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Otro accidente grave en el polo: ahora le tocó a un referí argentino en Brasil, Juan José Araya
La serie de caídas que viene estremeciendo a la actividad afectó ahora a un juez, una figura que corre mucho menos riesgo; Juanjo, que inició a Batistuta en este deporte, está en coma inducido
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La serie de accidentes graves en el polo tuvo un nuevo capítulo. Y éste es quizás el más extraño, porque el percance no afectó a un jugador, sino a un referí. Es decir, a un juez que va a caballo en la cancha, controlando un partido, pero no a la velocidad de los protagonistas ni disputando la bocha.
Esta vez el afectado es Juan José Araya, un argentino que estaba haciendo su trabajo en el club Helvetia, cercano a Indaiatuba, estado de San Pablo, Brasil. Y que tuvo extraordinaria mala suerte: un polista se lo llevó por delante, Araya cayó y su cabeza dio dos latigazos contra el suelo. Ahora el hombre de 51 años se encuentra en estado de coma inducido, sin un panorama del todo claro sobre el futuro de su salud. Algo es positivo: fueron descartadas lesiones cerebrales y el paciente se halla estable.
El infortunio fue muy anormal, una acción que prácticamente nunca sucede en el polo. En un día soleado y sobre una cancha que aparentemente estaba muy bien, el equipo rojo recuperó una bocha y pasó al ataque. Un compañero de quien la poseía salió disparado hacia adelante, mirando a quien llevaba la esfera, atrás, y no adelante. Cuando giró la cabeza y divisó lo que tenía enfrente, ya no pudo frenar a tiempo: delante de él estaba doblando Araya para reposicionarse, y el jugador lo tumbó.
Al polista no le pasó nada: ni siquiera se fue al piso tras el cimbronazo. Al caballo de Araya, que sí se revolcó, tampoco: en seguida se incorporó y se alejó del lugar. Lo peor le tocó al integrante de un clan extenso, fervientemente creyente y querido en su deporte, Juanjo, que usaba casco, como es habitual en los referís desde hace algunos años. La cabeza rebotó dos veces bruscamente contra el césped, y allí quedó tendido el argentino.
Tras un tiempo de internación en un centro de salud local, Araya fue llevado a uno de los mejores hospitales de San Pablo, donde lo acompaña su señora, Clara. Los brasileños lo reciben muy bien y Juanjo parece mejorar, lentamente. Aun sin resultados de los estudios principales, o al menos no difundidos todavía, el informe de su estado es relativamente positivo, y los médicos son optimistas. Puede que el paciente permanezca en Brasil unas tres semanas más, y ya se está realizando gestiones para trasladarlo a Buenos Aires.
La impactante seguidilla de choques, caídas y extensas hospitalizaciones en los últimos años en el polo abarcó a Jorge Mac Donough (falleció), Pedro Heguy (de 11 años, hijo de Eduardo), Nicolás Pieres, Diego Araya, Tomás Dartiguelongue, Clemente Zavaleta (h.), Guillermo Willington. En menor medida, pero en revolcones impresionantes, fueron afectados Juan Martín Nero y Pablo Pieres, que sufrieron fracturas sin largas pérdidas de conocimiento.
Juan José Araya, que como todo juez de polo es también jugador, tiene 4 goles de handicap y llegó a poseer 6. Es hermano de Marcelo e hijo de Juan Carlos, que a su vez es hermano de Horacio, campeón del Argentino Abierto en 1983, en Palermo. Los hijos varones de éste, todos polistas, son Benjamín, Santiago, José Ignacio y Diego. Es decir, los cuatro son primos de Juanjo, el accidentado en Brasil.
Ciertamente, los Araya han sido castigados por la vida en los últimos tiempos. En 2013, José Ignacio, “Pepe”, cayó en Coronel Suárez y por unos instantes no sintió nada debajo del cuello: pensó que había quedado cuadripléjico. Tras una dilatada recuperación, la consecuencia es que hoy, a los 51 años, puede girar limitadamente la cabeza para mirar hacia atrás, una desventaja para jugar profesionalmente al polo. Ahora se dedica al referato, como su primo Juan José.
También Diego, el hermano menor de Pepe, se accidentó muy seriamente en Suárez, la localidad –muy polera– donde se radicó esa rama del clan. En febrero, una caída hizo temer por su vida. Hoy, a tres meses del episodio, el back de 42 años continúa su rehabilitación en Buenos Aires, gracias a la cual hace pocos días dejó la silla de ruedas y pasó a caminar bajo supervisión, pero todavía depende de la traqueotomía para alimentarse, aunque ya empezó a hacerlo por la vía natural.
Los desafíos de la vida se instalan también en la otra parte de la familia, la de Juan Carlos. Marcelo “Pete” Araya, primo de Diego y Pepe y hermano de Juanjo, afronta un cáncer en la cabeza, que por ahora lo obliga a dejar el polo, a sus 49 años y con 3 goles. El primero en enterarse de esa noticia en su momento fue Benjamín (h.), “Benjita”, a quien invitaba a jugar al polo a India. Ahora Marcelo supo del percance de Juan José porque Benjita se lo contó con un llamado desde España.
“Estamos en una batalla los Araya, saliendo adelante porque todos ponemos ganas. Juanjo tiene mucha garra. Es una gran persona. Ayuda mucho a la gente, ayuda mucho en la cárcel involucrado con el equipo de rugby Espartanos, pero es de superbajo perfil y no le gusta hablar de eso. A mí, con el tema del cáncer, me ayuda mucho, me ha acompañado mucho. Me cuesta que esté ahí y lo extraño”, comenta Marcelo a LA NACION. No le es fácil hablar del tema.
Ha circulado un video del accidente de Juan José, de baja calidad pero suficientemente claro como para distinguir con nitidez qué pasó. “Lo vi una sola vez. Lo borré. No quiero verlo más. Es mi hermano. Me cuesta mucho”, señala Pete. Prefiere hablar del Juanjo generoso, bienhechor, filántropo, que participa en el Movimiento Cristiano del Polo. “Es referí, jugador, veterinario. Y sobre todo, ayuda a la gente. No para de ayudar. Tiene un corazón enorme. Estamos rezando rosarios y no sabés la cantidad de gente que se suma”, narra su hermano apenas menor. Que ahora tiene una visión algo diferente sobre los riesgos en el polo. “Conozco a varios que juegan en los Pumas y les dije «ustedes están locos. Es peligroso». Y me contestaron «es mucho más peligroso jugar al polo que al rugby». Ahora pienso que tienen razón”, apunta Marcelo.
Juan José Araya, que supo tener 6 tantos de valorización, ha hecho una carrera profesional, en buena parte en el exterior. Jugó/trabajó en, por ejemplo, Sudáfrica y Dubái. Y allí, en la ciudad emiratí, conoció hace varios años a Gabriel Batistuta, que jugaba al fútbol en las últimas temporadas de su trayectoria profesional. Juanjo es quien inició en el polo al segundo goleador histórico del seleccionado argentino, que hoy posee 1 tanto de handicap.
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