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Felipe Contepomi, entrenador de los Pumas: “No creemos en cosas extraordinarias ni fórmulas mágicas”
El mellizo enfatiza en la evolución del seleccionado argentino, que depende del trabajo de los 7 meses en que el cuerpo técnico no cuenta con los rugbiers; qué se hizo bien en su primer año y qué se debe corregir
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Como en una película de Hitchcock, el ritmo pasa del frenetismo ecléctico a una ralentización casi desesperante. Del frenesí de pasar horas arriba de un avión, dormir en camas de hotel y contar los días de la semana en función de la intensidad de los entrenamientos a la psicosis de que el tiempo transcurra entre reuniones por zoom o sesiones de video adentro de un container. Cualquiera sea el contexto, el trabajo de Felipe Contepomi no merma. La temporada de los Pumas se extiende de julio a noviembre. En cinco meses se condensa el trabajo de todo un año. Es la parte visible: el ensayo, la filmación y, finalmente, la proyección de la película. Queda para los otros siete trabajar en el guión (la elaboración del plan de juego), el casting (el seguimiento y selección de jugadores), la edición (el recorte de las virtudes y defectos). La parte del iceberg que no sale a la superficie.
Contepomi habla para LA NACION desde el mismo escenario en que dio su primera entrevista como entrenador principal del seleccionado argentino de rugby: su búnker en Casa Pumas, el predio donde se entrenan los combinados nacionales en Ingeniero Maschwitz. El arranque de un nuevo año es un buen momento para hacer un diagnóstico de lo hecho hasta ahora y planificar el 2025. La palabra “evolución”, que había impregnado la charla nueve meses atrás, sigue flotando. Después de dos temporadas junto a Michael Cheika y un cuarto puesto en el Mundial de Francia, esa evolución no se trataba de un objetivo menor. Los resultados del equipo y su rendimiento a lo largo del primer año del mellizo en el cargo resultan más que satisfactorios. Aun en un contexto global desventajoso aparecen respuestas a situaciones que antes parecían no tener solución y, con base en una combinación de juego atractivo y la tradicional garra Puma, el público argentino empieza a identificarse con el equipo. Más que evolución, entonces, el balance arroja como saldo un significativo salto de calidad.
“No creemos en cosas extraordinarias ni fórmulas mágicas”, advierte Contepomi. “Son pequeñas mejoras lo que va a llevarnos a cosas extraordinarias al final del año. En esa vorágine vas trabajando día a día, tratando de evaluar pequeñas cosas semana a semana. No hacemos un balance grande en medio del Rugby Championship ni intentamos cambiar cosas en medio de la competencia. Para eso están estos meses que vienen, cuando podremos analizar qué cosas hicimos bien, dónde hay que profundizar, qué hay que mejorar, qué cambiar”.
El cese de la actividad, entonces, no impifica necesariamente una disminución de la intensidad. Al contrario: emerge el desafío de trabajar para los jugadores sin contar con su presencia. “Ahora tenemos un proceso de evaluación y revisión de lo que nos propusimos hacer”, continúa el ex apertura de los Pumas. “La actividad empieza en julio y desde entonces hasta noviembre pasa todo muy rápido. Es un proceso: ahora reevaluamos y vemos qué cosas de las que nos habíamos propuesto fueron logradas y queremos continuar. Luego establecemos los objetivos en el juego para el año próximo; dos o tres prioridades por sector que queremos mejorar. Por ejemplo, los inicios de los partidos, la eficiencia del doble tackle... Machacar con eso que propusimos. No son cosas que se nos ocurren de un día para el otro. Pasamos dos o tres meses analizando y debatiendo para que, cuando llegue la hora de juntarnos, los jugadores tengan todo claro y puedan llevarlo al campo. Así vamos evolucionando”.
–¿Cuánto se complica el trabajo del staff en estos siete meses sin tener a disposición a los jugadores?
–Es un desafío grande porque nuestro compromiso con el jugador es que tenga una mejoría continua. Cuando están con nosotros es más fácil, porque los vemos día a día. En sus clubes es más difícil tener esa guía. Hay que encontrar la forma. Ahí es donde entramos nosotros, haciendo un seguimiento de unos 80 jugadores. En relación con el juego, pero también estando en constante comunicación para ver qué necesitan. Hemos creado en cada sector una red de comunicación con los clubes: nosotros, con los entrenadores; los kinesiólogos, con los kinesiólogos; los preparados físicos, con los prepadores físicos; etcétera. A su vez, son los meses como para pensar, debatir, ver qué soluciones podemos traer, innovar, no estancarnos. Usamos mucho estos meses para lo que llamamos “desarrollo personal continuo”. Hacemos algunos cursos, mantenemos comunicación con entrenadores de otras disciplinas. No estamos en el día a día con los jugadores, pero sí hay mucha preparación en estos meses para que cuando nos juntemos podamos transmitir ese convencimiento y optimizarlo en el poco tiempo en que estamos juntos.
–¿Cómo es la modalidad de trabajo?
–Los que estamos en Buenos Aires venimos a Casa Pumas. Cuando empiecen las franquicias del Super Rugby Americas, el Dogo [Andrés Bordoy] va a estar en los partidos y va a reunirse con los entrenadores de cada una. Después, tratamos de que no pase mucho tiempo para tener reuniones por video. Tenemos la costumbre de estar comunicados. Trabajamos con una aplicación para eso, en la que llenamos formularios, se informa de lesionados, publicamos las noticias. Hacemos reuniones por video cuando lo ameritan.
–Mencionaste que se reunían con entrenadores de otras disciplinas. ¿Qué cosas adoptaron para el rugby?
–Por ejemplo, el año pasado Corcho [Juan Fernández Lobbe] se pasó cuatro meses, de febrero a junio, yendo una vez por semana al Cenard con un equipo de judo para estudiar técnicas de utilizar las piernas en situaciones de contacto. De ahí incorporamos el concepto de “piernas activas”. Corcho estuvo con ellos, ellos miraban rugby y veían qué cosas se podía incorporar y qué no. No son cosas extraordinarias; son pequeñas cosas que uno hace continuamente para crecer. Por ahí no podemos traspolarlo mucho al día a día, pero en algo va a servir.
Victorias sobre Springboks, All Blacks y Wallabies; la promoción de un nutrido grupo de jugadores jóvenes; el rendimiento excelso de las principales figuras, y un juego que, cuando está calibrado, conjuga explosividad, eficiencia y entrega, son algunas de las medallas que se colgó Contepomi en su primer año al mando de los Pumas. Cumplido el objetivo de evolucionar, ¿qué sigue? ¿Sobrevienen metas más ambiciosas, acaso?
“Sigo pensando lo anterior: nuestro propósito siempre es evolucionar y mejorar, no estancarse ni involucionar”, responde Contepomi. “Hemos evolucionado. Hubo avances en la convivencia y la cultura, en qué equipo queremos ser. En lo rugbístico, tuvimos buenos momentos”.
–¿En qué aspectos del juego crecieron más y de cuáles esperabas que a esta altura estuvieran más pulidos?
–Creo que hubo aspectos en los que mejoramos: el contraataque y la transición de pelota recuperada. Tuvimos buena cohesión en ataque, y en defensa, cuando hicimos lo que nos propusimos, cuando logramos buena circulación y llegar con dos jugadores al tackle, tuvimos una defensa sólida. No sé si pensaba estar mejor a esta altura, pero sí hay cosas por mejorar. En términos generales, la salida de nuestro campo y la precisión en esos momentos. Tenemos mucho por mejorar, incluida la convicción de cómo empezamos los partidos. Por momentos las formaciones fijas estuvieron muy bien; por momentos, fueron un área por mejorar. El ruck estuvo bien en términos generales, aunque hay cosas muy técnicas que necesitan ajustes. Nos proponemos ciertas prioridades; algunas no siempre se concretan.
–¿Uno de los déficits fue el uso del pie? No sólo en las salidas del campo, sino también como arma de ataque y, además, en la defensa contra el uso del pie a espaldas de la línea defensiva. A los Pumas les marcaron varios tries por esa vía...
–No tengo un análisis estadístico detallado sobre eso. No sé si nos marcaron tanto. Es un recurso y, como tal, también depende de la capacidad del adversario. Bien utilizado, es una oportunidad. Cuando la primera línea sube y el último jugador deja un espacio, se queda expuesto en defensa, pero su aprovechamiento depende mucho de la calidad del jugador. En nuestro caso, lo usamos a veces, pero también hay que tener en cuenta las características de nuestro juego. En las 25 contrarias priorizamos la conservación de la pelota y no el uso del pie, que es un 50 y 50. Lo usamos sólo cuando es evidente que se puede sacar ventaja.
–Mencionaste también los inicios de los partidos como algo por corregir. Fue una constante empezar 15, 20 puntos abajo. Incluso en las victorias tuvieron que remontar después de un mal inicio. ¿Qué análisis hicieron de por qué pasa eso?
–Si tuviese la respuesta definitiva, sería mucho más fácil. A veces uno sobredimensiona y trata de explicar algo que es poco explicable. Es cierto que utilizamos herramientas, tanto en el nivel individual como en el colectivo, pero también influye la mala suerte. Por ejemplo, en Sudáfrica comenzamos bien, pero una tarjeta amarilla nos complicó. En este nivel, jugar al límite sin pasarse de revoluciones es clave; es una línea muy fina que, si se la cruza, puede generar incidentes. Atribuyo estos problemas más a la mala suerte. Lo hemos analizado entre todos para entender por qué se empezó mal y cómo corregirlo. La conclusión es que ejecutamos algunas acciones incorrectamente. No es un problema de conocimiento, sino de nivel de ejecución en un contexto de alta exigencia. Éste es uno de los puntos por mejorar: emplear estrategias para empezar mejor los partidos, sin desventajas numéricas. En algunos partidos no comenzamos mal, pero terminamos 14 puntos abajo.
–Otro de los aspectos positivos es que aparecieron muchos jugadores jóvenes que rindieron en buen nivel. ¿El recambio es otra de las premisas?
–A veces el recambio se da de manera natural. Está buenísimo tener al Super Rugby Americas, que otorga hábitos profesionales a muchos jóvenes y permite achicar la brecha entre el juego en la Argentina y el rugby internacional. También amplía la base de jugadores disponibles. En lo personal, y hablo por todo el staff, estamos muy contentos con el esfuerzo, la calidad y el compromiso de todos los jugadores que han pasado por los Pumas. Estamos convencidos de que la competencia interna eleva el nivel, y eso es espectacular. Nos da posibilidades de crecer en este nivel de alta exigencia.
–¿Siempre pudiste convocar a todos los jugadores que quisiste? ¿O tuviste que hacer concesiones a los clubes de Europa?
–La reglamentación para los partidos internacionales generalmente favorece a los seleccionados nacionales, como los Pumas. La gran mayoría de nuestros jugadores está en Europa, en clubes del hemisferio Norte. Establecemos mucho diálogo con los clubes y llegamos a acuerdos, previamente consensuados con los jugadores. Por reglamento deben ser liberados siete días antes de los partidos, pero también evaluamos qué es mejor para cada jugador: si necesitan descanso, considerando que afrontan temporadas de 12 meses, a veces preferimos no convocarlos. Siempre priorizamos la salud física y mental del jugador. La premisa es manejarnos con mucho diálogo, tanto con los jugadores como con los clubes.
–Muchos jugadores elogiaron el trabajo de Kenny Lynn, el nuevo entrenador de ataque. ¿Por qué lo elegiste? ¿Que aportó al equipo?
–Cuando buscamos un entrenador de ataque para completar el staff queríamos a alguien que tuviera una visión externa. La diversidad en un grupo de trabajo es muy valiosa. Kenny, aunque es neozelandés y se formó en Highlanders, también trabajó mucho en Lyon, combinando conocimientos de ambos hemisferios. Su convicción ha sido clave en aspectos en los que mejoramos, como la transición de defensa a ataque. Está convencido de jugar la pelota como primera opción y ha logrado alinear al equipo en esa dirección. Además de ser un excelente entrenador, tiene buenas ideas y es una gran persona. Se adaptó rápidamente al grupo, lo cual no es fácil, haciendo un esfuerzo enorme para hablar castellano y conectarse con todos. Estamos muy conformes con su trabajo.
“Respeto, trabajo, excelencia”
Acaso el mayor desafío que afrontaba Contepomi cuando asumió era el de dar el salto de entrenador asistente a entrenador en jefe. La responsabilidad que ello conlleva excede las cuestiones técnico-tácticas que no todos, por distinguidos que hayan sido del lado interno de la línea de cal, logran salvar. Luego de pasar por Jaguares, Argentina XV y Leinster, llegó a los Pumas como asistente de Michael Cheika en 2022 con la mira puesta en hacerse cargo del seleccionado luego del Mundial de Francia. Así como el equipo evolucionó, también lo hizo el entrenador surgido de Newman.
“Eso es lo fundamental: evolucionar”, reafirma Contepomi. “Yo hice una transición de jugador a entrenador. Pasé un año en que no estuve involucrado en rugby. Es muy distinto. Hay cosas que uno trae de cuando era jugador que están buenísimas, que van a servir, y otras que son completamente nuevas. Son roles totalmente distintos y hay que aprender. Cuando estuve en Irlanda hice una diplomatura en Liderazgo y Management. Leo mucho, me conecto con gente... cositas. Después, otra cosa es aplicarlo. La manera de crecer es siempre aprender, escuchar a la gente, tener buenos feedbacks, que la gente sea honesta y aceptar las críticas para mejorar. Es un proceso. No hay fórmulas mágicas”.
–¿Es muy distinta la forma en que hoy un entrenador tiene que dirigirse a un dirigido a como era cuando jugabas? ¿Tuviste que adaptarte a eso?
–Sí, pero es distinta la sociedad. Las culturas no son rígidas; son dinámicas, flexibles. Uno tiene que ir aggiornándose. La esencia, los principios, son los mismos: respeto, trabajo, excelencia. Lo que cambia es la forma en las que se acepta o no esos principios en estos tiempos. Es parte de la cultura e implica desafíos. Estoy a 10 años de cuando terminé de jugar. Dentro de 10 años la distancia va a ser mucho mayor, voy a tener que adaptarme mucho más. Estar más cerca de los jugadores ayuda en la evolución. Uno tiene que ser un servidor de los jugadores, estar a disposición de ellos, trabajar por y para los jugadores. Hay que ver qué necesitan y dárselo de la manera adecuada.
–¿Cuál fue el momento más difícil que viviste desde que llegaste a los Pumas, en 2022?
–Voy a ser sincero: siempre vi una constante mejoría o evolución. Los mundiales son los momentos de mayor presión, en los que el resultado cuenta un poco más. Pero siempre nos hemos llevado todos de buena manera, nunca tuvimos problemas serios entre los jugadores ni en el staff. En cambio, por suerte, tuvimos muchos buenos momentos. Estamos en el nivel más alto de rendimiento; no es fácil. No atravesamos momentos de dudas sobre la dirección de lo que estábamos haciendo, pero sí mucha autocrítica. Estamos continuamente evaluando, reevaluando, tratando de superarnos como equipo. En este nivel innovar es clave. Si uno propone cosas nuevas con buena intención, bienvenidas sean. El error va a ayudarnos a mejorar. Me dolería que hubiese errores por negligencia o desidia, cosa que no ha ocurrido. Hay cosas que no funcionaron y que hay que cambiar. Por ahora, los momentos más duros fueron las críticas infundadas que vinieron desde afuera, pero los chicos les dan cada vez menos bola, hay cada vez menos ruido interno.
British Lions, el próximo desafío y el recuerdo de 2005
Esta vez, la espera será un poco más corta. Un par de semanas antes que lo acostumbrado, los Pumas volverán a salir a la cancha. Será dentro de seis meses, en torno a una ocasión especial: viajarán a Dublín para jugar un test match con el famoso combinado de British & Irish Lions, previo a la gira que éste realizará por Australia. Así, el viernes 20 de junio el seleccionado argentino abrirá su temporada 2025 en el Aviva Stadium, 20 años después del recordado 25-25 en Cardiff entre los mismos conjuntos.
“Es espectacular. Va a ser una oportunidad única, algo histórico. Habla muy bien de los Pumas, de lo que han hecho en los últimos 20 años como para que volvieran a invitarlos”, festeja Contepomi.
Será la octava vez que Argentina se enfrentará con los Lions, aunque la segunda bajo esta denominación del equipo insular. Las primeras seis, en tres giras por el país sudamericano entre 1910 y 1936 (todas, victorias británicas), el combinado visitante era British Isles. El duelo tendrá algunas similitudes con el de 2005, partido en que Felipe Contepomi llevó la cinta de capitán por primera vez. Al estar el encuentro fuera de las ventanas internacionales contempladas por World Rugby, los clubes europeos no estarán obligados a ceder a sus jugadores.
“Va a haber desafíos. Es una fecha complicada”, admite el ahora head coach de los Pumas. “La Premiership terminará el fin de semana anterior. Encima, el partido será un viernes. Los jugadores involucrados no van a poder ser parte. En Francia ese fin de semana se desarrollarán los barrages [primera fecha de los playoffs], por lo que habrá seis equipos menos. Va a haber clubes que por ahí no los larguen fuera de la regla 9. El fin de semana anterior será la final del Super Rugby Americas; no sé si los que participen van a estar disponibles. Va a ser un desafío. Como todo, bienvenido sea. Para eso hay que estar bien entrenados, bien dispuestos. Yo recuerdo que cuando jugamos en 2005 fui el capitán de los Pumas. El partido estuvo a punto de suspenderse. Fede Méndez y Mauro Reggiardo volvieron del retiro. Hubo muchos chicos amateurs en el equipo. Así y todo empatamos y hasta merecimos ganar. Por suerte, ante los desafíos el equipo argentino siempre responde de buena manera”.
El calendario de los Pumas continuará con dos partidos en casa ante Inglaterra (sin sus Lions) en julio, uno de los cuales sería en Rosario, y un tercero contra un equipo del Tier 2, que presumiblemente será Chile. En el Rugby Championship, acaso el último de la historia, los Pumas recibirán a los All Blacks en dos ocasiones, viajarán a Australia para otros dos compromisos y cerrarán con un ida y vuelta frente a Sudáfrica, con la particularidad de que el partido como local puede tener lugar en Twickenham (está cerca de confirmarse la sede). A fin de año, los Pumas visitarán a Gales, Escocia e Inglaterra.
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