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¿Qué es de la vida de... Jonah Lomu?
Luego de una exitosa carrera en el mundo del rugby, que lo reconoce como uno de los grandes de su historia, el astro neocelandés atraviesa una dura realidad producto de los problemas renales que lo aquejaron durante años.
Su cara "tipo bueno" e inofensivo no se correspondía a su arrolladora personalidad dentro de un campo de juego. La vida de Jonah Lomu siempre fue sinónimo de sacrificio. Desde sus comienzos hasta cuando supo ubicarse en la elite del rugby mundial, el oriundo de Auckland, Nueva Zelanda, debió soportar duros golpes que la vida le puso en su camino. Golpes aún más duros de los que enfrentaba dentro de una cancha. Pero siempre se enfrentó a las adversidades con la misma potencia e intensidad que le imprimía a cada choque o tackle con sus rivales. Los problemas renales fueron una constante durante toda su carrera. Incluso hoy lo tienen viviendo el Mundial de su país, tal vez el evento más importante en la historia neocelandesa, en una cama conectado a una sonda en el hospital Auckland Healt Board. Pero Lomu tiene la virtud de saber lo que es jugar esta clase de partidos.
De origen tongano, pero neocelandés de nacimiento, dio sus primeros pasos con la ovalada en el club Counties Manukau, que formaba parte del Campeonato Nacional Provincial. Pero su gran ilusión era vestir algún día la camiseta de los All Blacks. Luego de representar a su país en las categorías menores sub-17, sub-19 y sub-21, Jonah se convirtió en el ala más joven en debutar con el seleccionado mayor. Fue en la derrota del conjunto neocelandés ante Francia por 22-8, en Christchurch, en 1994. Sin dudas, allí nació un hito en la historia del rugby mundial.
Por más contradictorio que pueda resultar, esa montaña de músculos tatuados que prácticamente ningún rival podía derribar casi se queda fuera del Mundial 1995, celebrado en Sudáfrica, debido a las estrictas exigencias físicas que debía reunir un jugador para formar parte del plantel neocelandés. Sin embargo, sus buenas actuaciones en el seleccionado de Seven le valieron un lugar en el certamen. Seguramente es el día de hoy que el entrenador de aquel entonces, Laurie Mains, agradece cada día de su vida por la decisión que tomó. Es que si bien Nueva Zelanda se quedó en las puertas del título al caer en la gran final ante los Sprinboks, ese torneo catapultó a Lomu al estrellato del rugby mundial. No sólo fue la gran revelación del campeonato sino que además consiguió lo que nadie en todas las citas mundialistas que se disputaron hasta el día de la fecha: apoyar ocho tries en un mismo torneo.
Luego de esa Copa del Mundo, los ojos del mundo del rugby se posaron en ese jugador de 1.96 de altura y 120 kilos de peso, que asombraba por su rapidez y agilidad a pesar de su gran contextura física. A su vez, su destacable desempeño también le permitió arribar a los Auckland Blues, uno de los equipos más grandes de Nueva Zelanda, mientras seguía deleitando a los amantes de la ovalada con sus épicas actuaciones con esa intimidante camiseta negra.
Sin embargo, la felicidad le duró poco a Lomu. A finales de 1996 el destino le propinó el primer tackle. Se le diagnosticó un extraño problema en un riñón, pero Jonah pudo levantarse del suelo y seguir pisando fuerte. Pasó por otros clubes como Waikato Chiefs, Wellington Lions, Wellington Hurricanes y por último, después de sus problemas de salud, en los North Harbour, y tras la eliminación en la Copa del Mundo de 1999, disputada en Gales, se especuló con la idea de que el neocelandés se inclinara por seguir su carrera en el fútbol americano de la NFL. Pero, para desgracia del resto de sus rivales, nada de eso ocurrió y continuó con total éxito su carrera.
En 2002 un síndrome nefrótico se aprovechó de la vulnerable salud de Lomu, a quien prácticamente dejaba retirado de la actividad profesional. Este problema incluso lo llevó al quirófano, en 2004, para someterse a un transplante de riñón. Pero el amor de Jonah por la ovalada era más fuerte que cualquier otra cosa, y en 2006 decidió volver a la competencia. Pero ya no era lo mismo. Esos años que estuvo alejado le pasaron factura y tras varios intentos de recuperar el nivel desplegado tiempo atrás, los fantasmas de las lesiones le impidieron volver a la elite del rugby.
Luego de varias idas y vueltas, de rumores que lo vinculaban con distintos clubes, incluso con la posibilidad de estar presente en la Copa del Mundo de Francia 2007, Lomu hizo oficial su retiro del profesionalismo. Pero, una vez más, el amor por la ovalada volvió a tocar la puerta del corazón de Jonah, quien finalmente reapareció dos años más tarde defendiendo los colores del Marsella Vitrolles, equipo de la tercera división del rugby francés.
Tras la confirmación de Nueva Zelanda como país anfitrión del Mundial 2011, Lomu fue la imagen estelar de la organización neocelandesa. Incluso formó parte de la ceremonia inaugural, en el mítico estadio Eden Park, de Auckland. Pero días más tarde, ese riñón que tantos dolores de cabeza le causó, volvió a atacar a uno de los mejores rugbiers de la historia.
En la actualidad Jonah sigue dando batalla pero ya no dentro de una cancha. Sus días en el hospital Auckland Health Board están siendo una verdadera pesadilla para uno de los mejores jugadores que dio la historia del rugby mundial. Una pesadilla de la que hace años no pudo despertar, pero a la que día a día hace frente con toda su fortaleza. Esa misma fortaleza que lo lleva a asegurar que, a pesar de estar conectado a una sonda en su cuello, estará presente en la final del Mundial, el 23 de octubre, aunque tengan que llevarlo con una ambulancia.
"Mi riñón necesita descansar, despertarse y empezar a funcionar nuevamente. Necesita luchar", reconoció el propio Jonah en una entrevista exclusiva concedida a la revista New Zealand Woman´s Weekly. Si bien en este momento difícil son más dudas que certezas las que giran entorno al jugador con más puntos en tries en la historia de los Mundiales (15), hay una cosa de la que Lomu está seguro y es que "nada es imposible" (lema que supo transmitir con una reconocida marca deportiva).
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