejores equipos del planeta. Imagino que ya están concentrados, tal vez algo nerviosos y ansiosos, pero repletos de un sentimiento de merecimiento, de realización... Tener la posibilidad de protagonizar una semifinal de Copa del Mundo, un partido tan importante, debe ser en sí toda una satisfacción.
Sin lugar a dudas, para el público en general hay un claro favorito: los hombres de negro. No solamente por su historia y su presencia casi habitual en las etapas finales, sino también por cómo llegan a este partido. Le ganaron un cuarto de final impresionante a nada menos que Irlanda, uno de los otros favoritos, que llevaba una racha invicta de 17 partidos y se encontraba liderando el ranking de World Rugby durante el último año y medio. Nueva Zelanda eliminó a un candidato muy fuerte, jugando un excelente rugby. Es lógico entonces que, teniendo en cuenta esta última actuación y el historial que tiene contra el equipo argentino, sea nítido favorito.
Ahora bien; pienso que es lo mejor que puede pasarles a nuestros Pumas, ya que no tengo dudas de que ésta es una forma de motivación. Como hemos dicho en columnas anteriores, las más grandes victorias de los Pumas a lo largo de nuestra rica historia rugbística se han dado en estas condiciones, cuando parecía que se jugaba contra Goliat siendo David. Históricamente, esto es lo que hace fuerte al seleccionado argentino. Imaginen entonces cómo puede influir en el equipo argentino este sentimiento, si este contexto, además, se dará en una semifinal mundial. ¡Qué lindo partido para jugar! No olvidemos que este equipo es el que superó en las únicas dos ocasiones de la historia a los All Blacks. Es un grupo que conoce perfectamente la dimensión, el esfuerzo y la abnegación que debe tener para doblegar a los neozelandeses, simplemente porque ya lo ha logrado. Entonces, ¿por qué no podría repetir la hazaña?
Respecto al juego, nunca es fácil encontrar costados negativos en el seleccionado negro. Generalmente hace muy bien las cosas, comete pocos errores, tiene jugadores de mucha experiencia y un gran manejo de los momentos de los partidos y de las situaciones en las que puede complicársele el panorama. Más allá de eso, los neozelandeses son mortales y pueden, también, tener un mal día. Un claro ejemplo es el partido que perdieron durante la rueda de grupos contra Francia. En aquel encuentro el equipo estuvo sorprendentemente impreciso, jugó mal y fue claramente superado por el local en actitud, en toma de decisiones y en intención de juego.
Los Pumas deberán lograr un rendimiento casi perfecto para superar esta semifinal y derrotar a Nueva Zelanda. Deberán basar su estrategia en una defensa férrea, agresiva, en la que la lucha por cada metro se convierta en una batalla, tratando de someter todo el tiempo a los rivales a una gran presión, para no dejarlos jugar tranquilos e impedirles que generen dinámica. No podrán caer en muchas equivocaciones ni desperdiciar sus momentos favorables, ya que no suelen presentarse tantas oportunidades contra esta clase de equipos. Hay que aprovecharlas. Nada fácil, ¿no?
Todos hemos sido espectadores de lo que ocurre cuando Nueva Zelanda se enchufa y empieza a desarrollar su juego... Lo último que recuerdo es el partido que jugaron por el Rugby Championship en Mendoza, donde los All Blacks fueron netamente superiores a los Pumas. En aquella tarde, los hombres de negro dominaron los tiempos, y con eso, las acciones. Recuerdo que me quedé impresionado por su intensidad, la velocidad de los apoyos, las posiciones del cuerpo de los forwards al momento de entrar en contacto, y lo incisivos que fueron los lanzamientos preestablecidos...
En el seleccionado argentino me pareció raro el cambio de Gonzalo Bertranou por Tomás Cubelli. Sinceramente, me cuesta entenderlo, no por juzgar a Gonzalo ni mucho menos, sino simplemente porque en el cuarto de final contra Gales se logró una victoria con Cubelli como conductor. Está claro que el equipo argentino tuvo ese sábado el mejor desempeño en el Mundial y me pareció raro que, habiendo un solo cambio de ese equipo a éste, tuviera lugar en un puesto tan trascendente. De todas maneras, el staff tendrá sus razones. Tal vez prefiere poner un jugador más joven y fresco, que seguramente estará en plena capacidad física para correr los 80 minutos pegado a la pelota, dándole mayor dinámica al juego ofensivo... Pero debo admitir que el cambio me sorprendió, porque considero que Cubelli tuvo una buena actuación frente a los galeses. ¿Será que a este cambio lo tendrían previsto de antemano?
Para lograr la victoria y acceder por primera vez en su historia a una final del mundo, los Pumas deberán llevar a cabo un juego completo en todas sus facetas. Sería imposible enfatizar un solo aspecto del juego contra los All Blacks, desligándose de otro, ya que su jerarquía permitiría al equipo neozelandés identificar y explotar rápidamente ese punto débil. Será imprescindible una gran defensa a lo largo de los 80 minutos y generar mucha presión impidiéndole al adversario tomar decisiones fácilmente... Por otro lado, creo que los Pumas deben imprimir su propio ritmo. Identificar los buenos momentos para acelerar, cerrarles el juego y ganar la batalla de los forwards, impidiendo que se despeguen en el marcador, y obligarlos a adaptarse a los tiempos del conjunto argentino. Salir a jugar a su ritmo y tratar de igualar su dinámica favorecerían, a mi entender, a los hombres de negro. La Argentina debe concentrarse al tener la pelota, jugando a su ritmo, con tranquilidad, e imponiendo sus condiciones.
Personalmente, en las horas previas a compromisos como éste me concentraba para llevar a cabo todo lo que se había practicado en la semana, respetando el plan de juego para el partido. Cada unos de los 23 jugadores, entre los titulares y los suplentes, debe tener muy claro qué tiene que hacer. Existe la presión, por supuesto, pero es una presión hermosa. ¡Se está eventualmente a 80 minutos de jugar una final del mundo por primera vez en la historia! Es una motivación extra espectacular. No es nerviosismo o una ansiedad fea, sino estar cerca de lograr algo que quedaría escrito en la historia del rugby argentino por siempre.
La realidad es que en el día previo al encuentro hay muy pocas cosas que se puede cambiar. Por lo general, si el plan de juego se ha planteado clara y correctamente, ya está todo visto, analizado, y uno conoce perfectamente lo que debe hacer. En estas horas previas, lo más importante es llegar tranquilos al partido para explotar en el momento correcto. Es como si le abrieran la jaula al león a las nueve de la noche para que saliera a pelear...
En estas últimas horas anteriores al desafío cada jugador suele tener su “ritual”, para manejar esa ansiedad. A algunos les gusta jugar a las cartas; a otros, descansar para estar bien frescos a la noche... Lo importante es no explotar antes del partido sino en el momento correcto. No “jugar” el partido antes, no gastar energía innecesariamente. Es muy difícil manejar esa ansiedad dentro de cada uno, pero cada jugador tiene la libertad de vivir la situación como la siente. A mí, por ejemplo, me gustaba dormir mucho. Disfrutaba jugar a la noche y aprovechaba todo el día para dormir; trataba de descansar el mayor tiempo posible para llegar fresco físicamente y explotar en el momento oportuno.
Este viernes los Pumas estarán nuevamente frente a un haka. Este ritual es algo cultural para los neozelandeses y muy importante para ellos. Pero la realidad es que no deja de ser una coreografía –por llamarlo de alguna manera– para quien lo mira desde fuera. Es imposible pensar a esta altura que a algún jugador argentino el haka podría perturbarlo o sacarlo de su objetivo. Se trata de un ritual muy característico en Nueva Zelanda, que representa a su cultura, honra sus antepasados, y se debe tomarlo con el respeto que corresponde. Pero la realidad es que no es más que un show antes del partido. Esperemos que el show de los Pumas comience una vez que el árbitro dé el pitazo inicial...
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