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El desafío de ser zurdo y jugar al polo con la mano derecha sin morir en el intento
Desde los tiempos en que se los castigaba si sucumbían a su instinto, los niños que escribían con la mano izquierda eran "enderezados" por sus maestros, dentro de una escuela que fomentaba incluso el ser ambidiestro. La influencia de un hemisferio del cerebro sobre el otro fue una de las explicaciones orgánicas de la inclinación. Luego, se relacionó la tendencia con ciertos genes de la médula espinal que se expresan en el vientre materno y gobiernan el movimiento de las extremidades.
El polo, sin fijarse demasiado en cuestiones psicológicas o genéticas que movilizan al hombre, cortó por lo sano: zurdos, abstenerse. Una manera de minimizar el riesgo de choque cuando dos jugadores dirimen una bocha desde direcciones opuestas: "Ningún jugador podrá manejar el taco con la mano izquierda", dice la regla.
Lo único que hago con la mano derecha es jugar al polo. Juego al tenis y escribo con la izquierda
Cuando se consulta sobre el tema, el consejo surge invariable: "El mejor es Mariano Aguerre , tenés que hablar con él". Y bueno: "Sinceramente no sé cómo empezó todo, pero teniendo padre polista, hermanos mayores polistas (Martín y Juan)... Cuando yo agarraba el taco con la zurda me ataban la mano atrás, a la espalda; después, me la marcaban", cuenta el multicampeón del Argentino Abierto. Chapaleufú , Ellerstina , La Dolfina supieron de primera mano -derecha- que no hay limitación alguna. "Todo era de a pie, tenía 3 o 4 años. Lo único que hago con la mano derecha es jugar al polo. Juego al tenis y escribo con la izquierda", relata divertido.
Un clásico. Diestro para el polo, nada más. Los hemisferios y el instinto se quedan tranquilos trabajando como la naturaleza manda en el resto de la vida.
"No iba todo el tiempo con la mano atada, sólo para taquear, para que tuviera el instinto de pegar con la derecha; después me empezaron a marcar la mano… son todos cuentos que me hacen mis hermanos: de a poco me fui acostumbrando. Lo que siempre digo es que por ser zurdo tengo una ventaja sobre los demás en la sensibilidad con el caballo; puedo ser muy liviano con la mano zurda o tener mucha fuerza también. Creo que ahí les hago una diferencia a los derechos. No es tanto en la equitación, es la sensibilidad. Es la mano izquierda la que maneja al caballo".
Pero también tiene un perjuicio… "Tengo una desventaja con el taco, porque tengo más fuerza en la mano izquierda que en la derecha, pero no me quejo, me ha ido muy bien, he tenido una gran carrera. Hoy por hoy, en lo que a polo se refiere, soy derecho. No es que salgo a jugar con la zurda y soy mejor, soy derecho", sentencia Aguerre.
-Nadie puede decir "ésa la erró porque es zurdo".
-No, pueden decir "ésa la erró por choto", pero por zurdo no (se ríe).
El caso de Martín Zubía es distinto al de Aguerre. El aprendizaje para convertirse fue mucho más aleatorio. "Tenía un compañero que jugaba al polo y empecé a taquear cuando cursaba quinto año, para ratearme de las clases de inglés, en Trenque Lauquen. Mi papá había jugado y mi abuelo también, pero yo nunca. A esa altura, y para jugar al polo, me fui a Inglaterra de petisero, en barco, para andar con caballos porque era lo que me divertía. Terminé el colegio, nunca me llevé una materia, y le pedí a mi papá (Osvaldo o Quico) que me dejara ir por un año y volvía a estudiar veterinaria. Me fui con el Gordo Barrantes y el Gordo Moore y nunca más agarré un libro, ni para leer el Martín Fierro".
A los 18 años fue toda una aventura. Recuerda Zubía cómo se transformó en polista hecho… y derecho. "No te queda otra. Los caballos nuevos se asustan si jugás de revés. Yo, en vez de usar el revés pasaba a la zurda y taqueaba. El caballo se asusta más por tu movimiento que por el taco. Es como la pelota a paleta: jugás de zurda y jugás de derecho". Lo explica fácil, como si lo fuera aun para un diestro natural.
Los caballos nuevos se asustan si jugás de revés. Yo, en vez de usar el revés pasaba a la zurda y taqueaba
A diferencia de Aguerre, Martín aprendió a caballo. "Sólo recuerdo haber jugado de chico con los taquitos y que me hacían agarrarlo con la derecha, aunque yo decía que pegaba más fuerte con la izquierda. Coincido con Mariano [Aguerre] en la ventaja de manejar al caballo con la zurda: monté cada zoco gracias a la zurda... Lo que perdés por pegarle lo ganás manejando". Después, el reclamo común de los "marginales" como él. "El mundo está hecho para los derechos entonces los zurdos estamos obligados a afrontarlo. Te acostumbrás a que el mundo es derecho".
Zubía jugó de 2 en La Aguada que completaban Taio, el padre de los Novillo; Cacho Merlos, Cristian Laprida. Todos padres orgullosos, como él lo está por Juan Martín.
Después de aquello, Pilarchico, de 4, con Santiago Gaztambide. Dos zurdos reformados juntos, convocados por la nacion. Sin embargo, fingen cierta amnesia y se ríen, en el patio de Palermo.
-¿Vos sos el zurdo que jugaba al polo? (Zubía)
-Sí ¿vos también? (Gaztambide)
Dice Zubía: "Sé lo que te va a contestar; toda la vida juntos hemos andado, conozco su historia".
Gaztambide es una tercera vía respecto de las de Aguerre y Zubía. "Mi madre y mi padre eran zurdos; en su tiempo acordate que en las escuelas los hacían cambiar de mano. Tenían muy mala letra (con la derecha). Yo hago todo con la zurda. Mi hermana Mariana era derecha, ya no juega", relata Santiago, que sigue jugando torneos de bajo handicap en Pilarchico.
"De chico agarraba el taco con la izquierda -detalla- y mi padre (Santiago Manuel, 5 goles) me decía «con ésa no podés». Me lo recordaba todo el tiempo y ahora, si quiero agarrar el taco con la izquierda, sería lo único que no podría hacer con esa mano. No tengo swing con la izquierda, pero todo lo demás lo hago con la zurda, como escribir".
De chico agarraba el taco con la izquierda y mi padre me decía «con ésa no podés»
Para Gaztambide no fue un paso tan natural como para Zubía, pero "hay muchos jugadores zurdos y creo que si de chiquito te acostumbrás no hay problema. Hoy no le puedo pegar a la bocha de zurda." A los 9 años, cuando empezó en un torneo mixto, no había pasado por un método "salvaje", como lo califica, para adaptarse. "Sí me retaban y yo era bastante obediente".
-Es decir que nunca pensaste "que lástima que no juego de zurda, si no los mareo a todos éstos".
-Es que fue tan natural que no resultaba un problema, no lo sufría. Debe haber poca gente que sabe que soy zurdo, porque nunca tuve problema, ni me sentí disminuido por eso. Y el polo me ayudó muchísimo... En la vida también, ha sido mi vida. Jugué la final del Abierto dos veces: una con Pilarchico (Zubía, Luis Lalor y Cristián Laprida), y otra con Chapaleufú II (Ruso, Pepe y Benjamín Araya), equipo con el que gané Tortugas.
Los hijos de Santiago, Santiago Jesús y Bartolomé, prestaron sus taquitos para la foto. "Están empezando, en el Polito de Fuchi, en Pilar", relata. Ninguno de ellos es zurdo.
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