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SIC y Alumni, de aquella final a esta pelea desde abajo
En 2011 fueron los dos mejores de la URBA y jugaron una definición apasionante; hoy observan desde lejos el Nacional de clubes y buscan recuperarse para tener desquite en el Top 14
Ahí están. Ahí se los ve. Parecen perdidos en la inmensidad. Parecen languidecer el azul y negro o el blanco y rojo de sus camisetas. Parecen hundidos, remando contra la corriente, intentando salir a flote. Pero no. Juegan, se divierten. Y, pese a todo, se permiten disfrutar. Se dan el gusto. Es lo que hay. No es el caprichoso destino ni algún guiño esquivo del azar. Es la realidad que les toca vivir. Protagonistas ambos hace cuatro años, no mucho tiempo atrás, de una las definiciones más épicas y apasionantes que se tenga memoria, hoy la cruz es pesada, aunque, al menos por lo demostrado ayer, la cargan, la llevan y a exhiben orgullosamente. El camino es largo, sinuoso. La meta no es otra: volver a ser, reafirmar ese sentido de pertenencia que no en vano se han ganado.
A SIC y a Alumni les vino en gracia cruzarse en esta segunda posta de las nueve que depara la primera etapa del remozado Torneo de la URBA , readaptado y, a su vez, adoptado por su hermano mayor, el Nacional de Clubes que lo acompaña de la mano, caminando erguido. Allá a lo lejos, en una lontananza llamada Top 14, asoman siete de sus más tradicionales rivales, los mejores de la temporada pasada, condición que ninguno de los dos cedió, en absoluto, si bien ahora la deben reforzar. Cálidamente, los esperan. Dan por seguro que no fallarán, de hecho nunca lo han hecho, pero habrá que trajinar. La oportunidad de ser parte de esta nueva elite la tuvieron frente a frente en un repechaje por una singular vacante que ofrecía saltear esta fase de adecuación. No pudieron aprovecharla: al equipo de San Isidro lo dejó sin nada su vecino de barrio y más acérrimo adversario. El de Tortuguitas retornó cabizbajo de Rosario. Y vuelta a empezar.
"Sin dudas que el año pasado no se cumplieron los objetivos. No es lindo ver al SIC sin pelear por cosas importantes, pero es nuestra realidad. Estamos acá porque no se hicieron las cosas bien, es así de simple", analizó Lucas Alcácer, un verdadero obrero de la reconstrucción zanjera: pasó de medio-scrum a wing. "Hay muchos que, por distintos motivos, ya no están. Lo mío es sumar desde donde me toque", comentó quien, también, fue el capitán por la lesión (desgarro) de quien lo es habitualmente, Cristián Etchart. Es cierto. Tras el bicampeonato 2010-2011, y las semifinales de 2012-2013, un insulso 9° puesto en 2014 lo relegó. "Somos conscientes de que estamos en una etapa de recambio muy dura, pero que además es buena, porque nos permite partido a partido ir encontrando nuestro juego. Y nos vamos a tomar esta etapa con toda la seriedad que corresponde. No porque seamos el SIC ya estamos clasificados. Quedó demostrado que no nos van a regalar nada", continuó Alcácer. Su ex compinche en la conducción, Santiago Méndez, coincidió en el presente, pero con visión a futuro: "Ya pasó y sirve de experiencia. Siempre hay cosas para rescatar, como muchos chicos nuevos que se van sumando y que aportan sus ganas para salir adelante".
Mucho más llamativo es lo de Alumni. Luego de ese drop espinoso y de oro de Benjamín Madero en 2011, que le ganó el duelo de patadas a Santiago González Iglesias (dos que hoy lo miran de afuera; lesionado uno, contratado por la UAR el otro), no alcanzó a ingresar más a las instancias decisivas. El fondo lo arañó el año pasado: finalizó 10°. "Hace unos años venimos de recambio en recambio que no pudimos traducir en resultados. Acá estamos para afrontarlo. Nos compromete la historia", dijo Tobías Moyano, su capitán. "Venimos de una gira por Estados Unidos que nos unió como nunca como grupo. Iremos paso a paso sin preocuparnos por quien tengamos del otro lado". Con enroque de entrenadores para este 2015, hay algo que es claro: en la adversidad también está la oportunidad. "Todo suma y sirve siempre y cuando los que hagamos una autocrítica y un mea culpa seamos nosotros, los que entramos a la cancha", senaló Tomás Passerotti, segundo al mando.
Hubo un partido, por cierto. Jugado intensamente entre dos colosos que dejaron todo y no se guardaron nada. Fue victoria de Alumni por 29-22, cortando así una racha de 14 años sin triunfos en Boulogne. Una piedra fundacional para no seguir tropezando. Se gane o se pierda.
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