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Por el efecto Salazar, Mo Farah está en la vuelta más difícil de su carrera
El atleta somalí que se nacionalizó británico quedó atrapado por la acusación de dopaje que envuelve a su entrenador; en una carta, el director técnico del Oregon Proyect se defiende de las acusaciones
Cuando Mo Farah encaró la última vuelta de los 5000 metros en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, habrá pensado que estaba ante el desafío más grande de su carrera. Esos 400 metros finales lo separaban de la gloria absoluta. Una semana antes había ganado fácil los 10000m y comenzaba a responder con creces las premoniciones que buscaban consagrarlo como uno de los mejores fondistas de la historia. Pero Farah, que tuvo que dejar su Somalía natal a temprana edad mientras la pobreza lo acechaba, quería ir por todo y estaba acostumbrado a las grandes batallas. El tiempo en aquellos 5000 metros no fue el mejor, pero el desenlace final, con Gebremeskel una cabeza detrás en el sprint final y los brazos abarcando la magnificencia del estadio de la capital británica que lo cobijó, quedarán en la historia. Mo Farah, sin embargo, no sabía que probablemente lo más complicado de su carrera, el desafío más grande, estaría fuera de la pista de tartán y ocurriría tres años después, entre Portland y, otra vez, Londres. Semanas atrás, la BBC, que lo catapultó mediáticamente desde sus inicios como atleta nacionalizado británico, acusó a su entrenador, Alberto Salazar, de prácticas de dopaje y ocultamiento de información. Por añadidura, Mo Farah, que hasta el momento de la emisión de –el programa- Panorama no había sido mencionado, también comenzaba a estar en medio de la tormenta.
Panorama sombrío
El 6 de junio, la emisión Panorama, en colaboración con la web ProPublica, emitió un documental llamado Catch If Me You Can, centrado en el dopaje, y que sobre el final tiene como protagonista a su entrenador Alberto Salazar (ganador de las maratones de Nueva York y Boston) y su Oregon Project. En concreto, a Salazar se lo acusa de suministrar medicamentos prohibidos a algunos de sus más exitosos atletas en Oregon Project, como el fondista Galen Rupp y la medio fondista Mary Cain. El programa afirma, en base a testimonios del ex círculo íntimo de Salazar, que el legendario maratonista proveyó de prednisona y testosterona a Galen Rupp, dos sustancias prohibidas bajo la regulación de la USADA (Agencia Norteamericana de Antidopaje).
El documento muestra un sospechoso análisis de sangre a Rupp, en el que se pueden ver los valores alterados. El informe cuenta con la participación de Steve Magness, ex colaborador de Salazar, y de David Epstein, autor de la publicación Sports Illustrated y periodista especializado en dopaje (famoso por revelar al diario francés L’Equipe las pruebas iniciales en el caso de Lance Armstrong). Magness, además, cuenta cómo Salazar llevaba a cabo testeos con su propio hijo Alex, hasta detectar los límites donde se revelaban las anomalías en el consumo de las sustancias, es decir, el dopaje. En otras palabras, según las acusaciones experimentaban para ver la "zona gris", allí donde era imposible detectar la testosterona en los controles. Según Magness, los laboratorios del Oregon Project funcionaban como un escenario perverso donde tanto Salazar como el jefe médico del equipo, Loren Mhyre, llevaban a cabo sus prácticas. Además, la acusación se agudizó después de que la mismísima Kara Goucher revelara que Salazar le había obligado a tomar Cytomel, un medicamento para perder peso que, según afirma la fondista, le había recomendado también a Galen Rupp. "Estoy cansada de tener que decir que me fui del Oregon Project por mi embarazo", dijo Goucher entre lágrimas.
El Proyecto Oregon, por sus siglas en español, es sabido que explota al máximo la capacidad de sus atletas, incluso desafiando límites humanos exhaustivos. Críoterapia, hydroworx (cintas para correr debajo del agua), masajistas, psicólogos, y un programa que involucra a sus corredores 24x7. En parte debido a la extrema obsesión por los resultados de Salazar (es normal verlo a Galen Rupp haciendo pasadas minutos después de una competencia), y en parte porque Nike pone a disposición toda su tecnología y confort para el desarrollo de los atletas, el OPJ hasta ahora había sido sólo un producto de la práctica incansable de su entrenador.
Si bien en ningún momento se nombra a Farah en el caso de dopaje, Mo se corrió hacia el centro de las sospechas después de que se difundiera la noticia de que se había saltado dos controles sorpresivos, uno en 2010 y otro en 2011, meses antes del mundial de Daegu, coincidiendo con su entrada al Oregon Project bajo el mando de Salazar. En el primero, Farah argumentó que estaba de viaje, mientras que en el segundo, dijo no haber escuchado el timbre de su casa. La noticia es tan sorpresiva como su difusión. Que un atleta de la talla de Farah esquive, por la razón que fuere, un control, no le hace bien al deporte. Pero tampoco es salubre que la noticia se conozca tanto tiempo después y con un escándalo de proporciones en puerta, que sin embargo todavía no lo ha manchado. Como respuesta, Farah salió al cruce con un breve comunicado en sus cuentas de Facebook, Twitter e Instagram, donde afirma reiteradamente que nunca consumió ninguna sustancia extra deportiva, y que esos "faltazos" fueron producto del azar.
Familia afectada
Mo Farah también asegura que su familia se ha visto afectada por las acusaciones. Tania, su esposa, atraviesa un tercer embarazo de cinco meses y el stress, según palabras de Farah, ha sido muy grande, al igual que el de sus hijas. La reclusión incluyó un vuelo obligatorio a Portland, donde se reunión con Salazar, y el alejamiento de las competencias por un tiempo. Si bien los coletazos de semejante exposición parecen haberlo afectado mucho, Farah decidió volver a concentrar todas sus fuerzas en los entrenamientos en vistas de los 5000m de la Diamond League de Monaco, el próximo 17 de julio. Allí las luces lo encandilarán, sobre todo porque un mes después competirá en el Mundial de Beijing, en las pruebas de 5 y 10000, que en el caso de ganarlas, lo posicionarían como el fondista más ganador junto a Kenenisa Bekele.
Las imágenes de un 2015 que prometía ser el perfecto año de retorno del mejor medio fondista de todos los tiempos a la pista después de su experiencia en el maratón, parecen haber quedado añejas. En esta temporada, Farah fue récord mundial en la doble milla con 08:03.40, plusmarca europea en medio maratón (59:32) e hizo la mejor marca del año en 10,000m con 26:51.30, para ganar el #PreClassic, fecha de la Diamond League. Una semana después y cuando preparaba los 1500m de Birmingham, estalló el escándalo de Alberto Salazar. Por ahora, el único que ha dado la cara en relación al presunto expediente de dopaje, ha sido precisamente él. Los directamente implicados, Galen Rupp y Mary Cain, apenas esbozaron un intento de despegue. Rupp con un escueto comunicado en el que firma junto a Alberto Salazar "pronto perderán sentido las difamaciones de las que se les han acusado". Cain, mientras tanto, apareció en el GP Adidas de Nueva York, donde disputó la prueba de 1000 metros y fue tercera (2:38). Cuando le preguntaron sobre Alberto, esquivó el cuestionamiento con elegancia. Su caso es llamativo: unas semanas antes de destapado el conflicto, contó que se alejaba por un tiempo del Oregon Project y de Alberto Salazar por "cuestiones personales" (ella es oriunda de Nueva York). Otros atletas estrellas de la agrupación, como Matthew Centrowitz (medio fondista olímpico) y Cameron Levins (reciente récord canadiense en 10000m con 27:07), apenas escribieron algunos tuits pero no mucho más. Salazar, el apuntado, prometió sacar a la luz contra pruebas que probarían su inocencia, y las de Galen Rupp y Mary Cain, para poder terminar con la "Caza de brujas" a las que habían expuesto a sus atletas y en especial Mo Farah. Todavía no presentó su informe.
Ninguno de los nombres mencionados anteriormente, ni la suma de ellos, se acerca a la importancia que Mo Farah tiene en el plano del atletismo mundial. Asimismo, todos son víctimas del aparato de sospechas por doping y que, más allá de constatarse su veracidad, tiene como principal aliado al poder mediático, que no pierde el tiempo en elaborar y tejer sospechas, algunas manchadas de amarillismo. Desde Lance Armstrong a Tyson Gay o Rita Jeptoo, la trampa deportiva acusa valores y promueve quiénes son quiénes en el mundo del deporte. Está por verse qué papel le corresponde a Alberto Salazar, Mo Farah, y el resto. Mientras, Mo intentará en Mónaco correr la última vuelta en la pista como si fuese un sprint final más: apretando los dientes e intentando olvidar el escándalo para recordar quién fue hasta hace poco tiempo.
La respuesta de Salazar
En un extenso comunicado, dividido en dos cartas, Salazar negó las acusaciones y dijo: "Recientemente, la BBC publicó un informe en el que no sólo me atacan, sino que atacan a mis atletas y al Proyecto de Oregon. Los ex atletas, contratistas y periodistas hacen acusaciones en estas historias, perjudicando mis atletas. En el mejor de ellos están mal informados. En el peor, están mintiendo.
Creo en el deporte a través del trabajo duro y limpio, y eso hago con mis atletas. El Proyecto Oregon nunca permitirá el dopaje y los atletas deben cumplir plenamente con el Código de la AMA y el Reglamento de la IAAF...".
En estos enlaces, las palabras del entrenador:
Palabra de sus entrenados
Galen Rupp y Mary Cain, apenas esbozaron un intento de despegue. Rupp con un escueto comunicado en el que firma junto a Alberto Salazar "pronto perderán sentido las difamaciones de las que se les han acusado". El atleta dueño del récord americano en 10000, prefirió enfocarse en competir. Lo hizo en los 10000 y 5000m del USATF Outdoor, que se disputó en Eugene del 26 al 28 de junio. Allí ganó los 10000 y fue tercero en 5000, prueba que ganó Ryan Hill. Cain, mientras tanto, apareció en el GP Adidas de Nueva York, donde disputó la prueba de 1000m y fue tercera (2:38). El 28 de junio volvió a correr y fue octava en los 1500m en el mismo escenario que Rupp, una posición que confirma su mal 2015. En ambas ocasiones, cuando le preguntaron sobre Alberto, esquivó el cuestionamiento con elegancia.
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