Festejaron vencedor y vencido

En el final de un partido jugado con el ímpetu que exigen los grandes acontecimientos, CASI y CUBA celebraron: Atlético, porque se sacó la espina de las últimas dos derrotas ante el campeón de Buenos Aires, mostró entereza para torcer el rumbo y, aun en desventaja numérica, defendió con tesón e inteligencia la victoria, que habría sido completa si Almela no se hubiera quedado corto en un penal de 40 metros en el cierre, cuando intentó evitar el bonus del rival; Universitario, porque pese a ser ineficaz, se mantuvo en su idea y atacó hasta el desenlace, pero fundamentalmente porque el punto que se llevó de La Catedral le aseguró una semifinal a falta de una jornada de la etapa regular del Torneo Nacional de Clubes.

En ese contexto, una racha perduró: el hoy rey de la URBA no le gana en San Isidro a La Academia desde 1999. Otra cayó: el invicto de ocho partidos de CUBA, que no perdía desde la 11» fecha del Top 14 (16-17 ante Newman). También por eso festejó CASI. Que ganó la batalla de los forwards -ese último scrum robado en el medio del campo fue un reconocimiento-. Y que tiene motivos de sobra como para volver a ser protagonista central del campeonato de Buenos Aires: Martín Landajo, afectado al Pladar, retornó después de dos años (no jugaba en su club desde 2011) y será el conductor.

El partido fue vibrante. Con errores de manejo inusuales en ambos. Con situaciones extrañas, como la amonestación a Martín Landajo cuando el visitante iba por la victoria y su rival defendía en 5 yardas. Y con penales que pegaron en los postes de los lados. En la gélida tarde, CUBA salió a imponer condiciones; como es habitual, atacó desde todos los sectores, pero careció de claridad en la definición. El local consiguió puntos cada vez que cruzó los 22 metros ajenos. Con la fórmula line-maul, su adversario apoyó mediante Facundo Bosch. Bautista Güemes e Ignacio Almela estuvieron certeros en los penales, y Atlético , superado en gran parte de la etapa inicial, hizo negocio con el 13-16 del parcial. Una acción aislada mostró la categoría de Landajo: decidido, el 9 fue punta de lanza, llegó al in-goal y acomodó las chapas.

Con otra actitud, en la segunda mitad CASI salió con fiereza a inclinar la balanza y en seguida penetró con una buena acción de Bruno Devoto. Pero llegó la reacción de CUBA; herido en su amor propio, fue una vez y otra. El anfitrión tackleó y, aunque cayó en muchas infracciones, aguantó y ganó el clásico.

"Estamos contentos por haber vencido a un gran equipo, pero sabemos que debemos tener cuidado y no cometer tantos errores como hoy", dijo el capitán, Juan Ignacio Campero. "La verdad, no sabíamos cómo estaba la tabla mientras jugábamos; nos enfocamos en el juego. Creo que si hubiera entrado el último penal tendríamos chances, pero ya está", agregó. Y, en efecto, es así: ese último penal desperdiciado dejó sin posibilidades al triunfador.

Pero CASI se sintió reconfortado por haberle ganado al campeón de Buenos Aires, que últimamente venía amargándolo. CUBA festejó el avance a una semifinal y va por el título que nunca conquistó. Por eso quizá no hicieron tantas cuentas.

Más allá del resultado, Landajo, que renunció a su contrato con la UAR para que la URBA le permitiera actuar en CASI, dejó en claro su alegría: "Quería jugar con mis amigos y seguir disfrutando mi club en la cancha. Por ahora, en el Nacional; después, veremos", afirmó. La situación del cubano Matías Moroni es parecida: "Lo lindo es disfrutar el club y los amigos: después está la posibilidad de integrar los equipos nacionales", subrayó el ya también ex back de Pampas XV.

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