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Felipe Contepomi, nuevo entrenador de los Pumas: “Mi función no es motivar al jugador, sino crear un entorno que lo motive”
Emblema del seleccionado argentino en su tiempo de rugbier, hoy sucede a Michael Cheika, en un ciclo que apunta al Mundial Australia 2027
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Todo se dio tan naturalmente que su designación pasó prácticamente inadvertida. Lógico: su nombre estaba grabado en letras de molde desde hacía dos años. No hubo sorpresa. Desde una perspectiva más amplia, la llegada de Felipe Contepomi a la conducción de los Pumas no es más que el destino casi manifiesto de una ilustre carrera como jugador y una incipiente trayectoria como entrenador. Verlo en acción alcanzaba para advertir que poseía un entendimiento del juego que le auguraba un futuro en la conducción técnica. Sus primeros pasos sirvieron antes para sumar experiencia que para volcar sus conocimientos. Hizo un máster acelerado como asistente en el poderoso Leinster, de Irlanda, y terminó de recibirse acompañando a Michael Cheika en el seleccionado argentino.
Ahora viene la hora de la verdad, el examen definitivo: ser el head coach de los Pumas, un puesto para el que los saberes técnicos y tácticos no son suficientes. Manejar un grupo humano que tiene personalidades y generaciones disímiles, dosificar las cargas en un calendario de competencias superpuestas y administrar la evolución entre objetivos inmediatos y a largo plazo, con el Mundial Australia 2027 como eje, son otras materias que deberá demostrar tener aprobadas.
Como estaba estipulado desde hacía dos años, Contepomi asumió el cargo que deja el australiano Cheika, a quien asistió este tiempo como entrenador de ataque. En términos reales, como se podía apreciar en cada entrenamiento o conferencia de prensa, y que reconoce en esta entrevista, era mucho más que un asistente. Así y todo, asumir el cargo de head coach implica un desafío mayor que excede el mero cambio de rótulo. “Lo tomo como una responsabilidad enorme. Estar a la cabeza del seleccionado nacional es un honor que viene con una responsabilidad enorme”, reconoce Contepomi en diálogo para LA NACION. “Simplemente, es un ciclo mundialista nuevo, pero el proceso que empezó en 2022 continúa. Casi todos los jugadores y varios del staff continuamos. Lo importante es que haya una evolución y no volver a empezar en cero. Tratar de retomar donde se dejó para seguir creciendo”.
“Evolución” es una palabra que repite varias veces en la charla de una hora transcurrida en su oficina en Casa Pumas, el predio de Ingeniero Maschwitz donde se practican los distintos seleccionados y trabaja todo el staff de entrenadores de la UAR. Desde su primera experiencia como entrenador, en Jaguares en 2016, la evolución también signó su recorrido. “Me gustaría pensar que aprendí y he evolucionado para bien, no sólo en la parte técnica, sino en abrir la mente como entrenador. No ser tan rígido en los conceptos técnico-tácticos, sino tener mayor apertura y aprender mucho de las conexiones, la parte cultural, la social, la vida de equipo, liderazgo”, dice.
Escenas de Felipe Contepomi en los Pumas
“Tuve la posibilidad de formarme, también. Hice un diploma de Management and Leadership en la UCD [University College of Dublin] y he leído muchísimo y sigo leyendo; me apasiona. Pero el estudio y el conocimiento son sólo una parte, después tenés que aplicarlos. Me gusta pensar que soy una persona que quiere mejorar y aprender. Me gustaría pensar que en ese lado un poquitito mejor estoy”.
Entre sus lecturas preferidas destaca las biografías de Bill Walsh [legendario entrenador de San Francisco 49ers, de la NFL] y John Wooden [ex coach de UCLA en el básquetbol universitario de Estados Unidos] y la obra de Martin Seligman, Carol Dweck y Robin Sharma. “Leí millones”, advierte Contepomi, de 46 años, formado en Newman y que tiene pasado profesional en Bristol, Leinster, Toulon y Stade Français, además de una notable carrera en los Pumas, selección de la que se retiró como el máximo goleador y más veces integrante, marcas luego superadas por Nicolás Sánchez y Agustín Creevy.
"Creo que [Francia 2023] fue un buen mundial para los Pumas. Me gustó que el equipo fuese de menor a mayor. Me habría gustado aumentar la efectividad en ataque. Tuvimos posesión, territorio, pero no los tradujimos en puntos”"
Felipe Contepomi, entrenador del seleccionado argentino de rugby
También habla de evolución cuando refiere al proceso que encara. Una continuidad del ciclo anterior, pero también con otra perspectiva que le permite el hecho de completar, de no ocurrir imprevistos, un ciclo mundialista de cuatro años, algo que no ocurre en el seleccionado desde 2008/11. “En el momento en que llegué con Michael, a 15 meses teníamos el Mundial. Era más cortoplacista. Tomando algo que se venía haciendo muy bien con Mario [Ledesma] y el Huevo [Hourcade] antes, nuestra visión estaba puesta 100% en Francia 2023. Hoy empezamos un ciclo mundialista y tenemos una visión a corto, mediano y largo plazos”.
–¿Qué cosas cambian y qué se mantienen del ciclo anterior?
–Yo creo mucho en la evolución. El no cambiar nada, no aprender, es estancamiento total y eso te lleva a que te pasen todos. Yo soy siempre muy abierto a la innovación, pero no el cambio por el cambio mismo, sino para que nos lleve hacia donde queremos ir.
–Cheka se veía de afuera como un gran motivador. ¿Cómo te ves en ese rol?
–Mi función no es motivar al jugador, sino crear un entorno que lo motive. Es verdad que Cheika es un gran motivador. Con su sangre libanesa, es un tipo muy pasional. El argentino por naturaleza es muy pasional. Queremos darle un entorno más de excelencia, y que la pasión acompañe esa excelencia. Más detalle, más autoexigencia. Creo que eso les gustó a los chicos. Eso se logra creando entornos donde uno pueda explorar sus límites, saber que uno no es perfecto y se puede confundir, pero que no va a ser penalizado, sino que es una oportunidad de aprendizaje.
–También desde afuera se veía que tenías mucha incidencia en las decisiones.
–Sí. Cheika se ocupaba mucho de todo, estaba en los detalles. Por ahí no se lo veía corriendo tanto como yo, pero siempre estuvo muy al tanto de la parte técnica y tenía su expertise muy importante en los forwards, en la defensa. Es verdad que su experiencia y por su edad estaba un poco más supervisando. Hay distintos modelos de ser head coach. A mí me gusta estar en la cancha entrenando. Cheika ha hecho que funcione muy bien el grupo de entrenadores y el grupo soporte. Ojalá sigamos por la misma línea. Yo no creo en el superhombre. Yo creo en el trabajo en equipo, en los roles claros. La suma de las partes es lo que hace lo grande.
–¿Qué cosas de lo que aprendiste en Leinster querés aplicar en los Pumas?
–Partamos de la base de cómo yo creo la identidad de un equipo, que pasa por su ADN histórico, por mi filosofía de rugby y los jugadores que tenemos. Tenemos similitudes y diferencias con Irlanda. Veo similitud de fenotipo en cómo son los irlandeses y cómo somos los argentinos. Los irlandeses para suplir ciertas cosas tienen jugadores que no son irlandeses, como Buendee Aki y James Lowe. Pero después tenemos ciertas similitudes con jugadores habilidosos, rápidos, creativos. Desde ese punto de vista hay cosas que aprendí en Leinster que puedo aplicar para los Pumas.
–¿Cómo vas a trabajar el tema de la identidad?
–Lo cultural es fundamental. Acá tenés que ser competente en el deporte, pero tenés que tener una buena cultura para sostenerlo. Es una balanza: no se gana con cultura y nada más, ni tampoco con rugby solo. Cuanto más alto tengas las dos, no sólo vas a conseguir un buen resultado, sino que vas a ser consistente. Empezamos a hacer un muy buen trabajo con Michael y le vamos a dar una vuelta de rosca para entender y poder evaluarnos o jugar por lo que nosotros queremos ser, lo que queremos mostrar como seleccionado. Respetando la historia, pero los Pumas son los de hoy.
–¿Es algo que sale de ustedes o hay alguien externo que los ayuda?
–La cultura es lo que uno hace minuto a minuto, todo el tiempo. Lo que pasa es que hay que setearlo. Posiblemente tengamos una ayuda externa, pero más que nada como facilitador, porque los que van a decidir lo que queremos ser son los jugadores, porque el rugby es de ellos. De acuerdo con eso, nos vamos a comprometer a ser lo que dijimos que queremos ser. No son rígidas las culturas, después se verá si hay que ir modificando con el tiempo.
–¿Vas a trabajar con un psicólogo o alguien que se encargue de la parte mental?
–Muchos de los jugadores tienen alguna ayuda individual. Un psicólogo o un coach. Yo los dejo que sigan con eso. Nosotros vamos a tener algunas pautas y vamos a tener a un psicólogo que trabaja en la UAR, pero va a ser más un facilitador. No vamos a tener a alguien adentro del equipo que trabaje 24/7. Hay un servicio que si alguien lo necesita está disponible para todos. Yo soy un creyente de la salud mental de todas las personas involucradas en el equipo, no sólo los jugadores.
–¿Cómo ves la problemática de las redes sociales?
–Yo no tengo redes sociales por una decisión personal de costo/beneficio. Creo más en las conexiones reales que en las virtuales. Pero soy consciente de que hoy el mundo pasa por las redes sociales y está perfecto que uno las pueda manejar. Sé que pueden ser perjudiciales para algunos. Tenemos que estar atentos a que si uno la está pasando mal, poder ayudarlo. Hay pautas de convivencia que las definen ellos y creo que en estos dos años las han manejado muy bien. Si influye o no, cada uno tiene que saber sus límites, sus pros y contras. Por suerte, generalmente lidiamos con chicos grandes. Cuando entran a las academias hay un programa de educación, pero después uno los acompaña.
–¿Qué gusto te quedó de la actuación de los Pumas en el Mundial?
–Creo que fue un buen Mundial. Me gustó que el equipo fue de menor a mayor. Ahí sí entra un aprendizaje personal en el sentido de que pedimos una estrategia y un sistema nuevo para el Mundial y por ahí fue demasiado ambicioso, porque deberíamos haberlo probado antes. Mismo contra Nueva Zelanda que perdimos por 40 puntos, pero si uno analiza el partido por sí mismo fueron situaciones que llevaron a ese resultado, el rendimiento no fue malo. Es parte del aprendizaje. Michael venía con una cabeza muy de Australia que el día antes del partido dicen ‘vamos a hacer ésto’ y lo hacen. Nosotros tenemos una idiosincrasia más de repetición y de etapas.
–Durante todo el ciclo, ¿en qué partidos lograron plasmar en la cancha lo que pretendían del equipo? Pienso en los segundos tiempos de los partidos con Sudáfrica en Ellis Park y Gales en Marsella...
–Creo que hubo buenos partidos y buenos momentos en distintos partidos donde las cosas salieron como pretendíamos. El gran tema pasa por ser consistentes. Ese es el gran arte. A lo mejor lo ves mucho en el ataque, pero hay facetas que están por arriba. Hubo partidos que tuvimos el scrum que queríamos tener, hubo partidos que tuvimos el maul que queríamos tener, el ruck, la defensa. En Christchurch creo que tuvimos 98% de efectividad en defensa. Hay ciertas facetas que si logramos tenerlas más consistentemente nos vamos a acercar al modelo de rugby que queremos jugar. Y si me preguntás qué cosa a mí me habría gustado mejorar en el Mundial es la efectividad en ataque. Tuvimos posesión, territorio, el ruck, y sin embargo no los tradujimos en puntos. Ahí tenemos algo por mejorar.
–¿Qué van a buscar en la concentración en Londres?
–Lo primero que vamos a buscar es reencontrarnos. Vamos a hacer un análisis de lo que fueron estos dos años: dónde estamos y dónde queremos ir. Son tres días, no es mucho lo que uno puede hacer, pero sí es una buena oportunidad de volver a encontrarse. Sirve y mucho.
–¿Por qué no fueron convocados Juan Imhoff ni Agustín Creevy?
–Es una cuestión de que la sábana es corta. La regla 9 permite 30 jugadores y no más. Por eso convocamos al Lungo [Franco Molina] que no entra en esa regla y nos permite llevar uno más. Pero no hay mucha lectura. Me encantaría poder llevar 60. Si hoy quedan afuera Agus y Juancito, que de hecho estamos en contacto, no significa que estén afuera de los Pumas. Todos son seleccionables. Sí hay una realidad que si bien hay un proceso que continúa, hay un ciclo mundialista nuevo. Hay un corto, mediano y largo plazo y ahí se atienden distintas necesidades.
–¿Qué análisis hacés de la actuación de Santiago Carreras como apertura en el Mundial?
–Por empezar, es un excelente jugador de rugby. Entiende a la perfección cómo queremos jugar. Toma muy buenas decisiones en cuanto a dónde queremos ir a jugar, cómo queremos jugar, hace jugar muy bien al equipo. Donde tiene para mejorar, y creo que va a mejorar porque está en la edad premium entre 25 y 26 años, es en la ejecución. Ahí le juega un poco en contra no jugar de apertura todos los fines de semana. Pero tiene tanta calidad que yo creo que perfectamente lo puede hacer. A la vez está Tomás Albornoz, que está jugando muy bien. Hay otros como Domingo Miotti, Gerónimo Prisciantelli, Julián Hernández, Joaquín de la Vega, que son posibilidades. Santi es uno más de los que están ahí. Excelente no, pero fue un buen Mundial.
–Juan Cruz Mallía está jugando de apertura en Toulouse. ¿Es una posibilidad también?
–Sí. Es de un estilo parecido. Juanchi un poco más pragmático, hace más las cosas por repeticiones, el Negro [Carreras] es un poco más talentoso. Pero son de esos jugadores que tienen capacidad, que juegan bien al rugby y entienden lo que quieren hacer. Pasa más cómo puede hacer él jugar a los otros 14 que lo que haga él con la pelota. Lo mismo pasa con Santiago Carreras. Es una posibilidad, seguro. Pero también es una posibilidad de fullback, donde es muy bueno.
–¿En qué puestos hay que trabajar más de ahora al 2027? Siempre se habla de la primera y la segunda línea...
–El rugby empieza en los forwards. Es el motor, y en los primeras y segundas líneas hoy ves otros equipos que tienen un tamaño que es difícil de conseguir. Pero creo que tenemos buenas alternativas, hay jugadores que están apareciendo. Ni hablar en el M20, pero hay jugadores que a los 25, 26 años empiezan a sentirse más maduros y pueden dar ese pasito de jugar en el seleccionado.
–Los Pumas están en un contexto difícil con jugadores en clubes de Europa y un calendario internacional del sur. ¿Cómo vas a manejar eso?
–Es una realidad y no la voy a utilizar como excusa. Hay que ser inteligente, creativo y tratar de ver qué es lo mejor para el jugador. Cómo hacemos para que ese jugador pueda jugar al mejor nivel la mayor cantidad de tiempo. Porque hay una realidad que es que jugar en tu club en el hemisferio norte y en tu seleccionado en el sur, estás en competencia 12 meses. Ahí es donde va a haber que analizar jugador por jugador y club por club para tomar la mejor decisión, atendiendo las necesidades de corto, mediano y largo plazo. Pero es muy individual de cada uno, diría Nacho Fernández Madero.
–¿Tenés definido el staff?
–Corcho [Fernández Lobbe] y el Dogo [Bordoy] siguen y se va a sumar Brad Mooar. Una persona con mucha experiencia en los dos hemisferios. El año pasado estuvo con Escocia y ha estado también en Scarlets [franquicia de Gales], y en el hemisferio sur ha estado con Crusaders y con los All Blacks. Estuvo un año en España, también en Sudáfrica con los Kings. Creo que nos va a traer mucha experiencia al staff de entrenadores.
–¿Cómo se van a repartir las funciones?
–Se van a redistribuir un poquito. Brad hace más el ataque y los backs, y también va a tener su influencia en el juego de pie y la estrategia, pero de la estrategia me voy a ocupar más yo y del sistema defensivo en general. La parte de contacto. Corcho: el ruck, el tackle y todo lo que es lucha. En el line-out sigue Corcho y el Dogo los forwards.
–¿Por qué Mooar?
–Por suerte tuvimos varios candidatos que mostraron su predisposición para venir a trabajar con nosotros. Nos decidimos por Brad porque fue más que nada de dónde viene recomendado y su experiencia internacional y a nivel club y en los dos hemisferios.
–¿Cómo fue la búsqueda? ¿Salieron a buscar o la gente se postuló sola?
–Se te postulan algunos cuando saben que me nombran head coach y se abre una posición. Me han llamado algunos. Yo conozco a algunos entrenadores o personas por las que tengo un aprecio grande de su punto de vista y por ahí te recomiendan a alguien y ahí empezás a buscar. Brad tenía muy buenas recomendaciones de muy buenos entrenadores y eso pesó en la decisión.
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