Era injusto, muy injusto. Argentina no merecía ir abajo en el marcador, pero Australia daba una nueva lección de que las distracciones en este nivel se pagan caro. Sin embargo, la ráfaga que puso a los dueños de casa increíblemente al frente no corrió el eje en el alma guerrera de los Pumas, que volvieron a buscar en territorio enemigo sin importar que el reloj corría rápido en su contra.