Roncero, el gladiador que va por su último deseo

Son pocos los deportistas que aseguran ser felices cuando abandonan la actividad que los llevó a la gloria. Incluso, para aquellos que deciden retirarse y no son retirados por el deporte. Pero ahí va Rodrigo Roncero, con sus 35 años, dando los últimos pasos por la cancha de Belgrano Athletic, en El Pinazo. Una botella de agua en la mano izquierda y una toalla que cuelga del cuello. Postales de un titán que está a horas de su batalla final. Nada de nervios o ansiedad. Sólo felicidad.

Roncero camina rumbo a la conferencia de prensa con la sonrisa. "¡Cuánta gente que convocás!", le dice, entre carcajadas, el pilar al entrenador Santiago Phelan. Pero la enorme cantidad de periodistas esperan por el N° 1. "Gracias por venir, creo que ya todos lo saben: contra Australia va a ser mi último encuentro con la camiseta de los Pumas...y con cualquier otra camiseta".

Ya no hay más tiempo para Roncero. Así lo quiere él. Es una decisión pensada, analizada... y pospuesta. Un Puma deja a los Pumas heridos. Duele más que un try de los All Blacks o un tackle de Sudáfrica. Es un dolor interno por la despedida de un gladiador. Ése capaz de tacklear a cuánto rival se le cruzara por el camino. Ése que participó del mejor seleccionado de rugby de la historia. "La camiseta de los Pumas me hizo vivir algunos de los mejores momentos de mi vida", afirmó Roncero.

El pilar debutó con la camiseta celeste y blanca en un amistoso, con triunfo, frente a Japón por 51-28, en el Nagain Stadium, en Osaka, el 11 de septiembre de 1998. Cuatro días más tarde, disputó su primer test match: otra vez con Japón, pero con derrota por 44-29. Eran los albores de una generación Puma, que, con madurez y naturalidad, iba a dar su gran golpe en la Copa del Mundo Francia 2007 con un tercer puesto histórico.

"¿Tres momentos inolvidables? El día que te llaman para jugar en los Pumas es increíble; el nivel que jugamos en el 2007 fue una felicidad total. El 2011, este Rugby Championship. El balance de mi carrera es sumamente positivo", recordó Roncero.

Pero la despedida de una carrera brillante tiene que ser con un triunfo, ése que le fue esquivo en las cinco fechas del máximo torneo del año. "En lo deportivo me falta la frutilla de ganarle a una de las tres potencias", enfatizó el pilar.

Roncero estuvo muy cerca de retirarse a mitad de año, al término de la temporada con Stade Français, de Francia. Pero la posibilidad de ser parte del plantel que disputaría el primer Rugby Championship lo sedujo más. "Estaba entre retirarme en la ventana de junio o seguir un poco más, estar en el Championship. Dudaba, pero me sentí fenómeno en junio, me di cuenta de que había extrañado al seleccionado después del Mundial", señaló Roncero, que acordó con Phelan la continuidad hasta mañana. Porque después comienza otra vida?

Lejos de los golpes, sin bolsas de hielo, sin necesidad de recuperar el físico. Una oficina será el nuevo hogar de Roncero: ya no pensará en tacklear, sino en los mails. Dejará los cortos por el traje. "A partir de la semana próxima arranca una etapa nueva, sin prácticas de scrum. Sólo estaré abocado a mi empresa de viajes, Play Patagonia".

Roncero, sin embargo, seguirá unido a los Pumas o, al menos, a la Unión Argentina de Rugby. Es que su agencia de viajes, en la cual está asociado con otros ex rugbiers, se encarga de los traslados del equipo argentino cuando éste debe cumplir compromisos deportivos. "Va a ser mi conexión con el rugby, ya que sigo ligado con los viajes del seleccionado argentino, y giras con clubes y colegios", explicó el pilar.

El Rorro dice adiós. Deja la selección con la convicción de que es feliz, que no es poco, o mejor dicho, es mucho. Tanto como él le dio a los Pumas. ß

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