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Agustín Pichot intenta ser la bandera de la revolución en una elección histórica: quiere ser presidente de World Rugby
Tan cambiantes son las reglas del rugby como conservador el órgano que las rige. Sesenta y tres años tardó la International Rugby Football Board (IRFB) en reconocer como miembro a un país fuera de las Islas Británicas. La evolución del juego dentro de la cancha nunca se correspondió con la almidonada rigidez dirigencial. Agustín Pichot procura quebrar esta hegemonía y convertirse en el primer hombre por fuera de los ocho países centrales en regir los destinos del rugby.
El ex capitán de los Pumas se presenta a las elecciones para el cargo máximo de World Rugby (la denominación que adquirió la IRB en 2014) por los próximos cuatro años, sufragio que se realizará de manera remota entre mañana y el jueves próximo. Actual vicepresidente de la entidad, se enfrenta a quien lo llevó a ese cargo: el actual presidente Bill Beaumont, inglés.
Hasta 1949, cuando se incorporaron Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia como miembros plenos, el régimen del planeta ovalado dependía de la voluntad plena de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda. Francia se sumó en 1978 para completar los ocho. Recién en 1987, con la creación de la Copa del Mundo, se abrió a los demás países, incluida la Argentina. Desde que el rugby es profesional (1995), todos los presidentes fueron del hemisferio norte. Romper este sistema centralizado y convertir al rugby en un deporte global es la bandera de Pichot.
Su propuesta se erige sobre la inclusión de los países emergentes en el escenario central. Como vicepresidente, impulsó una Liga Mundial que incluyera ascensos y descensos al Seis Naciones y al Rugby Championship, el punto de partida del distanciamiento con Beaumont.
En sus declaraciones, el inglés se mostró también abierto al expansionismo, pero se mantuvo inflexible respecto de cuestiones tradicionales: los descensos en el Seis Naciones o las giras de los British Lions.
El lobby de Pichot
Pichot esperó hasta último momento para presentar su candidatura. Desde que lo hiciera 15 días atrás, inició una fuerte campaña para conseguir votos, todo desde su casa en San Fernando. Desde reuniones virtuales con las uniones hasta una activa participación en redes sociales, pasando por innumerables entrevistas con medios de todo el mundo. Recibió apoyos importantes como los de Clive Woodward, el coach del seleccionado de Inglaterra campeón del mundo en 2003 y columnista del Daily Mail, y del samoano Dani Leo, presidente de la Unión de Jugadores del Pacífico (PRPW). Lo único que cuenta, no obstante, es el voto de las uniones miembro.
Los sufragios se reparten así: tres para cada uno de los países del Seis Naciones y el Rugby Championship, dos para las representaciones regionales (Europa, Oceanía, Asia, África, América del Norte y América del Sur), dos para Japón y uno para Estados Unidos, Canadá, Samoa, Fiji y Uruguay. Total: 51 votos. Con 26 se gana. En caso de empate, define el presidente (Beaumont).
También se elige vicepresidente (sólo se presentó el francés Bernard Laporte) y los siete miembros del Comité Ejecutivo-EXCO, para los que hay siete postulantes. Los sufragios se emitirán vía correo electrónico hacia la empresa auditora PWC, de Suiza, que realizará el recuento. World Rugby oficializará los resultados recién el 12 de mayo.
La pelea es voto por voto
Según un sondeo para LA NACION, la cuenta está 22-22. Pichot tendría asegurados los 12 de Sanzaar, seis de Sudamérica, África y Asia y uno de Uruguay, y se presume que también uno de los dos de Japón y los de Estados Unidos y Georgia. Habría siete votos en duda hasta último momento: los de Oceanía, América del Norte, Rumania, Fiji y Samoa.
En el transcurso de estas dos semanas, Pichot habría conseguido inclinar algunas voluntades clave. Japón, que inicialmente estaba con el norte, parece que dividirá sus dos votos. Estados Unidos, que tuvo a Pichot como integrante de su mesa directiva pero luego pareció alejarse, se habría reconciliado. Esto podría arrastrar también el voto de América del Norte, aunque Canadá se mantiene del lado de Beaumont. Georgia, aunque europeo, apoyaría la expansión que promueve Pichot.
¿Por qué Rumania no hace lo mismo? Porque tiene vínculos estrechos con Francia. Laporte va de la mano de Beaumont, aunque anticipó que no renunciará al puesto si gana Pichot, que se presenta sin candidato a vice y tiene buena relación con el francés; de hecho, inicialmente se rumoreaba que iba a acompañarlo en la fórmula.
El sufragio de Samoa, Fiji y Oceanía (cuatro votos) no está definido ¿Por qué no apoyan explícitamente a Pichot? Porque Beaumont, en una hábil movida política, incluyó en su plataforma la posibilidad de que los isleños que hayan jugado para otro seleccionado (por ejemplo, un fijiano nacionalizado jugando para los All Blacks) puedan después de algunos años representar a su país de origen.
En la semana ocurrió un suceso que puede cambiar el rumbo de la elección. Francis Bulewa Kean, presidente de Fiji Rugby, uno de los candidatos al EXCO, fue denunciado por homofobia violenta y debió bajar su candidatura. Fiji había secundado postulación de Beaumont.
Revolución o statu quo, ésa es la cuestión.
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