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Plan B para Jaguares: la posibilidad de jugar en el Super Rugby australiano
Tienen que alinearse todos los planetas, pero la posibilidad real de que la existencia de Jaguares se prolongue en Australia aparece hoy como la más asequible para el futuro del rugby argentino.
El desmembramiento de la franquicia argentina sumó otro apéndice con la partida de Matías Moroni a Leicester Tigers. La intención manifiesta de Nueva Zelanda de conformar un certamen regional, prescindiendo de la Argentina y Sudáfrica para 2021 y "más allá", sentenció de muerte al Super Rugby como se conoció hasta ahora. Sin embargo, el candente cruce dialéctico entre neozelandeses y australianos por la realización de un certamen transtasmánico les abrió una posibilidad de continuidad a los Jaguares.
El equipo argentino figura en el Plan B que diseña el rugby australiano para una competencia profesional, junto con Japón, Sudáfrica y Fiji, si fracasan las negociaciones con la unión neozelandesa, que atraviesan su punto más álgido.
"Se están hablando muchas cosas y no hubo ninguna propuesta formal de ese tipo hasta el momento", aclaró el presidente de la UAR Marcelo Rodríguez a LA NACION. "El vínculo con Sanzaar está intacto, las decisiones del futuro se toman en conjunto y las alternativas las estamos trabajando mancomunadamente las cuatro naciones. Cada unión trabaja en su propio contexto de reorganización interna, tratando de mitigar el lógico impacto en nuestras competencias internacionales y domésticas, las uniones y los clubes. También evaluando las renegociaciones con los broadcasters de cada país y los sponsors, que son clave para el desarrollo y funcionamiento de la UAR".
La realidad es que Nueva Zelanda encontró en la parálisis mundial que produjo el coronavirus la excusa perfecta para abrirse de sus aliados de la Sanzaar. Poseedor del mejor rugby del mundo, los neozelandeses estaban frustrados por no poder capitalizar ese potencial ni económica ni deportivamente. La ratificación de Bill Beaumont como presidente de World Rugby, que concentró el poder en el norte y evitó cambios radicales, tampoco ayudó.
El Super Rugby Aotearoa que armaron con sus cinco franquicias una vez que el coronavirus puso al deporte en pausa, disputadas ya seis fechas, resultó un éxito de concurrencia y un espectáculo rugbístico sin igual. Pero el propio CEO de NZ Rugby, Mark Robinson, reconoció que era "inviable" en el futuro por la escasez de equipos y la dureza de los partidos. Entonces se abocaron en diseñar un plan que potenciara su rugby. Según reveló el Sydney Morning Herald, éste incluía a sólo dos o tres equipos de Australia, de modo de concentrar allí a los mejores jugadores, más un combinado de las Islas del Pacífico.
Esto generó el recelo de los australianos, que no dan el brazo a torcer respecto a incluir a sus cinco franquicias. "No somos sus sirvientes", contestó Hamish McLennan, presidente de Rugby Australia. Los australianos le van a la zaga en calidad de jugadores, pero tienen para ofrecer un mercado cinco veces más grande. Además, las franquicias tradicionales (Waratahs, Reds y Brumbies) no tienen el aporte económico externo de Rebels y Force, que no se quieren quedar afuera de la torta.
El cruce de opiniones subió de temperatura y hasta el presidente de Waratahs, Roger Davis, denunció haber recibido una oferta de NZ Rugby, pasando por arriba a Rugby Australia. "Si no quieren cinco franquicias australianas, vamos a invitar nosotros a las cinco franquicias neozelandesas a nuestro torneo", retrucó. Allí entró la posibilidad de incluir a la Argentina, Sudáfrica, Japón y Fiji como Plan B. A río revuelto, ganancia de pescadores.
No obstante, aún cuando fracasen las negociaciones entre los oceánicos, para que Jaguares se incorpore a una competencia en Australia debe resolver antes incontables cuestiones logísticas. La más importante, la económica. La premisa de la UAR es que Jaguares se sustente por sí mismo, pero resulta oneroso mantener un plantel profesional competitivo todavía con jugadores con salarios altos, instalado varios meses en la otra punta del globo. Sin contar que la incomodidad de la diferencia de husos horarios no es atractiva para la televisión (el sostén principal) y que no jugar en la Argentina aleja a los auspiciantes. Del otro lado, en términos deportivos sería infinitamente más productivo que un certamen regional.
La alternativa sudafricana sigue en pie. Históricamente fue el aliado estratégico de la Argentina, albergando la primera gira internacional del seleccionado en el 65, invitando al primer equipo profesional argentino como fue Pampas XV entre 2009 y 2013, y el año pasado haciendo lo propio con Jaguares XV en la Currie Cup B. Pero, marginado del Super Rugby, Sudáfrica mira con buenos ojos su creciente alianza con Europa: ya tiene a Cheetahs y Kings en la Liga Celta, un certamen que incluye equipos de Irlanda, Gales, Escocia e Italia, que se podrían multiplicar, e incluso tiene sobre la mesa una invitación para que los Springboks participen del Seis Naciones. Esta posibilidad incluso pone en jaque la continuidad del Rugby Championship.
Mientras tanto, Matías Moroni se convirtió en el sexto miembro de Jaguares en emigrar desde que la UAR los instó a buscar destino en el exterior, detrás de Gonzalo Quesada (Stade Français), Guido Petti Pagadizábal (Bordeaux Bègles), Marcos Kremers (Stade Français), Jerónimo de la Fuente (Perpignan) y Matías Orlando (Newcastle Falcons). Tal como se rumoreaba, el centro/wing surgido de CUBA firmó con Leicester Tigers, donde reemplazará a Manu Tuilagi; se irá a fin de año, una vez que finalice su contrato con la UAR. También hicieron las valijas los jugadores de Ceibos Lucas Mensa (Valence Romans) y Facundo Cordero (Exeter Chiefs).
Del otro lado, el presidente de Racing 92 de París dio por caída la llegada de Emiliano Boffelli. "El mercado de valores está en su peor momento y los clientes chinos y rusos han desaparecido. El coronavirus cayó sobre nuestras cabezas", dijo Jacky Lorenzetti. Si bien el rosarino también tiene ofertas del rugby inglés, queda en evidencia que el mercado está complicado y la UAR podría tener que hacer frente a más contratos onerosos de los que puede afrontar.
Australia, que al comienzo fue el más reticente respecto del ingreso de la Argentina en la unión hemisférica, finalmente contribuyó significativamente en el desarrollo de los jugadores argentinos cuando albergó en 2014 y 2015 a Pampas XV en el Pacific Challenge. Ahora, con una larga lista de aspectos pendientes de resolución, esa alianza podría potenciarse.
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