El abrazo del alma de Federico Martín Aramburú que se sumó a los conmovedores tributos

¿Cómo escapar del dolor? Todavía nadie puede creer que sea verdad. A una semana de su asesinato, artero, inexplicable, absurdo, en las calles del barrio latino en París, fue un sábado de lágrimas, despedida y aplausos sinceros en honor a Federico Martín Aramburú. En Europa y en la Argentina, unidos por el recuerdo de un personaje entrañable, amiguero, compañero. Que tenía 42 años, su propia familia, con María Codino, su mujer, y sus dos hijas (Justina y Trinidad), y que desarrollaban una vida normal en Biarritz, en pleno país vasco, al sudoeste francés. Allí donde el exintegrante del CASI y de los Pumas se había afincado luego de vestir la camiseta del club local.

Lo más fuerte ocurrió en la mañana argentina, pasado el mediodía francés. Allí donde además de su familia, viajaron la mamá de Federico, Cecilia Aramburú, su hermano Bati y varios amigos de su camada 80 del Atlético de San Isidro, como Federico Thomann y Pablo González. Seguramente recordando en el vuelo aquellos cónclaves con Fede en “La Cueva”, la sala reservada para los terceros tiempos en la cancha del Atlético y que hasta tiene un pequeño museo contiguo donde se lucen las camisetas de los jugadores del CASI que pasaron por los Pumas. Se espera la camiseta de Fede. Sobre la barra, figuran los nombres de los capitanes del CASI, tallados en madera. Ahí está Federico Martín Aramburú.

La temperatura oscila entre los 15 y los 17 grados. Sobra la emoción. Que envuelve a todos los que acompañan a los Martín Aramburú en una despedida muy especial. Allí están, entre otros, Gonzalo Quesada y Manuel Carizza, exPumas; los franceses Dimitri Yachvili, Jérôme Thion, Thomas Lièvremont, Nicolas Brusque, Imanol Harinordoquy y Thierry Dusautoir, y Shaun Hegarty, su socio y con quien estaba en la madrugada del ataque letal. También Bernard Laporte, presidente de la Federación Francesa de Rugby.

Una bandera argentina y el retrato del exPuma (22 partidos), bicampeón de Francia con el Biarritz Olympique (2005, 2006), acompañan desde el balcón del ayuntamiento. También se instaló una gran pantalla que retransmitió la ceremonia en el paseo marítimo frente a la iglesia de Sainte-Eugénie, donde hubo una gran concurrencia para el funeral, que se desarrolló desde las 14, hora local. Unas 700 personas, se estima, se reunieron además frente a la iglesia de Sainte-Eugénie, sobre la plaza.

La misa resultó un tributo con algunas oratorias. Los rezos, los recuerdos, la intención de mitigar el impacto emocional. En la familia, en los amigos y en los fanáticos del deporte, que recuerdan con gran admiración al jugador oriundo de La Plata, que conoció el rugby gracias a un amigo de su padre y formó parte del plantel del seleccionado nacional que obtuvo el tercer puesto en el Mundial de Francia 2007. Federico tuvo un partido memorable contra Georgia, logrando la clasificación a partir de un try suyo que significó el punto bonus. Y luego, volvió a apoyar frente a Francia en el partido por el bronce, nada menos.

También se le dedicó a Martín Aramburú un minuto de aplausos en los partidos del Top 14 francés, mientras que los jugadores del Biarritz Olympique lucieron una casaca con el retrato de Federico durante el calentamiento y entrada en la cancha del líder Montpellier, para el cotejo por la fecha 21. Cae el Biarritz por 37-22 y no puede salir del fondo de la tabla. Pero a pocos le importa eso en esta jornada.

“Hoy es la misa para despedirte pero también para celebrarte. Porque dejaste una marca en cada persona que te cruzaste. Porque eras una persona espectacular. Celebro cada momento que compartimos juntos. Porque todo con vos era programa, era una risa. Me quedo con tantos increíbles recuerdos... sin duda nada será igual en este mundo sin vos. Pero esperame con unos buenos tintos que más adelante la seguimos. Hasta siempre queridoooooo”, retrató en su cuenta de Instagram su excompañero y amigo Marcelo “Chelo” Bosch.

“Fede tenía pasión por la vida, eso era lo que lo caracterizaba. Su forma de vivir al 100.000 por ciento, con pasión y alegría, sea cual fuere el reto”, lo sintetizó su amigo del CASI Federico Thomman en L’Equipe. Martín Aramburú era alegría pura y por eso muchos, en medio del shock, al ratito sonríen al rememorar alguna de sus anécdotas. El propio Thomann destaca su solidaridad y compromiso: “Cuando había un viaje, él lo organizaba, se aseguraba de que nadie se perdiera nada. ¿Falta una entrada para ir a alguna parte? ¿El auto tenía problemas? Había que organizar un asado... Siempre era el primero en resolver los problemas”.

¿París? En el lugar donde se produjo la muerte de Federico, junto a un árbol, la gente sigue dejando objetos, flores y hasta mensajes. “Te echaremos mucho de menos. Tristeza infinita”, dice el más visible, aferrado a unos ramos.

Un tributo que también tuvo su parte en el Top 13 de la URBA. En la cancha de San Luis debutaba el CASI, el club donde Martín Aramburú se destacó y forjó su futuro. La hinchada acompaña al Atlético, pero lo más emotivo lo brindan los equipos al salir a la cancha. Primero San Luis, luego el CASI. Ambos, luciendo una camiseta blanca con la imagen del rugbier asesinado grabada en el pecho. Forman en la media cancha y cumplen con un pedido familiar: “No hagan minutos de silencio. Mejor los aplausos”. Suenan fuerte las palmas, adentro y afuera, mientras los hinchas gritan “Olé, olé, olé, Fedeee, Fedeeee”. El CASI gana 19-9 y lo celebra. No es un sábado más.

Martín Aramburú también pega un brinco y les transmite un abrazo del alma a la distancia.

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