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Duendes, una familia que respira rugby y que está marcada con su historia Puma: ecos de una noche emocionante
Jacky Lorenzetti, el millonario dueño de Racing de París, vino hace unos años de vacaciones a la Argentina y escogió un par de día para ir a Rosario, especialmente a visitar a Duendes Rugby Club. Lorenzetti, poderoso del mundo inmobiliario, quería ver con sus propios ojos el lugar del cual una de las estrellas de su club, Juan Imhoff, le hablaba permanentemente y lo definía como su casa. Al parisino lo recibieron, entre otros, José Luis Imhoff, el papá de Juan, uno de los fundadores de Duendes y, además, integrante de los Pumas de 1965. Lorenzetti recorrió el club, tomó unas copas, comió, olió el aroma a rugby que se respira en cada rincón y cuando vio que uno de los vestuarios lleva el nombre de Denny “Nany” Imhoff, la abuela de Juan, suspiró: “Ahora entiendo porqué Juan dice que es su casa”. Pero José Luis lo corrigió y le amplió el concepto: “Acá no somos sólo los Imhoff, somos una familia”.
Duendes se fundó en 1956. Nueve años después protagonizó una proeza: tres de sus jugadores, Imhoff, Juan “Coco” Benzi y el “Gringo” Eduardo España, viajaron a Sudáfrica con el seleccionado argentino y formaron parte del inicio de la leyenda Puma. España, incluso, anotó un try en el histórico triunfo ante los Junior Springboks. Hoy sigue instalado en el barrio Las Delicias, en una zona de quintas –de ahí su mote de “los verduleros”– y en los terrenos aledaños al club viven varios de sus socios.
Aquel try de Juan Imhoff ante Irlanda
Ahora acaban de comprar 16 hectáreas a un kilómetro, donde se realizaron 150 loteos que otros socios compraron al costo para construir sus casas. Allí, en seis de esas hectáreas, se armarán 4 canchas de rugby reglamentarias y dos de infantiles. El club creció con la llegada de las canchas de hockey sintético y también a partir de los éxitos deportivos, ya que en una década y media, Duendes acaparó 12 torneos del Litoral, 4 del Interior y 3 del Nacional de Clubes. Desde 2010 aumentó su masa societaria de 800 a 2000. Y ya lleva 28 jugadores que vistieron la camiseta de los Pumas.
El último viernes, Duendes fue sede de un encuentro en el que convergieron más de 40 Pumas de todas las épocas. La idea tuvo dos puntos de partida: la necesidad de juntarse que el ambiente del rugby viene multiplicando tras casi dos años con los clubes cerrados a raíz de la pandemia, y un partido que hace un tiempo jugaron los Pumas Classics y los Duendes Classics en Carlos Casares. Ahí, Eliseo “Chapa” Branca le dijo a Simón Boffelli, integrante de otra de las familias emblemas de Duendes, que había que organizar algo en Rosario. Y se pusieron a trabajar, convocando a todo el rugby rosarino –esta ciudad santafecina es una de las más simbólicas del rugby argentino– y a Pumas de distintos etapas. El resultado fue extraordinario.
Los partidos –el local Norte versus Sur, Pumas Classics vs. Duendes Classics– fueron la excusa para que por el club rosarino desfilaran a partir de las 19 unas 1200 personas. Hubo homenajes, discursos, entregas de copas y camisetas y un gigante tercer tiempo al lado de las canchas de hockey. Un muestreo de algunos Pumas que estuvieron en la gran noche en Duendes: Benzi, Imhoff, Ricardo Castagna, Daniel Baetti, Martín Sansot, Pablo Camerlinckx, Rodrigo “Peto” Crexell, Sebastián “Bebe” Salvat, Julio Farías, Fabián Turnes, Fabio Gómez, Pedro Lanza, Marcelo y Eduardo Valesani, Andrés Courreges, Cristián Mendy, Fernando “Darda” del Castillo, Julio Brolese, Maximiliano Nannini, Pablo Bouza, Andrés Bordoy, Leonardo Roldán, Nicolás Vergallo, Federico Todeschini, Ezequiel Jurado, Iván Macat, Patricio Fuselli, Ricardo Annichini, Nicolás Bossicovich, Rodolfo “Peteco” Ventura. También Pumitas, como Marcelo Dip y Alejo Fradua, uno de los organizadores junto a Branca y Boffelli.
Hubo risas, anécdotas y también, en las distintas mesas, un tono deliberativo por varias cuestiones que atraviesa el rugby, como el próximo cambio de autoridades en la UAR, el incierto rumbo del profesionalismo, las distintas posiciones dentro de la URBA y, por supuesto, el presente de los Pumas. Fue una noche a puro rugby que además sirvió para que Duendes presentara en sociedad el nuevo sector que alberga una tribuna con butacas, gimnasio, vestuarios y un SUM vidriado que permite ver los partidos de rugby y de hockey al mismo tiempo. Allí se exhibía el reciente torneo del Litoral que ganó Duendes y allí irán a decorar las paredes los cuadros con las camisetas de la selección que vistieron los 28 jugadores del club. Esa obra, que se realizó durante la presidencia de Camilo Boffelli, arrancó en 2014 y se terminó justo antes de la pandemia.
Así como Duendes tiene a Imhoff padre e hijo que jugaron en los Pumas, están los tres hermanos Boffelli (Camilo, Simón y Emiliano) y los Bouza (Mario y sus hijos Leandro y Pablo). Una síntesis de lo que pasó el viernes fue cuando José Luis Imhoff le dijo a Simón Boffelli: “Te felicito, esto es lo más importante en la historia de Duendes”.
El “Chapa” Branca, gran aglutinador, entrenador y miembro del comité de los Pumas Classics, se fue con una promesa del intendente de Rosario, Pablo Javkin: a partir de ahora este encuentro será de interés municipal. “Al rugby se juega en serio”, retrucó cuando antes del partido se le preguntó si el partido con Duendes Classics iba a ser amistoso.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando Cristián Mendy, otro Puma y de Los Tilos, le entregó a Imhoff y Benzi (otro de los grandes cultores de la historia de Duendes) el cuadro con la camiseta del club con el número 8 y la leyenda de Pochola. Al encuentro no pudo ir España por un problema de salud. Ellos fueron amigos y compañeros de Héctor Silva en los Pumas del 65. Lo siguen extrañando. Este viernes viajarán a Buenos Aires para almorzar en el SIC junto a los que quedan de aquella gira a Sudáfrica más otros Pumas que vinieron luego y que tuvieron a Pochola como capitán. Ya se habían juntado este año, después de la muerte de Silva, pero por esa razón repetirán el encuentro. Lo necesitan. Si un francés, o de cualquier otro país, viniera como lo hizo Lorenzetti para saber de dónde viene la mística Puma, ahí también encontraría la respuesta.
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