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Río 2016: Dafne Schippers y su obsesión por ganarle a la presión
¿Cómo la vida de una persona puede cambiar en 21,63 segundos? La holandesa dejó el heptatlón para dedicarse de lleno a los 100 y 200 metros; en Río quiere hacer historia
Pekín, China, 28 de agosto de 2015. Dafne Schippers derrota por 0,03 segundos a quien quedó en segundo lugar y se consagró la campeona del mundo de los 200 metros. Así, la holandesa entró en la historia como la tercera mujer más veloz en esa distancia. Esa carrera selló su meta: haber conseguido el triunfo soñado después de apenas dos meses de que la atleta anunciara que se dedicaría a las carreras de velocidad y sólo cuatro días después de haber salido segunda en la final de los 100 metros (quedó a apenas 0,05 segundos de ganar el título).
Vamos dos años atrás en el tiempo al campeonato Mundial 2013 en Moscú. Schippers está parada en el podio, pero en esta oportunidad como heptatleta. Su bronce fue la primera medalla ganada por una atleta holandesa en la historia de esa disciplina.
Nacida el 15 de junio de 1992 en Utrecht, Países Bajos, Schippers comenzó su carrera en el atletismo a los 9 años. Sus primeros logros en distintas disciplinas dentro del atletismo fueron coronados con un título mundial en heptatlón juvenil en 2010 y un título europeo en 2011. Durante el Mundial de 2011 en Daegu, Corea del Sur, Schippers quebró el récord nacional holandés en los 200 metros, pero no logró clasificarse para la final por apenas .05 segundos, lo que la llevó a comenzar a pensar en especializarse en esa competencia a los 19 años. En 2014 mejoró su marca en los 200 metros e irrumpió en el Campeonato Europeo para llevarse la medalla de oro tanto en los 100 como en los 200 metros. Además de festejar su triunfo, Schippers reafirmó el camino que había decidido tomar: Ahora era velocista.
Final del Mundial de Pekín 2015, 200 metros
Schippers dio a conocer su decisión en junio de 2015 y la consolidó con esa corrida de 21,63 segundos en Beijing. En una entrevista realizada durante la reunión anual Prefontaine Classic 2016 en Eugene, Oregon, la atleta redobló la apuesta con respecto a su decisión soltando una risa cuando le preguntaron si volvería a participar en una heptatlón. Refiriéndose al entusiasmo que genera el mundo del velocismo, afirmó: “Es un mundo totalmente nuevo para mí y muy emocionante”. Pero también admitió la presión que genera. Una vez que se consigue un triunfo, mantener esa gloria no participando de competiciones, hace que el peso de la conquista aumente.
“Realmente tengo que demostrarlo, porque ahora soy la campeona mundial”.
“Pensé, ‘¡Vaya! Voy a tener que correr a la par de estos fenómenos’”, dice Schippers sobre tener que competir regularmente contra la elite mundial. “Realmente tengo que demostrarlo, porque ahora…ahora soy la campeona mundial”.
Antes se obsesionaba con el entrenamiento—Schippers solía realizar dos circuitos de dos a dos horas y media por día—pero ahora se preocupa más por reducir el cansancio y el desgaste del cuerpo, a la vez que perfecciona su destreza. Paradójicamente, ahora que es campeona mundial, Schippers tiene que aprender a correr a toda velocidad.
Para eso, se enfoca en cada sección de la carrera: “La dividimos en cuatro etapas”, explica sobre la carrera de los 100 metros. “De cero a 30 [metros] es la largada; de 30 a 60 me mantengo abajo, después corro erguida y luego, si estoy bien, voy a toda la velocidad. Y de ahí, corro con esmero hasta el final; terminar es la cuarta y última etapa”.
Debido a su casi metro ochenta de estatura, a Schippers le cuestan las largadas. Esto se nota en los 100 metros, donde (naturalmente) no tiene mucho tiempo para retomar la velocidad y alcanzar al resto en la pista si se tambalea en los tacos y queda rezagada. Para mejorar, Schippers estudia las técnicas de sus contrincantes, que son mucho más bajas.
De igual manera, también perfeccionó su estrategia en los 200 metros. “Si tomas la curva muy rápido, eso a la larga se siente, porque no puedes mantener esa velocidad hasta el final. Lo mejor es acelerar un poco menos desde la curva hasta el final. Uno siempre intenta ser inteligente en el uso de su energía”, explica Schippers. Estos elementos pueden parecer insignificantes—los milisegundos que se ganan en una largada en los 100 metros o la curva de los 200—pero son pasos fundamentales para conservar la energía y mantener una ventaja mental durante la carrera.
La obligación de Schippers este verano es demostrar que puede tener un buen rendimiento bajo presión. Además tendrá la oportunidad de demostrar que esos 21,63 segundos y la medalla de oro que consiguió no fueron pura suerte. Y sobre todas las cosas, demostrará que a pesar de haber comenzado como una atleta de múltiples disciplinas, ella es una “velocista nata”.
Diamond League, Oslo
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