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Coronavirus: un partido del Super Rugby en Nueva Zelanda batió un récord de público
El mejor rugby del mundo volvió de la mejor manera. Como si fuera otro planeta, 43.000 hinchas se amucharon en el Eden Park de Auckland sin barbijos ni ningún tipo de distancia social para observar cómo Beauden Barrett, en su debut de con la camiseta de Blues, contribuía a la victoria sobre Hurricanes, su ex equipo.
Luego de tres semanas sin nuevos casos de Covid-19 y con la totalidad de los infectados ya recuperados, Nueva Zelanda levantó todas las restricciones, excepto la de mantener las fronteras cerradas, y fue el escenario del primer espectáculo deportivo masivo post pandemia.
Cancelado el Super Rugbyen el que participan los Jaguares luego de la fecha 7, Nueva Zelanda impulsó un certamen para sus cinco franquicias, denominado Super Rugby Aotearoa. Cuna del mejor rugby del mundo y deporte nacional por excelencia, la primera fecha ofreció una pequeña muestra de lo que serán estas diez semanas en las que cada partido es un clásico.
En la madrugada del sábado, Highlanders y Chiefs abrieron el telón a pura emoción con un encuentro que se definió sobre el final ante 22.000 espectadores en Dunedin. El domingo, en el nuevo horario de las 15.30 hora local (pasada la medianoche del sábado en la Argentina), se produjo la mayor asistencia a un partido de Super Rugby en Nueva Zelanda en 15 años.
El mítico estadio que coronó en dos finales mundialistas a los All Blacks entre otros partidos épicos, fue testigo esta vez de la presentación de Beauden Barrett en el local Blues, nada menos que ante el equipo que había representado en 120 oportunidades previamente. No se destacó especialmente en la vibrante victoria 30-20, que tuvo a Rieko Ioane como jugador más desequilibrante. Y todavía espera por el estreno del veterano Dan Carter, que regresó a su país para jugar en Blues luego de actuar cinco años en Francia y Japón.
Barrett, que no había estado en los siete partidos que llegaron a jugarse de la temporada regular y en la que Blues había conseguido cinco victorias, jugó como fullback, aunque varias veces apareció como lanzador.
Lo importante era el regreso del rugby y toda la gente viniendo a alentar al equipo. Fue una verdadera celebración de rugby. Es fantástico estar jugando nuevamente, el apoyo del público fue abrumador
Elegido mejor jugador del mundo en 2016 y 2017, Barrett quedó atrapado entre los festejos de sus ex compañeros cuando el hooker Dane Coles marcó un gran try a pura velocidad y potencia, como si fuera un wing, para adelantar a Hurricanes 8-7. El nuevo jugador de Blues se lo tomó con humor, y en definitiva fue él quien rio último. Blues, que se había puesto en ventaja con un try de Caleb Clarke tras una buena acción individual de Iaone, fue superior. El electrizante primer tiempo contó con un try más por lado (TJ Faiane y Ben Lam), y Dalton Papali’i estableció una diferencia decisiva a los 10 del segundo tiempo al capitalizar un hermoso pase con el pie de Faiane.
"Estuve un poco fuera de ritmo… era difícil tener un partido perfecto para mí", admitió Barrett, que no jugaba desde el partido por el tercer puesto ante Gales en Japón 2019, ocho meses atrás. "Lo importante era el regreso del rugby y toda la gente viniendo a alentar al equipo. Fue una verdadera celebración de rugby. Es fantástico estar jugando nuevamente, el apoyo del público fue abrumador, así que esperamos volver a vivir algo así cuando regresemos en 15 días".
A la hora de elegir al jugador del partido, la cadena Sky Sports se inclinó por… "cada uno de los ustedes", en referencia a todo el pueblo neozelandés.
El estreno del sábado en el Forsyth Barr Stadium también estuvo plagado de emoción. El partido se definió a favor del local 28-27 en el último minuto con un drop de Bryn Gatland, hijo de Warren Gatland, entrenador del equipo perdedor. El apertura se había quedado afuera de los 23, pero la lesión del titular Josh Ioane le abrió la puerta para integrar el banco de suplentes. El padre se enteró del cambio por un mensaje de texto durante una cena familiar, donde el hijo anticipó que anotaría el drop ganador.
"Es impresionante. Es algo único en el mundo y el premio al trabajo duro de cinco millones de neozelandeses", dijo el Ministro de Deportes Grant Robertson, presente en las tribunas del estadio de Highlanders. "Cualquier fanático del deporte sabe que si uno está presente en el lugar de los hechos, la experiencia es completamente distinta."
Alerta para Jaguares
El suceso resulta auspicioso para el rugby neozelandés en particular y para los fanáticos del rugby alrededor del mundo en general, luego de tres meses de sequía, pero el éxito del Super Rugby Aotearoa representa una complicación para las aspiraciones de Jaguares de volver a integrarse a una competencia global.
Tanto al interior de Nueva Zelanda como de Australia se alzaban voces bregando por cortar lazos con Sudáfrica y la Argentina, en parte por el desgaste que produce el exceso de viajes como por la degradación que, entienden, sufren sus jugadores. La pandemia les dio la excusa para jugar puertas adentro, algo que continuará en 2021, y dejó boyando en un mar de incertidumbre el destino de la franquicia argentina.
Los 43.000 espectadores en Eden Park representaron la asistencia más alta para un partido de Super Rugby en Nueva Zelanda desde 2005, ocasión en la que también se enfrentaron Blues y Hurricanes. Aquella vez, Carlos Spencer llevaba la 10 de los locales y Tana Umaga era wing del visitante. Hoy Spencer es entrenador asistente en Hurricanes y Umaga hace lo propio en Blues.
Es algo único en el mundo y el premio al trabajo duro de 5.000.000 de neozelandeses. Cualquier fanático del deporte sabe que si uno está en el lugar de los hechos, la experiencia es distinta.
En la segunda fecha, Blues visitará a Chiefs en Hamilton el sábado y Hurricanes recibirá en Wellington a Crusaders, que tuvo fecha libre en el inicio.
Los últimos cinco campeones del Super Rugby son equipos de Nueva Zelanda (y 17 en 24 ediciones).
El lunes, la Primer Ministro Jacinda Adern había declarado a Nueva Zelanda país libre de coronavirus y entró en la fase 1 de la cuarentena iniciada el 20 de marzo. Pasaron 23 días después de que se reportara el último de los 1154 casos positivos de Covid-19 (de los cuales 22 resultaron víctimas fatales) y la única restricción vigente es el cierre de fronteras. Esto propició la apertura de los estadios justo antes del inicio del Super Rugby Aoteroa, que se extenderá por 10 fines de semana, y las entradas para ver el clásico entre Blues y Hurricanes volaron.
El fútbol español se reanudó este fin de semana con hinchas digitalizados en las tribunas y suplentes con barbijos en el banco. El PGA Tour hizo su regreso y devolvió un paisaje desolador, con los jugadores luchando solos en un enorme campo sin público. El rugby volvió en el mejor lugar posible y de la mejor forma posible. Por ahora, sólo queda disfrutar a la distancia.
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