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Ronaldo: gordo y todo, sigue siendo el fenómeno
Juan Pablo Varsky Para LA NACION
MUNICH.- "¿Así que está gordo? Buenísimo, mándenmelo a Japón que yo lo recibo con los brazos abiertos". Estas declaraciones de Zico datan del 7 de marzo de 2006. El entrenador reaccionó furiosamente a las palabras de Michel Platini, que se había atrevido a sacarlo de circulación. "Sigue siendo el fenómeno y lo demostrará en el Mundial". Ayer Ronaldo estuvo a la altura de semejante predicción. Facturó por duplicado (uno de goleador, el otro de crack tras una doble pared con Juan) y tiene una nueva página en la historia del fútbol. Llegó a 14 goles y comparte el título de máximo artillero de la Copa con Gerd Müller. Justo en Alemania, alcanzó al bombardero de la Nación, héroe de la conquista en 1974. El récord tiene su ayudín : le adjudican un tanto ante Costa Rica en 2002 que en realidad fue de Luis Marín en contra. Pero a nadie le importa la letra chica.
No había empezado bien el Mundial para mi brasileño favorito. Absolutamente inmóvil contra Croacia, fue reemplazado por Robinho, que ventiló al equipo con arranques, desmarques y gambetas. "Estuvo un poco pesado", dijo Parreira, el DT que lo llevó a Estados Unidos ´94 para que aprendiera al lado de Bebeto y Romario. El mismo que se negó a contestarle a un periodista inglés si Ronnie estaba excedido de peso. "Es una falta de respeto".
También el presidente Lula se había preocupado por sus kilos en una videoconferencia con el plantel, sin preguntas de los jugadores. Ronaldo lo fulminó de contraataque e hizo una comparación entre balanzas y botellas: "Así como es mentira que yo estoy gordo, seguro que es mentira que él bebe mucho". Lula escribió una carta de disculpas y el expediente se cerró.
El último parte nutricional lo deja bien parado: bajó 3,200 kg desde el primer día de concentración y sólo está uno arriba del ideal, según la historia oficial. Sin embargo, surgieron más problemas después del estreno. Sintió mareos, vomitó y pasó cuatro horas en un hospital de Francfort. RONALDO INTERNADO, en placa roja. El fantasma de sus convulsiones previas a la final de Francia ´98 reapareció por la concentración brasileña. Rápidamente, los médicos enterraron cualquier relación con aquel episodio, pero no descartaron una crisis de ansiedad.
Titular contra Australia, participó más y se movió mejor en el segundo triunfo. Tiró una bicicleta fija, engañó a un par de zagueros y habilitó a Adriano para el primer gol. El DT repitió el cambio del primer partido y Robinho volvió a darle frescura al espeso juego en ataque. Se reactivó el debate, sin términos medios. El gordo o el flaco, el estático o el ágil, el pasado o el presente. "Ronaldo no está más que para 70 minutos", dijo el seleccionador, que ya le había aclarado a su cuerpo técnico que sólo sacará al 9 de la formación titular si él mismo se lo pide. El pobre Robinho, que lo quiere como a un hermano, admitió que, aun con dolor, no tendría problemas en reemplazarlo en la formación titular.
Con la clasificación asegurada, Parreira decidió tocar varias teclas. El equipo se lo agradeció y mandó el tan esperado mensaje del campeón. El plan canje de los laterales resultó un éxito total. Cicinho y Gilberto nos recordaron cómo jugaban Cafú y Roberto Carlos hace seis años. Juninho Pernambucano aportó orden, pase y buena pegada en la medular. La fórmula ofensiva fue Ro-Ro y hubo show.
Robinho vino a Alemania para robarse el escenario principal. Toca, se muestra, resuelve, elige bien momentos y lugares para cada jugada. Y Ronaldo lo disfrutó al igual que Adriano en su espectacular Copa Confederaciones 2005. Parreira lo intentó, pero deberá rendirse ante la ecuación, ya sin incógnita: Ronaldo + Adriano = incompatibilidad.
El cruel pantalón blanco lo delató: aún no se ha reconciliado con la balanza. Pero sí con el gol. Llegó al récord gracias a un cabezazo en el área chica y a un estupendo remate marca registrada que dejó de estatua a Kawaguchi, el mismo arquero que lo había frustrado diez años atrás en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Zico tenía razón, pero a veces en fútbol las cosas salen al revés. Ya sabemos quién lo mandó de vuelta a Japón con la panza llena...
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