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El pilar argentino Joel Sclavi recibió una dura sanción por “juego sucio” en Francia y se perderá tres test matches de los Pumas
El marplatense, jugador de La Rochelle, fue suspendido por ocho semanas debido a un altercado en el partido ante Bayonne, el 8 de este mes
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El rugbier argentino Joel Sclavi, jugador de La Rochelle de Francia, que debutó en julio pasado en la formación de los Pumas, recibió una fuerte sanción: fue suspendido por ocho semanas por el Comité de Disciplina de la Liga Nacional de rugby francesa (LNR) por “juego sucio”.
El pilar marplatense de 28 años declaró ante el organismo que decidió suspenderlo por un altercado en el partido de La Rochelle ante Bayonne, el sábado 8 de este mes. Sclavi, que jugó en Jaguares en el Super Rugby, en Jaguares XV en la SLAR y en los Pumas, fue declarado responsable de “brutalidad” y más concretamente de “golpear en la cabeza” a un rival durante una acción en el cotejo en el que su equipo cayó 29 a 13.
Debido a la gravedad de la acción, el comité de disciplina de la liga francesa iba a sancionarlo con diez semanas de suspensión, pero a causa de su historial de conducta y, al no encontrar ningún incidente previo, le redujeron la pena dos semanas.
Sclavi debutó en julio pasado en los Pumas, en el triunfo ante Escocia, en Jujuy, por 26 a 18, ingresando a los 57 minutos por Francisco Gómez Kodela. Fue durante el inicio del ciclo de Michael Cheika como entrenador del conjunto nacional.
Todavía no está claro cuándo podrá volver a jugar en Francia teniendo en cuenta el calendario, pero sí es un hecho de que el Toro Sclavi se perderá la ventana internacional de noviembre de los Pumas.
El combinado nacional se volverá a juntar el mes próximo para disputar tres test matches en Europa, más precisamente en Gran Bretaña. El próximo rival del conjunto argentino será Inglaterra, en Londres, el 6 de noviembre. Seis días después, el rival será Gales, en Cardiff. Y, por último, el 19, se medirá con Escocia, en la ciudad de Edimburgo.
La acción por la que Sclavi fue sancionado
El chico que no podía correr...
La relación de Joel Sclavi con el rugby comenzó cuando tenía 15 años. ya era un adolescente de contextura física importante, pero tenía una contra: nunca había practicado deportes. Por eso, cuando fue llevado al Pueyrredón Rugby Club, sus primeras sensaciones fueron negativas. Quedó exhausto tras su primera sesión de entrenamiento fuerte y cuentan quienes lo recibieron que sus primeras palabras en el vestuario fueron “No vuelvo más”.
El Toro Sclavi, cuya historia fue contada por el diario La Capital, de Mar del Plata, volvió a practicar rugby pese a ese sinsabor original y llegó a su momento de gloria a los 27, cuando se consagró con Stades Rochelais al ganar la Champions Club esta temporada. Con su club del Top 14 francés. Una actuación por la que fue aclamado por el público.
Pero el Toro Sclavi debió luchar mucho para llegar a este presente deportivo de reconocimiento. Fue el chico que a punto estuvo de desembarcar en el Club Biguá a partir de una gestión familiar, justamente “la contra” del Pueyrredón marplatense. Pero fue un profesor de la escuela el que cambió su vida deportiva. Roberto Mesquida, a cargo de la cátedra de matemáticas en la Escuela N° 61, lo impulso a probarse en Pueyrredón. Aunque nadie apostaba por Joel cuando lo vieron irse esa primera tarde/noche del club.
“Me gustó porque la pasaba bien, más que por el juego. Me sirvió para desconectarme de otras cosas. Si empezábamos a entrenar a las 12, a las 9 ya estábamos ahí. Me atrapó esa vida, los amigos y las enseñanzas que te dejan los más grandes”, explicó Sclavi sobre su decisión.
El principal problema, según relató Sclavi a La Capital, fue su no entendimiento del juego, de las reglas del rugby. “Me entrené un par de semanas y arranqué a jugar. En mi primer partido, contra ‘Uni’, cobraron un penal en contra, veo que el “9″ de ellos abre la pelota y le pongo un tackle. Ahí ya me comí la primera amarilla”, relató el primera línea.
Tan fuerte fue la relación de Sclavi con el club que al poco tiempo se fue a vivir a la casa de un compañero: Nicolás Bianco, su hermano y sus padres. “Son una segunda familia para mi”, reconoció.
Con el tiempo fue entendiendo mejor el juego y empezó a hacer valer su físico para ganar reconocimiento. Salió campeón con el M17, un triunfo que lo marcó porque marcó dos tries en el partido decisivo frente a Mar del Plata Club. “Lo tengo siempre en la memoria. Salimos campeones y todos los integrantes de la ‘94 firmamos una bandera. Cuando me voy a Francia, uno de los chicos, ‘el Tiki’ (Dalmiro Alfonso), me la regaló. Desde entonces la llevo a todos los partidos, en la mochila o colgada”, dijo Sclavi.
Su evolución fue notoria. Jugó tres temporadas en la primera de Pueyrredón, aunque no imaginaba un futuro profesional a los 20 años. Trabajaba en una empresa que colocaba cámaras de seguridad. Hasta que en 2015 lo tentaron para ir a jugar al Gernika de España, un rugby semi-profesional. Y ahí contó una anécdota sobre las diferencias de entrenamiento. “Llegué y el entrenador Bruno Mercanti, de Bahía Blanca, me puso dos meses arriba de la bicicleta. Me mataba para ir mejorando físicamente. Fue un cambio muy grande”, dijo.
Cuando ya pensaba en volver a la Argentina, a su Mar del Plata para trabajar, le salió una propuesta del rugby francés, del Pau. Y sintió el impacto de una vivencia inolvidable. “Fui en 2016 con la ida de entrenar con los menores de 23 años, pero llegué y al otro día practiqué con el plantel superior, con ‘Santi’ Fernández o Conrad Smith. ¡Estaba en Disney! Igual recién me di cuenta al final de la temporada, porque fue como una película todo eso”.
Pasó por el Agen, también del Top 14, en 2020. Firmó contrato con Jaguares, equipo con el que jugó seis partidos en el Super Rugby hasta que el Covid se interpuso en el camino de la vida de todos. “Me acuerdo que cuando llegué los chicos se conocían todos y yo me tenía que presentar porque nadie sabía quién era”, contó entre risas.
En 2021 firmó contrato con el Stades Rochelais, donde escribió la página más gloriosa del club. Aunque en el comienzo no fueron todas sonrisas. Padeció un problema cervical que hasta ahí no había aparecido y parecía que no iba a poder jugar más al rugby. Le propusieron una operación, a la que se sometió, y luego de una recuperación de varios meses, volvió a escena. Jugó en los Pumas y llegó el gran reconocimiento en su club con la conquista de la Champions Club.
Hasta que llegó el partido con Bayonne, la acción desmedida y ahora la sanción. Un momento que el Toro Sclavi deberá sobrellevar. Entregarse a la reflexión y volver más fuerte. Como aquella vez que decidió jugar al deporte que, en apariciencia, no quería volver a ver ni en fotos...
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