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Polo 2020: los formatos de la Triple Corona, los cambios en los equipos y el gran choque que todos esperan entre Cambiaso y sus sobrinos
Sucede en estos tiempos que, aunque uno haga esfuerzos por no rozar el tema recurrente (pandemia), se queda en el intento. Por la alteración lógica de la vida diaria, por los temores que genera, por la incertidumbre a futuro a nivel salud y economía. Todo adquiere el estatus de superfluo frente a la realidad que chocó de frente a la humanidad y que modificó la manera de pensar de millones.
El deporte enfrenta las mismas incógnitas que la sociedad y no es ilógico: forma parte de ella. Con su rol abarcativo definido: competición, laboral, formador, solidaridad, entretenimiento. Hoy se encuentra en pausa. Forzosa. A veces, hasta suena irreal que se esté planificando a futuro cuando ese mañana no está diáfano, pero vale el intento. Es, de alguna manera, una muestra de ilusión, de esperanza. A sabiendas de que el desafío que se afronta (coronavirus) es de una complejidad superlativa.
El polo estaba desarrollando su actividad profesional en distintos puntos del planeta, en especial en Estados Unidos, en Palm Beach. La Florida es el centro usual de enero a abril. Distintos circuitos en los que participa la mayoría de los argentinos de elite. Jugaron hasta donde lo permitieron las condiciones, incluso más allá de lo que se pensaba en un principio: mediados de marzo. Hasta que la actividad quedó cancelada. Muchos hacen la cuarentena allí, otros han regresado. Y mientras se proyecta lo que puede suceder, la temporada argentina va tomando forma. Despejando algunas dudas en lo estructural y con la expectativa por los movimientos que habrá, más el significado que tendrá un año muy especial en la Triple Corona. Hablamos, claro, en condiciones ideales. Septiembre aún suena lejano, pero no lo es tanto en este contexto.
Cómo será la temporada argentina
Uno de los puntos centrales de la Temporada de Primavera tiene que ver con los formatos de los torneos de la Triple Corona. Se sabe que La Dolfina irá por su 8º título consecutivo en el Argentino Abierto, que los chicos Castagnola buscarán afianzarse luego del impacto inicial en 2019 y que hay renovaciones varias. Sin embargo, otra vez se habló bastante en estos meses sobre el formato del Abierto de Palermo, el torneo más importante del mundo.
Uno de los trascendidos que circularon con fuerza fue que podría cambiar nuevamente, como ya ocurrió en 2017, cuando saltó de 8 a 10 participantes. Ahora era patear el tablero, literalmente. Dejar su sistema de 10 equipos divididos en dos zonas de cinco cada una, para darle lugar a una idea sobre la que se viene hablando desde hace algunos años: dividir en categorías.
¿En qué se traduce esto? En tener un Abierto de Palermo de categoría A, con los cinco mejores equipos jugando todos contra todos en la cancha 1, y un Abierto de Palermo de categoría B, con los otros cinco conjuntos, también enfrentándose a la americana, pero en la cancha 2. Con un ascenso (el campeón de la cancha 2) y un descenso (el último de la Zona campeonato). Esta variable de las jerarquías permitiría, por ejemplo, que hubiera más partidos directos entre los grandes (La Dolfina y Ellerstina) y las formaciones que les siguen sin depender de zonas y que el equipo 1 no se quedara sin jugar contra el 3, por ejemplo. El formato de 5 y 5 también posibilita una lucha más encarnizada entre los protagonistas de menor handicap, jugando mano a mano entre ellos y generando espectáculos como los que suelen brindar en el primer turno de cada jornada en la cancha 2. Además de liberarlos de tener que tomar la decisión de usar o no los mejores caballos frente a los grandes candidatos cuando las chances reales de victoria son remotas: la mayoría de los equipos suele "cuidar caballos" en esos partidos.
El formato "5 y 5" constituye una variable que en algún momento (no será en 2020) habrá que probar. Imposible saber hoy si es buena, como pareciera serlo en el imaginario colectivo, o no. Aunque un antecedente tenemos: Palermo 1992. Jugaron cinco, a la americana. La final no fue técnicamente una final, pero sí llegaron al último partido los equipos que definían el campeonato: Indios Chapaleufú, con los cuatro hermanos Heguy (Bautista, Gonzalo, Horacito y Marcos), y el debutante Ellerstina, con Adolfo Cambiaso-Mariano Aguerre-Gonzalo Pieres-Cristián Laprida.
¿Qué tan real fue la chance de que este año se aplicara el formato 5 y 5? "Sí, se llegó a manejar esa posibilidad, es real. Pero después de varias charlas preferimos seguir con el formato de 10 equipos, con dos zonas de cinco cada una. Creemos que todavía es la mejor opción. Se han visto grandes partidos, vienen nuevos desafíos con equipos que se rearmaron. Vamos nomás con 10 equipos en dos zonas de cinco cada una", confirmó Eduardo Novillo Astrada (h.), presidente de la Asociación Argentina de Polo, a LA NACION. Entonces, todos contra todos por zonas, y los ganadores de cada grupo a la final.
¿Qué pasará con los torneos preliminares al de Palermo, es decir, con los abiertos de Tortugas y de Hurlingham? "Seguirán con 8 equipos, como en 2019, y la misma idea. Tortugas será por eliminación directa, y Hurlingham, a la americana, con zonas de cuatro conjuntos y los ganadores de grupo a la final", confirmó Novillo Astrada (h.).
Las zonas y su conformación, el otro tema
Un aspecto dilucidado, entonces. El otro foco, no menos relevante, estaba puesto en la distribución de las zonas de Palermo. Un tema que durante meses pareció envuelto en un halo de misterio. Pocas respuestas y muchas evasivas. Las consultas con los propios protagonistas ahondaban la extrañeza: "Ni idea, che", "No se habló nada todavía", "¿Si nos toca la Zona A? Qué se yo", eran las respuestas. Llamativo, porque desde que termina la temporada anterior, y una vez que quedan conformados los rankings y los equipos, ya empiezan a palpitar lo que sería una "hipotética semifinal de Palermo" del año siguiente.
Históricamente, desde los tiempos en los que había 8 equipos, Palermo se armó de la siguiente manera:
- -Zona A: el último campeón, los equipos 4 y 5 en handicap y uno de los clasificados.
- -Zona B: los equipos 2 y 3 en handicap, el equipo 6 y uno de los clasificados.
Cuando se pasó de 8 a 10 equipos, se sumaron los equipos 7 y 8, y luego los clasificados. Así fue en 2017 y 2018; en 2019 participaron los siete mencionados, el ganador de un repechaje entre el octavo del Abierto de 2018 y el campeón de la Copa Cámara de Diputados, y los dos que superaron la clasificación. Y así será este año.
Considerando las últimas reglamentaciones de la Asociación Argentina de Polo en cuanto a ranking de los equipos y puntos acumulados por los jugadores de manera individual en 2019, el desglose indica lo siguiente: el equipo 1 es La Dolfina (1244 puntos), el 2 Ellerstina (924) y el 3 La Dolfina Polo Ranch (670), que ascendió un puesto. El 4 debía ser Las Monjitas, pero se disolvió a fines de 2019. Ese lugar quedó para La Natividad (609,5), y el 5º puesto, para una nueva formación, que se llamaría Murus Sanctus o La Albertina.
De esa manera, siguiendo el proceso habitual, a diferencia de los últimos años, La Dolfina Polo Ranch (ahora equipo 3) no caía en la Zona A junto con La Dolfina, sino que iba a la Zona B. Y que La Natividad (equipo 4, en reemplazo de Las Monjitas), en vez de chocar contra Ellerstina por un lugar en la final, lo haría nada menos que frente a La Dolfina. ¿Cuál era la razón del misterio? ¿Acaso se pensaba modificar el sistema de distribución?
El propio Novillo Astrada (h.) aclaró la situación: "El sistema tradicional para elaborar el fixture de Palermo no se cambió. Para eso está el ranking que hicimos. La Dolfina va a la Zona A, el 2 y 3 a la B, el 4 y 5 a la A...", enfatizó el presidente de la AAP.
-Eso significa que La Natividad, como cuarto equipo, va a la Zona de La Dolfina.
-Exacto. La Natividad va a la Zona A y también el quinto equipo, que todavía no tiene nombre, no sé si será Murus Sanctus o La Albertina. Esos tres van a la Zona A.
Se vienen los sábados explosivos
¿Por qué la relevancia de la distribución de las zonas? Porque desde la irrupción de La Natividad, con la frescura que aportaron los hermanos teenagers Camilo y Bartolomé (h.) Castagnola en 2019, en el ambiente polístico flotan curiosidad-deseo-morbo deportivos del cruce en la cancha 1 de Palermo del equipo de los hijos de Lolo Castagnola con La Dolfina, liderado por Adolfo Cambiaso. En este caso, con carácter de definición de zona.
Se trata de un duelo muy especial, por lo que significa jugar una instancia así para los chicos frente a su tío, uno de los mejores polistas de la historia, y por la connotación especial (e innegable) que brota a partir de la nula relación de Adolfito con su cuñado Lolo desde mediados de 2010, cuando se resolvió su salida del anterior equipo de La Dolfina junto con Lucas Monteverde para posibilitar los ingresos de Juan Martín Nero y de Pablo Mac Donough, provenientes de Ellerstina, que ese año se despidieron de su anterior equipo obteniendo la Triple Corona.
Incluso, a fines del año pasado, en una entrevista con LA NACION, Cambiaso blanqueó cuál era su último sueño como polista: "Jugar junto con Poroto [su hijo] y mis sobrinos". Hasta contó que se imaginaba jugando como back en ese equipo familiar. Un par de meses después, también en una nota para este diario, Lolo Castagnola cerró de manera tajante las puertas de una futura alianza: "No quiero mezclarme más en el polo con Cambiaso. Mis hijos podrán jugar con Poroto, pero con Cambiaso no. No quiero que les pase lo mismo que a mí, entonces no van a jugar con él".
Varios atractivos y ¿el fin de un ciclo histórico?
El partido La Dolfina vs. La Natividad es una historia en sí misma, más allá de las connotaciones familiares. Pero hay otros aspectos salientes que se desprenden. Uno podría ser nada menos que el fin de un ciclo histórico. Serán 10 las temporadas para una notable formación, que ganó 8 de los 9 abiertos de Palermo que jugó, logró tres Triple Corona consecutivas (2013-2014-2015), además de 6 títulos en Hurlingham y otros 6 en Tortugas y un récord de 39 partidos seguidos sin perder (de 2013 a 2016). Cada fin de año la pregunta es la misma en las caballerizas: ¿seguirán juntos Cambiaso, David Stirling, Mac Donough y Nero? Hoy nos preguntamos: ¿qué hay de distinto para que no siguieran, aún perdiendo Palermo?
"Lo único que puede cambiar la historia es mi idea de jugar con Poroto. Sea la clasificación, sea el Abierto. Y eso puede ocurrir el año próximo, o el otro. O cuando sea. Mis compañeros ya lo saben", dice Cambiaso, próximo a cumplir 45 años. Básicamente, la continuidad de La Dolfina depende de cómo esté físicamente su capitán y de la evolución que vaya teniendo su hijo, para de esa forma encarar juntos la apuesta padre-hijo. Y esa cuestión no se resuelve cambiando un jugador para que ingrese el heredero: Stirling, Mac Donough y Nero son profesionales top que seguramente buscarán lo más conveniente para sus carreras, independientemente del deseo que tenga el líder del equipo.
Por el lado de La Natividad, a diferencia de 2019 contará con el ingreso de un 10 goles: Polito Pieres. Concluida su etapa de cinco años en Ellerstina, vuelve al conjunto que ya integró en 2012, aunque no compartirá la cancha con Lolo Castagnola, sino con los hijos. El mayor reto que tendrán será validar todo lo que provocaron hace unos meses. El impulso de la gente, que los adoptó como sus preferidos, pasará a exigirles otro salto de calidad y esa será la respuesta que deberán dar. Responsabilidad de la que no queda exento Polito, por la experiencia que trae de su paso por Ellerstina, otra alineación sometida a presiones de las grandes. Y a no olvidar algo que es más que un detalle: La Natividad contará con el soporte de otra organización pesada, como Las Monjitas, que disolvió su conjunto tras la salida de Hilario Ulloa (a Ellerstina) y apostó por sumar caballada e infraestructura al equipo de la renovación. Será, entonces, La Natividad-Monjitas.
¿Y Ellerstina? La llegada de Hilario Ulloa implica un cambio de aire interno, un revulsivo de esos que se necesitan luego de varios intentos infructuosos de lograr el objetivo mayor. Sin demasiados reproches: le tocó perder, mayoritariamente, contra el mejor equipo. Cómo funcionará es una incógnita, lo mismo que la distribución de puestos. Aunque esto último es algo que no sirve mucho como medida, ya que varias veces Ellerstina decidió cambiar de fórmula de un año para otro o inclusive en medio de la temporada. Lo que no podrá hacer, con certeza, es confiarse ahora que le tocará un rival en apariencia menos poderoso que lo que era Las Monjitas: para La Dolfina Polo Ranch, dar el gran golpe es un factor nuevo de motivación luego del ascenso al tercer lugar del ranking.
La ubicación de La Dolfina, La Natividad-Monjitas y el 5º equipo (¿Murus Sanctus?) en la Zona A es promesa de sábados de alto voltaje. Palermo cambiará la tónica: hasta aquí los domingos ofrecían mayores atracciones. Pero con el heptacampeón, el conjunto de los chicos Castagnola y la nueva alineación de 35 goles de handicap hay tres partidos imperdibles. Ese conjunto que se suma está constituido por dos duplas, ex Las Monjitas y ex La Albertina: Facundo Sola, Francisco Elizalde, Guillermo Caset (h.) y Alfredo Cappella Barabucci. Un buen proyecto, cada uno en su puesto, y serio examinador si consigue organizarse bien. ¿Otro dato? Casi con seguridad contará con Eduardo Heguy como coach.
¿Más novedades? Por primera vez desde 1996 no habrá un Novillo Astrada ni estará La Aguada. Ignacio y Alejandro, los hermanos de esa familia que venían disputando la Triple Corona, siguieron los pasos de Eduardo (h.) y de Miguel y dieron un paso al costado. Sí apoyarán la carrera de otro integrante de la última versión de La Aguada: Alfredo Bigatti.
Y en otra formación para 2020, todavía sin nombre, se producirá el regreso del nueve veces campeón de Palermo Mariano Aguerre. Próximo a cumplir 51 años y con 7 goles de handicap, cinco temporadas después de su salida de Ellerstina se dará el gusto de vivir desde adentro el clima de la Triple Corona.
Aunque parecen todos los años iguales, más que nada porque los protagonistas del último partido, el que define quién alcanza la gloria, suelen ser los mismos, el polo de alto handicap encuentra motivos para mantener los incentivos. Atravesando la pandemia, los pensamientos de protagonistas y aficionados ya imaginan escenarios diversos. Y eso ya es bastante en semejante contexto.
Los equipos 2020
La Dolfina: Adolfo Cambiaso, 10; David Stirling, 10; Pablo Mac Donough, 10, y Juan Martín Nero, 10. Total: 40.
Ellerstina: Facundo Pieres, 10; Gonzalo Pieres (h.), 9; Hilario Ulloa, 10, y Nicolás Pieres, 10. Total: 39.
La Natividad-Monjitas: Camilo Castagnola, 8; Pablo Pieres, 10; Bartolomé Castagnola (h.), 9, e Ignatius Du Plessis 9. Total: 36.
¿Murus Sanctus?: Facundo Sola, 9; Francisco Elizalde, 8; Guillermo Caset, 10 y Alfredo Cappella Barabucci, 8. Total: 35.
La Dolfina Polo Ranch: Guillermo Terrera, 8; Juan Britos, 8; Diego Cavanagh, 9, y Alejo Taranco, 8. Total: 33.
[sin nombre]: Agustín Merlos, 8; Ignacio Toccalino, 8; Mariano Aguerre, 7, y Santiago Toccalino, 8. Total: 31.
La Irenita: Martín Podestá (h.), 7; Facundo Fernández Llorente, 7; Juan Martín Zavaleta, 8, y Juan Martín Zubía, 8. Total: 30.
[sin nombre]: Alfredo Bigatti, 8; Matías Torres Zavaleta, 8; Segundo Bocchino, 6, y Jerónimo Del Carril, 7. Total, 29.
Clasificación para Palermo
Cría Yatay: Valerio Zubiaurre, 8; Cristián Laprida (h.), 8; Joaquín Pittaluga, 8, e Ignacio Laprida, 8. Total: 32.
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