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Jaguares XV regresa al país tras dos meses de máxima intensidad con el título de la Superliga Americana en el bolsillo y una pila de aspectos positivos y beneficiosos para el rugby argentino. La actuación en la final estuvo lejos de tener el vértigo y la contundencia que supo desplegar en sus mejores pasajes, pero fue lo suficientemente sólida como para sobreponerse a Peñarol, la mejor oposición con que se chocó en todo el campeonato. El triunfo por 36-28 termina por premiar a un equipo que tuvo como principal virtud foguear a un puñado de jugadores promisorios con futuro próximo en los Pumas, amén de mantener en actividad a otros que ya estaban en la consideración de Mario Ledesma.
Absoluto dominador de punta a punta de la primera versión completa de este primer certamen profesional para la región, luego de que la de 2020 se suspendiera por la pandemia apenas comenzada, Jaguares XV cerró la campaña sin dejar espacio para la sorpresa. Como nunca antes, eso sí, debió esforzarse hasta el final. A cinco minutos del cierre estaba a tiro de try convertido.
El try de Cubilla tras el atípico salto de Cancelliere
Logró resolverlo por la mayor jerarquía de sus jugadores. La base que constituyen rugbiers de experiencia en los Pumas como Sebastián Cancelliere (el mejor del certamen, que volvió a marcar diferencias), Francisco Gorrisen (la figura este sábado), Felipe Ezcurra y Juan Pablo Zeiss resulta determinante en este nivel. Que hayan tenido rodaje, al menos durante dos meses, es clave para el futuro próximo del seleccionado.
Lo más rescatable, no obstante, es la aparición de un grupo de jóvenes que están llamados a ser convocados en el corto plazo. Entre ellos sobresalieron Juan Martín González, Joaquín Oviedo y Martín Vaca. Por la posición en la que juegan, el camino será más largo, pero vale destacar también a Tomás Albornoz (aunque no tan efectivo en la final), Tomás Cubilla (autor de tres tries) y Agustín Segura.
Compacto de la final de la Superliga Americana
“Me quedo con el hecho de que Jaguares XV quiso ser siempre protagonista”, resaltó el entrenador Carlos Ignacio Fernández Lobbe. “Tenemos mucha gente joven; esto muestra que hay mucha materia prima en el rugby argentino. Chicos que están recién empezando a gatear, y vamos a tratar de seguir dándoles herramientas para que sean mejores jugadores y mejores personas”.
Además del mero hecho de salir a la cancha, varios integrantes de este grupo vivieron su primera experiencia como profesionales, con todo el aprendizaje que ello implica tanto en materia deportiva como personal. Esto se suma a lo que implica afrontar una final a todo o nada, contra un equipo más limitado técnicamente –es cierto– pero dotado de algunos jugadores experimentados (Peñarol tiene seis mundialistas) y que mostró una gran entereza mental y actitudinal.
A la acostumbrada garra defensiva, en este caso Peñarol agregó orden, disciplina y, a la hora de atacar, paciencia. Como nunca, los argentinos debieron olvidarse del vértigo y recurrir a un juego más táctico. Albornoz utilizó bien el pie, pero Juan Bautista Daireaux no estuvo fino en la recepción y el local ganó esa batalla. Cuando Jaguares XV estuvo en posición de ataque, perdió la pelota con excesiva facilidad, su punto más vulnerable.
“Nos equivocamos por tratar de hacer. Es lo que rescato de este equipo”, justificó Fernández Lobbe. “Tuvimos una muy buena defensa en el primer tiempo; después hubo imprecisiones. Estoy feliz con el desarrollo del equipo en todo este tiempo. A las finales hay que ganarlas, y a ésta se la ganó con autoridad”.
Así, el equipo argentino nunca logró imponer su ritmo y el protagonismo durante buena parte de la final le correspondió a Peñarol. Recién un try de Cubilla a dos minutos del final le permitió asegurarse el título, cuando el tablero estaba 29-23.
La bandera de la defensa que Jaguares XV había erigido con entereza durante los primeros 60 minutos y con la que logró neutralizar los persistentes ataques del rival, se desvaneció luego de que consiguiera dos tries seguidos para adelantarse a 22-6. El local reaccionó con hidalguía y buen rugby y le devolvió suspenso al encuentro, que terminó siendo el mejor de toda la Superliga, merecedor de ser una final.
El equipo argentino volvió a adelantarse con un try-penal producto a una secuencia de buenos scrums, un aspecto más positivo respecto a las últimas presentaciones (no así el line-out). Pero a cinco minutos del cierre el apertura santiagueño Martín Roger, máximo goleador del certamen, acertó un penal que dejó el triunfo a tiro de try convertido para Peñarol. El conjunto naranja cerró el partido con la tercera conquista de Cubilla, pero el uruguayo tuvo la última palabra con el try del honor.
Se fue la primera Superliga Americana. Jaguares XV se quedó con el título; el rugby argentino, con buenas conclusiones y algunos aprendizajes.
Síntesis de Peñarol 28 vs. Jaguares XV 36