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Poroto Cambiaso, de la anécdota de su nacimiento con su papá a este debut con récord en la Triple Corona
Veintiséis de noviembre de 2005. Abierto de Palermo. Partido poco exigente, de cancha 2, para La Dolfina, en el primer año de la formación Cambiaso-Monteverde-Aguerre-Castagnola. Sábado, alrededor de las tres de la tarde. El rival, Centauros-Beaufort, tenía ocho goles menos de handicap (28) y era un cuarteto de extranjeros: los ingleses Luke y Mark Tomlinson, el chileno Jaime García Huidobro y el australiano Jack Baillieu, debutantes absolutos en el torneo. Tampoco era argentino uno de los suplentes, David Stirling, uruguayo. Nada extraordinario pasaba al cabo de la primera mitad del juego: el favorito ganaba cómodo..
Pero en el descanso largo le pasaron un aviso importante a Adolfo Cambiaso: María, su señora, estaba por dar a luz. Cerca, en un sanatorio ubicado a cuatro kilómetros de ahí. Tras sentir contracciones a las 14 en Cañuelas, había roto la bolsa a las 15, y poco después los médicos le dijeron al delantero: "Podemos retrasarlo 15 minutos". Sin embargo, Adolfito, competitivo, dudó. "El partido no está definido". ¿Qué hago? ¿Me quedo un chukker más o me voy ya?", se preguntó. El tanteador estaba 12-3... Y el número 1 decidió jugar otro período para asegurar ese triunfo ya más que encaminado. La Dolfina logró un 6-1 en ese quinto parcial, confirmó la goleada y, entonces sí, liberó al papá para que fuera a conocer a su hijo. El primer varón. Mia, la primogénita, había llegado tres años antes, también en época de Campeonato Argentino Abierto, pero no durante un partido.
Cambiaso llegó a la clínica y a los cinco minutos apareció el bebé, que pesó 3,1 kilos tras el parto natural. Eran las 15.55. En ese contexto nació Adolfo Cambiaso VII, el séptimo Adolfo consecutivo en su rama del árbol genealógico. Con su papá jugando el máximo torneo de polo del planeta y postergando unos diez, quince minutos la ida a la clínica. Pero el deporte de los caballos y los tacos signaría su vida mucho más que por esa anécdota.
Tanto, que este lunes el chico se convirtió en el jugador más joven de la historia en participar en la Triple Corona, la serie de tres torneos más importante del mundo. A los 14 años, "Poroto" Cambiaso batió el récord de precocidad al estrenarse en el Abierto de Tortugas, y en el equipo más exitoso de los últimos 40 años. Y dándose el gusto de hacerlo con su padre, que los 45 sigue vigente en el más alto nivel. Esta vez, Adolfito, que nunca perderá el diminutivo, tenga la edad que tenga, no debió abandonar una cancha para estar junto a él. Y ambos empezaron con el placer de una victoria: La Dolfina venció por 13-4 a La Ensenada-La Aguada en uno de los cuartos de final de Tortugas, pero en Pilar, porque este año el predio de la Asociación Argentina de Polo es la sede del primer y el segundo campeonatos de la Triple Corona.
En principio, lo de papá e hijo unidos en esta categoría iba a ocurrir en 2021, pero Juan Martín Nero se fracturó y los otros compañeros estuvieron de acuerdo en que el suplente fuera Poroto, a pesar de su juventud. Así que ocurrió a los 14 lo que iba a suceder a los 15. Tarde o temprano iba a ser la consecuencia de una vida –corta, todavía– dedicada al polo. Nobleza obliga: dedicada al estudio, también. Con genes Vázquez, el adolescente Cambiaso es un excelente alumno, al que no lo complica en su rendimiento educativo habitar en varios países por año a raíz de sus viajes profesionales como polista.
Poroto vive a 300 metros de varios de los mejores caballos de este deporte: así de cerca se encuentra su casa de Cañuelas de los boxes de su papá. A un kilómetro y medio en línea recta residen sus primos Bartolomé y Camilo Castagnola, algo más grandes (19 y 17 años), fanáticos del polo y de muy buena sintonía con él. Cuando está de vacaciones, Adolfo VII goza de la vida en el campo La Picasa, situado sobre la ruta 7, próximo a Washington (sur de Córdoba), donde los Cambiaso tienen su cría de cientos de ejemplares. Creció viendo jugar y entrenarse al para muchos mejor polista de la historia, tanto en la Argentina como en Estados Unidos, Inglaterra y España. Una de sus diversiones es montar a caballo, y la comparte con Mia, su hermana mayor, que disfruta este deporte y ha ganado algunos torneos (tiene 7 de handicap femenino) pero no ve al polo como medio ni núcleo de vida: le gustan más las muestras de tropillas de caballos, como las del festival de Jesús María, en el que ha participado.
Juntos, los tres Cambiaso se dieron el gusto de levantar una copa en Estados Unidos, y en el más que respetable nivel de 20 goles, en febrero de 2018, cuando Poroto era un niño de 12 años y su papá le llevaba más de una cabeza de estatura. A los pocos meses, en junio, Adolfo VII ganó otra en Inglaterra y el trofeo individual le fue entregado por... Isabel II. Su padre, que ya se había visto al menos 12 veces con la soberana y que ese día había compartido la cancha con él, no podía acompañarlo al encuentro con la monarca. "Estaba más nervioso por cómo saludar a la reina que por el partido en sí", contó el chico aquella vez. Después vinieron éxitos más grandes; el summum fue el Abierto Británico, el máximo certamen fuera de la Argentina, logrado en julio último. Siempre con su mentor al lado.
Tan Adolfo Cambiaso es Poroto que usa un casco idéntico al de su tocayo. Y hasta tiene movimientos parecidos cuando monta. Vestidos iguales, jinetes de estilos similares, a veces hay que tomarse un segundo para distinguir de cuál de los dos se trata en la cancha. Hasta sus compañeros de La Dolfina en ocasiones se los confunden en la rapidez del juego. Identificarlos suele ser más fácil de perfil: Poroto tiene todavía piernas, tronco y brazos delgados, pero la espalda ya es ancha. Y la estatura es prácticamente la misma que la de su progenitor.
La visión de Adolfito sobre su hijo tras el estreno
#ESPNPolo ¡Un partido muy raro! @ACambiasoOK habló sobre el debut de Poroto, las lesiones que arrastra #LaDolfina y el deseo para #PALERMOxESPN. [R] pic.twitter.com/Kmyrlm8Ee8&— ESPN Polo (@espnpolo) November 2, 2020
Y aunque es maduro para su edad, no deja de ser muy chico aún. Por eso, por el impacto que la atención masiva podía tener en el muchacho, su mamá tenía reparos en que actuara en esta temporada alta de Buenos Aires. Acordó algo con su marido: el más bajo perfil posible. La falta de público y la escasez de periodistas en las canchas le arrancaron un sí a María Vázquez, con el compromiso de que su retoño no hablara públicamente. El más chico del polo grande empezó a cumplir en el encuentro de este lunes. "No fue fácil convencer a María. Pero bueno: Poroto jugó, se sacó un poco de encima los nervios y creo que cumplió. Pero sabe que puede jugar mucho mejor", juzgó su papá, compañero y capitán.
Síntesis del partido de estreno de Poroto Cambiaso
Es cierto. Al principio el debutante anduvo lejos de la acción, perdió alguna marca, estuvo algo peleado con la bocha. Pero fue mejorando, involucrándose más en el fuego, amigándose con el taqueo. Y terminó con tres goles anotados y cero infracciones, algo inusual en un número 2, que debe estar en el fragor del mediojuego. Fue importante su progreso porque La Dolfina se las vio oscuras cuando perdió a otro titular: Pelón Stirling se desgarró seis milímetros el aductor derecho y, al igual que Pablo Mac Donough (cinco milímetros en la misma zona), se perderá el resto de Tortugas. Por el uruguayo ingresó otro primerizo absoluto en Triple Corona: Tomás Fernández Llorente (h.), de 7 tantos y 26 años. Por ahora es una incógnita cómo formará La Dolfina en la semifinal del viernes, frente a La Dolfina Polo Ranch.
Sí se sabe que estará Poroto, al igual que en el Abierto de Hurlingham, que empezará la semana próxima. Luego, se verá, según qué pase con Nero. Tal vez, el sábado 28 le toque tener su primera experiencia en el Argentino Abierto. Quince años y dos días después de aquella tarde en que su papá dejó de jugar en Palermo para ir a verlo nacer y en que Stirling estaba atento por si tenía que entrar a la cancha... para enfrentarse con La Dolfina.
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