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Matías Moroni: “Hoy juego al rugby sólo para estar en los Pumas”
Charla con el jugador de Newcastle Falcons, marcado a fuego por su acción salvadora en el Mundial de Francia 2023
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Ocho días después de fajarse de lo lindo ante Inglaterra en el duelo por la medalla de bronce del último Mundial, Matías “Tute” Moroni se calzó la camiseta de su club para un partido de la liga. Así de brutal es el rugby profesional. Tuvo que esperar dos meses más para tener vacaciones. Finalmente, la pausa extendida de la Premiership, producto del acortamiento de la liga durante esta temporada y la superposición con el Seis Naciones, le permitió tomarse un respiro. Frontal, como cuando juega, no dudó en volcar su sentir en las redes sociales (Instagram, en este caso), un medio que utiliza con frecuencia para expresar lo que piensa sin mucho tamiz.
Después de unas semanas de descanso en la Argentina y en Uruguay como no experimentaba desde hacía cuatro años, el héroe de Marsella está de regreso en Newcastle, listo para volver a la acción. Esta vez, con renovada avidez a partir del inicio del ciclo de Felipe Contepomi al frente de los Pumas, que comenzó el lunes con una concentración de tres días en Londres. Esta vez, al contrario de lo que pasó en la primera lista de Michael Cheika, Moroni está entre los convocados.
“Se hizo muy difícil para casi todos volver del Mundial y estar jugando al fin de semana siguiente”, dijo Moroni, en diálogo telefónico con LA NACION. “La primera semana, quizás por la vorágine que traía del Mundial, pasó. La segunda semana ya empezó la cabeza a decirme: ‘Pará, tenés que frenar’. Tenía menos ganas de ir al gimnasio, menos ganas de entrenar, el clima no ayudó… Y enseguida vino la lesión. Internamente sentía que la cabeza me decía ‘tenés que descansar’. Venía de cuatro o cinco meses de estar al 100 por ciento todos los días. Se hizo difícil volver al club. Fue raro. Incluso ahora, en el Seis Naciones, se ve que todos los equipos están con muchas lesiones”.
Después de luchar por la medalla de bronce en el Stade de France ante Inglaterra, un viernes, al sábado de la semana siguiente se sacó la celeste y blanca y se vistió de negro para representar a Newcastle Falcons por la cuarta fecha de la Premierhip inglesa, ante Harlequins. Un corte en la pantorrilla lo obligó a parar unos días, pero al poco tiempo, “Tute” Moroni estaba nuevamente en las canchas.
La salvada de Moroni frente a Gales
“Fue muy difícil para casi todos volver del Mundial y estar jugando al fin de semana siguiente –dijo Moroni–. Ahora que había un parate, se apiadaron de nosotros, nos dieron unos días de vacaciones de más y nos permitieron volver a Argentina. No tenía unas vacaciones así desde que jugaba en Jaguares [2020]. Cuando arranqué a jugar en Europa siempre tuve las cinco semanas que corresponden por reglamento, pero nunca seguidas, todo entrecortado. Se puede jugar en los Pumas y en Europa, sí, pero nunca me había tocado hacerlo con un Mundial en el medio. Para la cabeza fue algo muy difícil. Me hizo muy bien descansar. Espero que ahora se vea reflejado en mi rendimiento adentro de la cancha”.
Moroni fue uno de los artífices del cuarto puesto que lograron los Pumas en el Mundial de Francia 2023. El tackle contra Louis Rees-Zammit que aseguró la victoria en los cuartos de final ante Gales fue highlight del equipo en la competencia, una de esas imágenes que quedan en la memoria colectiva del deporte argentino y exceden las fronteras del rugby.
“Cuando uno hace algo positivo que sirve para ganar un partido, o sacar una ventaja mental o numérica, a uno lo pone contento por lo individual y por lo colectivo. Es una alegría grande poder ayudar al equipo”, dice Moroni, restándose mérito, pero consciente del valor de esa jugada. “Un Mundial tiene mucha más repercusión que cualquier otro partido. Por la circunstancia y el resultado, el impacto fue mucho más grande. A los argentinos nos gusta el deporte. Si juega cualquier selección te sentás a verla”.
El cuarto puesto dejó una sensación ambigua entre los argentinos. Alegría por estar por tercera vez entre los cuatro mejores del mundo, desazón por la medalla de bronce que se escapó por tres puntos ante los ingleses en un partido que, si seguía cinco minutos más, parecía que se daba vuelta. “Deportivamente me quedó el sabor amargo de no habernos llevado esa medalla, pero tranquilo de que confiamos plenamente en nuestras fortalezas, en nuestro plan de juego, más allá de que por momentos no salió”, acepta ‘Tute’. “No dejamos que el ruido externo nos perturbe, como pasó en 2019. Tenemos un grupo increíble, pasamos dos meses muy buenos y por el juego [ante Inglaterra] creo que merecíamos más que el cuarto puesto. Me fui a dormir tranquilo. Nos entrenamos, nos preparamos y jugamos de la forma que teníamos que hacerlo”.
–¿Haber llegado a la semifinal representa el lugar que ocupa la Argentina en el mundo?
–Volvimos a poner a la Argentina entre los cuatro mejores del mundo. Irlanda y Francia puede que hayan jugado mejor, pero los Mundiales hay que jugarlos. El número 1 del mundo no pasó a las semifinales [Irlanda]. A nosotros nos pasó lo mismo en 2019, cuando llegamos como candidatos a pasar de rueda después de haber llegado a la final del Super Rugby y nos fuimos en la primera.
–¿A qué te referís cuando hablás de “ruido externo”?
–Las cosas nos llegan a todos, incluso a los que eliminaron sus redes sociales. Se habló mucho de a qué juegan los Pumas, se cuestionó si tenía que jugar uno u otro jugador. Son ruidos que afectan al equipo, pero logramos estar más cerrados que nunca. Hoy el rugby son 80 minutos y necesitás de todos los jugadores del plantel. Suena a cassette, pero sino mirá lo que hizo Sudáfrica. Todo eso a los jugadores les afecta, pero nosotros confiábamos ciegamente en ellos. Siempre los bancamos a muerte.
El famoso tackle en el Vélodrome de Marsella da cuenta de una paradoja que le tocó vivir a Moroni en el Mundial: ser protagonista aun sin ser titular. Una circunstancia que el propio jugador, acostumbrado a ser líder espiritual de los Pumas por su entrega contagiosa, aprendió a valorar a partir de que en la primera convocatoria de Cheika había sido relegado a Argentina XV. Luego la lesión de Santiago Chocobares le abrió la puerta y terminó jugando 23 de los 24 partidos del ciclo del australiano (sólo faltó ante Chile).
“Desde que me tocó estar afuera en esa primera lista me puse en la cabeza disfrutar cada momento, no dar nada por sentado y luchar por ser titular. El día que no quiera eso me voy a poner a repensar si quiero seguir jugando”, afirma. “En mi cabeza quiero tener un lugar entre los 15. Después, si no se puede, haré lo posible para estar entre los 23, pero logré darme cuenta la importancia de que lo que quiero es estar en los Pumas y valorar cada minuto independientemente de ser titular o no. Es una responsabilidad y tenés que preparar el partido de otra manera, porque te puede tocar jugar 5 minutos, 20 o 60, como me pasó en ese partido con Gales. Mentalmente tenés que estar listo para entrar en cualquier momento”.
El lunes comenzó una nueva era, con Contepomi al frente. “Va a ser una continuidad del proceso de Michael”, analiza ‘Tute’. “Felipe se encargaba mucho de lo que era el juego de los Pumas. Es muy preciso con las cosas que quiere. Es muy fácil de entender. Es muy exigente, quiere que las cosas se hagan de una manera determinada. Al mismo tiempo, está siempre abierto a tener charlas individuales. El feedback que te da después de los partidos es muy bueno”, analiza.
¿Cómo encara Moroni este proceso? “Con nervios. Si bien es el mismo proceso, hay un cambio de mando, se vuelven a repartir las cartas y quiero estar en ese mazo, tratando de aprovechar al máximo esa oportunidad”, responde. “Y con la alegría de volver a ver a los chicos, con quienes generamos vínculos muy cercanos y ya no nos vemos tanto. Extrañamos Jaguares”, resume.
A pesar del trajín que significa jugar en un club de Europa y en un seleccionado del hemisferio sur, con calendarios superpuestos y casi sin descanso, a Moroni ni se le ocurre tomarse un descanso de los Pumas: “Hoy juego al rugby sólo para estar en los Pumas. Si no estuviera, me replantearía si quiero seguir jugando. No me veo entrenando sin tener en mi cabeza la motivación de jugar en los Pumas”.
A los 32 años y en plenitud física, tampoco tiene en mente el retiro. “Terminó el Mundial, me fui con el sabor amargo de no haber ganado una medalla y enseguida me planteé como objetivo el próximo Mundial”, retruca. “Con 35 creo que sería un buen cierre para mi carrera profesional, para después volver a mi club. Pero por experiencia cercana pienso que falta un montón y pueden pasar un montón de cosas, así que estoy enfocado en disfrutar el momento. Es medio cassette, pero aprendí que no tengo que ir más allá”.
Aguerrido como pocos adentro de la cancha, así de frontal es cuando habla. Hasta cuando se pone el cassette.
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